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 Supporters of Dreamers and DACA (Deferred Action for Childhood Arrivals) gather outside the US Capitol as lawmakers continue to negotiate an end to the government shutdown in the US Capitol in Washington, DC, USA
Activistas Dreamers y pro-DACA al frente del Capitolio de Estados Unidos durante las negociaciones entre demócratas y republicanos para evitar un cierre del Gobierno el pasado lunes, 21 de enero. EFE 

[OP-ED] Ningún inmigrante está a salvo bajo Trump

Si todavía piensa que solo los inmigrantes indocumentados corren riesgo de deportación por la odiosa cruzada antiinmigrante de Donald Trump, piénse otra vez:…

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La semana pasada ICE arrestó a Lukasz Niec, 43, un médico oriundo de Polonia que reside en Kalamazoo, Michigan desde 1989. Hasta ayer, cuando escribimos esta columna, Niec permanecía en una cárcel esperando su posible deportación. Tenía cinco años cuando su familia se trasladó a EE.UU. y es residente permanente desde 1989.

A pesar de su excelente reputación entre pacientes y colegas, dos condenas por delitos muy menores cuando tenía 17 años son la excusa para arrancarlo de su esposa y sus dos hijas, y privar a su comunidad de un médico entregado y conocedor.

Hay que preguntar dónde habrá quedado la promesa de Trump de enfocarse en deportar inmigrantes indocumentados que “sean una amenaza a este país”.

Nada ilustra mejor el cinismo de Trump que el juego cruel de su administración con la suerte de los 800.000 ‘Soñadores’ o Dreamers. Es vergonzoso, pero los demócratas participan también de ese juego cruel al venderlos cobardemente y votar por reabrir el gobierno sin llegar a un acuerdo para evitar la deportación de esos jóvenes.

“Hoy votaremos por reabrir el gobierno y continuar negociado un acuerdo global con el compromiso de que, si no se llega a un acuerdo para el 8 de febrero, el Senado procederá de inmediato a considerar legislación sobre DACA”, dijo el lunes el líder de la minoría Chuck Schumer (D-NY) en lo que Charles Chamberlain, director ejecutivo de Democracy for America, calificó de “una exhibición asombrosa de cobardía moral y política”.

“Una promesa de mentirosos conocidos como Mitch McConnell, Paul Ryan, o Donald Trump no vale ni el papel en que está impresa”, añadió Chamberlain. “No obstante, a pesar de ese hecho, la mayor parte de los senadores demócratas, Schumer incluido, votaron por permitirle a Donald Trump continuar sometiendo a un número cada vez mayor de Dreamers a vidas amenazadas por la deportación. Eso no es coraje moral ni liderazgo frente al odio de Trump, y como quiera que se mire no demuestra habilidad alguna para la negociación”.

Y eso no es todo: la administración de Trump tiene a líderes por los derechos de los inmigrantes en la mirilla para deportarlos, algo que el escritor y activista Roberto Alvarenga Lovato define como “un recrudecimiento peligroso del siniestro aparato de ICE construido por Obama”.

Solo en este mes ICE se enfocó en cuatro activistas de inmigración conocidos nacionalmente en lo que a todas luces es una represalia por su activismo político: Jean Montrevil (Haití) fue arrestado y deportado; Ravi Ragbir (Trinidad) fue encarcelado en un centro de detenciones de la Florida; Maru Mora-Villalpando (México) recibió una carta de citación a la corte y fue colocada en procedimiento de deportación, y Eliseo Jurado (Perú) fue arrestado y se encuentra en procedimiento de deportación.

“Con la carta que me entregaron en mi casa, ICE se ha pasado de la raya y ha hecho oficial su salto de ser una agencia de hacer cumplir la ley a una de represión política, algo que tiene que preocuparnos a todos”, ha dicho Mora-Villalpando, quien es la cabeza de Northwest Detention Center Resistance, y ha vivido en EE.UU. más 25 años. “Me están mandando un mensaje. Quieren que detenga (mis actividades). Y no me voy a detener”.

