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Elizabeth "Ellie" Pérez, 'dreamer' miembro del Comité Nacional Demócrata. Foto tomada de CronkiteNews.azpbs.org - Tomada por Johana Huckeba.
Elizabeth "Ellie" Pérez, 'dreamer' miembro del Comité Nacional Demócrata. Foto tomada de CronkiteNews.azpbs.org - Tomada por Johana Huckeba.

La 'dreamer' que podrá elegir al próximo candidato demócrata a la Presidencia

Elizabeth 'Ellie' Pérez es la primera 'dreamer' beneficiaria de DACA elegida como superdelegada ante el Comité Nacional Demócrata.

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Buscando en la World Wide Web temas para leer y escribir me encontré con una historia particular que representa el potencial político de todos los estadounidenses desconocidos por su Gobierno bajo el pretexto de que no nacieron en esta tierra. 

Elizabeth "Ellie" Pérez tiene 26 años de edad, llegó a los 4 procedente de Veracruz,  México. Es una de los casi 800.000 "soñadores" en riesgo de deportación desde que la derogación del programa DACA los puso en el limbo.

Mexicana de nacimiento, estadounidense de sentimiento; Pérez vive la amarga ironía de identificarse con un país cuyo Estado ha sido incapaz de acogerla como una ciudadana más.

Esta Arizonian indocumentada tiene un major en Estudios de Justicia Social de la Arizona State University y, desde pasado 21 de octubre, es la primera 'dreamer' miembro y superdelegada del Comité Nacional Demócrata, encargado -entre otras- de elegir al candidato o candidata presidencial de esa colectividad en 2020.

La elección de Pérez como una de los 75 superdelegados del partido azul significa que se convierte en la primera persona indocumentada con poder de voto dentro de una organización política para elegir a su candidato presidencial. 

Pero también significa la triste ironía de no poder votar por ese candidato que ayudará a escoger. 

Sí, su elección es sin duda motivo de celebración para ella, su familia y el conjunto de los 'dreamers' estadounidenses. Pero es una celebración a medias, al fin y al cabo, porque ese derecho que gana está constreñido desde el principio: es un poder mocho, castrado; un ejercicio ciudadano limitado por el tecnicismo idiota de un notario -el Gobierno- que no quiere certificar con su firma lo que la historia legitima: que uno no es de donde nace sino de donde se hace.

Y es que no hay papel ni autoridad capaz de certificar un sentimiento. Y eso es precisamente lo que tienen no solo los 800.000 beneficiarios de DACA sino los casi dos millones de 'dreamers' del país: una identidad nacional estadounidense que nadie les puede quitar.

Un sentimiento, un sentido de pertenencia, una forma de ver y actuar que está sujeta a la memoria y a la lengua.

Pérez lo sabe y por eso pelea. En declaraciones a la prensa, afirmó que "no tuve ningún control de venir aquí, cuando me di cuenta que era indocumentada elegí quedarme, así que aquí aprendí los valores americanos, aprendí que si luchas fuerte vas a salir adelante. Ahora que tengo esa posición eso no va a cambiar, nuestro partido tiene mucho que caminar para estar más preparado".

La joven activista inició su participación en la política durante las protestas contra la controversial ley estatal SB1070 de Arizona en en 2010, que le daba luz verde a una cacería de inmigrantes a manos de las autoridades policiales de ese estado.

Ahora que se encuentra en un limbo jurídico, solo piensa en hacer uso de su posición para seguir promoviendo la agenda por la creación de una “ley más limpia para los ‘dreamers’.

Fue precisamente gracias al DACA que pudo trabajar como asesora de Kate Gallego, concejal y candidata a la alcaldía de Phoenix.

Pérez también trabajó en la campaña presidencial de Hillary Clinton y participó en la Convención Nacional Demócrata de Filadelfia.