Kamala Harris: Una Pieza Clave en el Juego Demócrata
Kamala Harris trae el equilibrio a una campaña Biden donde los inmigrantes y comunidades de color no se sienten representados.
Una vez las primarias demócratas se dieron por cerradas, y Joe Biden emergía como candidato irremediable del Partido, todos los ojos se pusieron en su presunta compañera de fórmula.
Y decimos “compañera” porque esa fue la promesa del ex vicepresidente una vez el Senador Bernie Sanders se retiró de la contienda.
La decisión de Biden y compañía era la más astuta: el voto femenino y de color en el país había demostrado su impacto en las elecciones de mitad de período y, posteriormente, en los primeros caucus de las primarias. Volver a caer en el error de obviar el comportamiento electoral de los votantes sería un error garrafal.
Fue entonces cuando el equipo Biden se dispuso a hacer una lista de las mujeres más influyentes en la política actual, las más populares en sus propias comunidades, y quienes pudieran eventualmente balancear la que posiblemente se convertiría en la boleta presidencial más controversial e importante de la historia reciente del país.
Pero una vez el país se alzara en protestas tras la muerte de George Floyd y contra el racismo sistémico, la necesidad de una candidata de color era ahora inevitable.
Tras meses de consideración, entrevistas y evaluaciones por parte de la campaña, la decisión del ex vicepresidente podía impulsar o enterrar su carrera por la presidencia del país. Todo dependía de un nombre.
Fue el 11 de agosto cuando las alertas de todos los teléfonos móviles en Estados Unidos se iluminaban con el mismo mensaje: Joe Biden había escogido a la Senadora de California, y ex contrincante de las primarias, Kamala Harris, como su compañera de fórmula.
"He decidido que Kamala Harris es la mejor persona para ayudarme a dirigir esta lucha contra Trump y Mike Pence y luego para dirigir esta nación a partir de enero de 2021,” escribía el nominado demócrata en un email a su equipo
Una vez la nominación se hizo formal durante la Convención Nacional Demócrata, Harris se transformó en la primera mujer de color nominada para un cargo nacional por un partido político importante.
Más importante aún: con 55 años, Harris es la primera mujer negra, de ascendencia india y jamaiquina en ser nominada para el cargo, y sólo la cuarta mujer en la historia de Estados Unidos en ser elegida para una candidatura presidencial.
Lo primero que saltó a titulares tras el anuncio de Biden era el trasfondo multicultural del que proviene Kamala Harris.
Nacida en 1964 en Oakland, California, Harris es hija de una bióloga inmigrante de la India, Shyamala Gopalan, cuyo trabajo sobre el gen receptor de progesterona ayudó en los avances en la investigación del cáncer de mama, y de un economista emigrado desde la Jamaica británica en 1961, Donald J. Harris, quien es profesor emérito de economía de la Universidad de Stanford.
Creciendo en Berkeley, California, Harris vivió en carne propia la realidad de las consecuencias de la lucha por los derechos civiles, el racismo endógeno y la segregación que se rehusaba a ceder.
Durante su campaña por la presidencia, Harris recordó con frecuencia al electorado su experiencia en el programa integral de desegregación de Berkeley, en un barrio que pasó de ser 95% blanco, y en un sistema educativo que apenas abría las puertas a los niños de color.
De hecho, ese fue su primer encuentro cercano en los debates contra quien ahora es su compañero de fórmula.
“Al crecer, mi hermana y yo tuvimos que lidiar con la vecina que nos dijo que sus padres no [le dejaban] jugar con nosotros porque ella... porque éramos negros,” dijo Harris durante el primer debate de las primarias demócratas.
“Y voy a dirigir esto ahora al Vicepresidente Biden, no creo que usted sea un racista, y estoy de acuerdo con usted cuando se compromete a la importancia de encontrar un terreno común. En realidad fue muy hiriente oírle hablar de la reputación de dos senadores de los Estados Unidos que construyeron su reputación y su carrera sobre la segregación racial en este país. Y no fue sólo eso, sino que también trabajó con ellos oponiéndose a los autobuses.”
