Veronica Wolski, seguidora de QAnon y negacionista de la Covid-19, murió en la madrugada del lunes en un hospital de Chicago de la enfermedad que se negaba a aceptar. Padecía además hipotiroidismo, una patología que puede agravar las neuomnías bilaterales que causa el coronavirus. Los seguidores de QAnon amenazan ahora al hospital que la trató por negarse a administrarle un medicamento no aprobado y potencialmente peligroso. 

La víctima era conocida en Chicago por su difusión de mensajes contra las vacunas y a favor de QAnon, que colgaba en pancartas en lugares con mucho tráfico. Era conocida como “la señora del puente”. Después de apoyar a Bernie Sanders, en los últimos años se decantó por Donald Trump y fue entonces cuando empezó a seguir el movimiento QAnon y a mostrar su rechazo por las restricciones debidas a la pandemia y las vacunas.  

Según sus compañeros, estaba hospitalizada desde hacía semanas. La campaña de acoso coordinada contra el centro de salud empezó la semana pasada. Al principio fue una pequeña protesta pero después, los seguidores de QAnon colapsaron con llamadas el servicio telefónico del hospital. 

Exigían que se tratara a la enferma con ivermectina, un medicamento usado para desparasitar ganado. Los médicos se negaron porque la FDA no lo ha aprobado para tratar o prevenir la Covid-19. La agencia asegura que el medicamento está permitido para tratar en dosis muy específicas algunas afecciones con gusanos parásitos en humanos, pero siempre en forma tópica y en ningún caso se trata de un antiviral. En los últimos meses, distintos centros de control de intoxicaciones han detectado un aumento masivo de casos relacionados con la ingesta de ivermectina. 

El acoso al hospital lo promovía Lin Wood, el abogado de extrema derecha al que Twitter canceló la cuenta por predecir la ejecución de Mike Pence cuando aún era vicepresidente. Desde entonces, el centro ha recibido cientos de llamadas y correos electrónicos que incluían amenazas violentas. 

El hospital no ha querido hacer comentarios al respecto, pero según los informes, tuvo que llamar a la policía por amenazas de bomba. Wood había hecho un llamamiento a ir “a la guerra” contra los “asesinatos médicos”. Y la campaña de acoso no se ha quedado solo en este hospital de Chicago, sino que se extiende a centros sanitarios por todo el país. 

El pasado domingo fallecía otro negacionista en Vancouver, Rodger Gundersen. El líder del grupo de extrema derecha Patriot Prayer prometió una “llamada a la acción” tras su muerte y acusaba a los médicos de asesinato por negarse a darle ivermictina al paciente. Según los expertos en extremismo, estamos ante una tendencia preocupante.