Es un mensaje cruel destinado a atemorizar el pueblo –no solo los inmigrantes– para que no actúe, sino que acepte y obedezca. Pero no lo conseguirán. Tal y como demostraron los cuatro millones –la mayoría de ellos mujeres– que marcharon por todo el país el domingo, con cada abuso y cada desastre de Trump y sus acólitos la resistencia crece y se hace más fuerte.

La semana pasada ICE arrestó a Lukasz Niec, 43, un médico oriundo de Polonia que reside en Kalamazoo, Michigan desde 1989. Hasta ayer, cuando escribimos esta columna, Niec permanecía en una cárcel esperando su posible deportación. Tenía cinco años cuando su familia se trasladó a EE.UU. y es residente permanente desde 1989.

A pesar de su excelente reputación entre pacientes y colegas, dos condenas por delitos muy menores cuando tenía 17 años son la excusa para arrancarlo de su esposa y sus dos hijas, y privar a su comunidad de un médico entregado y conocedor.

Hay que preguntar dónde habrá quedado la promesa de Trump de enfocarse en deportar inmigrantes indocumentados que “sean una amenaza a este país”.

Nada ilustra mejor el cinismo de Trump que el juego cruel de su administración con la suerte de los 800.000 ‘Soñadores’ o Dreamers. Es vergonzoso, pero los demócratas participan también de ese juego cruel al venderlos cobardemente y votar por reabrir el gobierno sin llegar a un acuerdo para evitar la deportación de esos jóvenes.

“Hoy votaremos por reabrir el gobierno y continuar negociado un acuerdo global con el compromiso de que, si no se llega a un acuerdo para el 8 de febrero, el Senado procederá de inmediato a considerar legislación sobre DACA”, dijo el lunes el líder de la minoría Chuck Schumer (D-NY) en lo que Charles Chamberlain, director ejecutivo de Democracy for America, calificó de “una exhibición asombrosa de cobardía moral y política”.

“Una promesa de mentirosos conocidos como Mitch McConnell, Paul Ryan, o Donald Trump no vale ni el papel en que está impresa”, añadió Chamberlain. “No obstante, a pesar de ese hecho, la mayor parte de los senadores demócratas, Schumer incluido, votaron por permitirle a Donald Trump continuar sometiendo a un número cada vez mayor de Dreamers a vidas amenazadas por la deportación. Eso no es coraje moral ni liderazgo frente al odio de Trump, y como quiera que se mire no demuestra habilidad alguna para la negociación”.

Y eso no es todo: la administración de Trump tiene a líderes por los derechos de los inmigrantes en la mirilla para deportarlos, algo que el escritor y activista Roberto Alvarenga Lovato define como “un recrudecimiento peligroso del siniestro aparato de ICE construido por Obama”.

Solo en este mes ICE se enfocó en cuatro activistas de inmigración conocidos nacionalmente en lo que a todas luces es una represalia por su activismo político: Jean Montrevil (Haití) fue arrestado y deportado; Ravi Ragbir (Trinidad) fue encarcelado en un centro de detenciones de la Florida; Maru Mora-Villalpando (México) recibió una carta de citación a la corte y fue colocada en procedimiento de deportación, y Eliseo Jurado (Perú) fue arrestado y se encuentra en procedimiento de deportación.

“Con la carta que me entregaron en mi casa, ICE se ha pasado de la raya y ha hecho oficial su salto de ser una agencia de hacer cumplir la ley a una de represión política, algo que tiene que preocuparnos a todos”, ha dicho Mora-Villalpando, quien es la cabeza de Northwest Detention Center Resistance, y ha vivido en EE.UU. más 25 años. “Me están mandando un mensaje. Quieren que detenga (mis actividades). Y no me voy a detener”.

Es un mensaje cruel destinado a atemorizar el pueblo –no solo los inmigrantes– para que no actúe, sino que acepte y obedezca. Pero no lo conseguirán. Tal y como demostraron los cuatro millones –la mayoría de ellos mujeres– que marcharon por todo el país el domingo, con cada abuso y cada desastre de Trump y sus acólitos la resistencia crece y se hace más fuerte.