“Había una niña en California que era parte de la segunda clase para integrar sus escuelas públicas, y era transportada en autobús a la escuela todos los días. Y esa niña era yo,” sentenció.
Harris creció con su hermana menor, Maya Harris, en una casa donde se asistía a una iglesia bautista negra de la misma manera en la que se asistía a un templo hindú. Y al sol de hoy, se mantiene en contacto con su familia en la India y en Jamaica.
Tras sobrevivir los escollos de un país en tránsito hacia la inclusión, Harris decidió matricularse en la Universidad Howard, un centro de estudios históricamente negro en Washington D.C., donde tuvo su primera experiencia con la política, tras hacer una pasantía como empleada de la sala de correo del senador de California Alan Cranston.
Una vez egresada, decidió estudiar Derecho en la Universidad de California, en la Hastings College of the Law, donde presidió el capítulo de la Asociación de Estudiantes Negros de Derecho. Harris obtuvo su Doctorado en Derecho en 1989, y fue admitida en el Colegio de Abogados de California en junio de 1990.
Ser abogado en el servicio público de Estados Unidos en los años 90 era una carrera de obstáculos en sí misma. Sin embargo, Harris se destacó como fiscal de distrito adjunto en el condado de Alameda (California), como asistente del fiscal de distrito de San Francisco, Terence Hallinan, y como directora de la División de Servicios para la Familia y los Niños en el Ayuntamiento de San Francisco.
A pesar de los criticismos surgidos por su rol posterior como Fiscal de Distrito y como Fiscal General de California, Harris se hizo un nombre tanto por sus perspectivas progresistas como por su mano dura con el crimen.
Una vez llegada al Senado de los Estados Unidos, ha sido una vocera por el derecho al aborto, contra la discriminación en las admisiones universitarias, contra la pena de muerte, y, aunque en un principio no estuvo de acuerdo, ha apoyado la legalización de la marihuana como medida para transformar el sistema penal.
En armas, educación y acceso a la salud, Harris es fácilmente uno de los políticos más progresistas en la escena nacional.
En resumidas cuentas, sí. Kamala Harris ha respaldado el estado de santuario en San Francisco, ha defendido el Programa de Acción Diferida de los ataques de la Administración Trump, e incluso ha abogado por una ruta a la ciudadanía para los jóvenes indocumentados llegados al país cuando niños.
En una entrevista con Hiram Soto en enero del 2018, Harris hablaba claramente de sus posturas en torno a una reforma migratoria comprensiva:
“Tenemos que ocuparnos de los Soñadores, punto. Si queremos enfocarnos en una reforma migratoria integral, lo cual debemos hacer, entonces podemos tener las discusiones más amplias sobre todos los otros factores a considerar. Creo que necesitamos aprobar una Dream Act limpia.”
Harris se opuso al financiamiento del muro fronterizo, y durante su campaña presidencial fue clara sobre su rechazo a la separación familiar y los crueles centros de detención de inmigrantes.
"Como fiscal de carrera, en realidad fui tras las pandillas y las organizaciones criminales transnacionales. Eso es ser un líder en seguridad pública. Lo que no es, es arrancarle los bebés a sus madres", dijo.
Desde las medidas de Inmigración y Aduanas, pasando por la politización de la Patrulla Fronteriza hasta el control de la pandemia del coronavirus en centros de detención, Harris ha redactado o patrocinado decenas de propuestas legislativas para contrarrestar las acciones del gobierno de Donald Trump.
De hecho, su récord es tan bueno en asuntos migratorios, que la campaña Biden cree que la incorporación de Harris a la boleta presidencial es la estrategia correcta para estimular el apoyo de los votantes Latinos.
Menos de una semana después del anuncio de Harris como compañera de fórmula, la campaña Biden desplegó un esfuerzo nacional masivo dirigido a la comunidad de votantes Latinos.
Entre anuncios bilingües en estados decisivos hasta eventos digitales con personajes importantes en la comunidad, la llegada de Harris ha coincidido con un esfuerzo de campaña casi desesperado por hacerse con el voto de 32 millones de Latinos elegibles para votar, según cifras del Pew Research Center.
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Aunque la mayoría de los Latinos en el país votan demócrata, una encuesta de Latino Decisions llevada a cabo en junio determinó que el 59% de los votantes en estados disputados estaban “entusiasmados” con la idea de que Harris estuviera en la boleta, y el 52% dijo que sería más probable así votar por Biden.
Según recordó The Hill en un artículo publicado durante la Convención Nacional Demócrata,
Los latinos tradicionalmente citan el cuidado de la salud y la economía como preocupaciones principales, y estos son temas que resuenan con Harris. La senadora ha sido una fuerte defensora de la Ley de Atención Asequible, que ha permitido a millones de latinos obtener un seguro de salud. Fue una de las primeras legisladoras en advertir que COVID-19 estaba impactando desproporcionadamente en las comunidades de color, y ha introducido legislación que proporcionaría alivio económico a los estadounidenses durante la pandemia.
Pero el asunto clave en el que Harris podría ayudar a Biden es en el asunto de la deportación.
Biden arrastra consigo el estigma de la Administración Obama y su maquinaria de deportación masiva, por lo que no es de extrañar que la selección de Harris haya sido celebrada por grupos de defensa de los inmigrantes y Latinos como America’s Voice, Voto Latino y la Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos (LULAC).
A sabiendas de lo que está en riesgo en las elecciones de noviembre, el liderazgo Latino en Estados Unidos ha recibido con brazos abiertos la nominación de Harris a la vicepresidencia.
Desde el Caucus Hispano en el Congreso hasta los miembros Latinos más prominentes en la nación han expresado su apoyo, tanto en declaraciones formales como a través de las redes sociales.
El ex candidato demócrata Julián Castro tweeteó su apoyo inmediatamente, describiendo a Harris como “una líder dinámica, talentosa e innovadora, que será una VP fantástica”.
Su hermano, el presidente del CHC, el representante Joaquín Castro, también expresó su apoyo, llamando a Harris "una hija de inmigrantes".
"Una luchadora. Una creadora de historia que será nuestra primera vicepresidenta negra y nuestra primera asiática-americana, y que ayudará a Joe Biden a golpear a Trump como un tambor", escribió en el Twitter
Joaquín y Harris han trabajado juntos en el pasado. En febrero Castro presentó una resolución junto con Harris condenando la presencia de Stephen Miller en la Casa Blanca y pidiendo su inmediata dimisión.
La revolucionaria y estudiosa Dolores Huerta también aplaudió la decisión de Biden.
Huerta había apoyado previamente a la presidenta del Caucus Negro del Congreso, la diputada Karen Bass (D-CA) para la elección de la vicepresidencia, sin embargo la activista dijo que no estaba decepcionada.
"¡Aplaudo al ex vicepresidente Joe Biden por su histórica y maravillosa decisión de elegir a la senadora Kamala Harris como candidata a la vicepresidencia por la candidatura demócrata! Insto a todos los votantes a trabajar con el corazón para elegir la candidatura de Biden-Harris! ¡Sí se puede!" Huerta escribió.
El Fiscal General de California, Xavier Becerra, que sucedió a Kamala Harris en California para convertirse en el primer latino en ocupar el cargo de fiscal general del estado, también apareció en las noticias.
"La senadora Kamala Harris ha demostrado que sabe cómo hacer las cosas", dijo Becerra en una entrevista con MSNBC. "Tiene confianza en sí misma, es una líder fuerte. Está lista para liderar el primer día".
Gracias a su historial de apoyo en el Estado Dorado, Harris tiene un historial de popularidad entre los votantes Latinos, así como en varias encuestas recientes.
Pero el tema sigue siendo el demográfico más joven de los votantes Hispanos.
Biden se ha desempeñado marginalmente bien sobre Trump en general, pero su selección de Harris, sin duda, podrá cambiar drásticamente el futuro de la política nacional.
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