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Guadalupe Güereca rompe en llanto al narrar cómo ha cambiado su vida desde la muerte de su hijo menor Sergio Adrián. Foto: Ernesto Rodríguez
 
 

Habla madre del niño asesinado por la “migra”

El caso de la muerte de Sergio Adrián Hernández, de tan sólo 15 años de edad, ha atraído la atención a nivel nacional ya que la determinación que tome la Corte…

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Desde la tarde del 7 de junio del 2010, la madre de familia juarense Guadalupe Güereca dice estar muerta en vida.

Ese lunes, las balas disparadas desde suelo estadounidense por Jesús Mesa Jr., un agente de la Patrulla Fronteriza, terminaron con la vida  Sergio Adrián Hernández, de 15 años de edad, quien se encontraba en territorio mexicano, y cuyo caso ha originado un largo litigio que hoy se encuentra en manos de la Corte Suprema de Estados Unidos.

El debate del caso ahora se centra en establecer si la Constitución de Estados Unidos le permite a Güereca interponer ante las cortes del país una demanda en contra de Mesa Jr. por la muerte de su hijo.

El inicio de este litigio en el máximo órgano de impartición de justicia del país  se produce en medio de una época de creciente tensión y controversia sobre cómo controlar el movimiento diario a lo largo de la frontera con México, donde el comercio internacional se desarrolla de manera paralela con el narcotráfico y el tráfico de personas.

Los tribunales han luchado para tratar las implicaciones de la seguridad nacional y la política exterior del caso, y los precedentes de la Corte Suprema, lo anterior de acuerdo a información publicada recientemente por The Washington Post.

Sergio Adrián Hernández era el menor de los hijos de Guadalupe Güereca. Hablar con ella sobre la muerte de Sergio y cómo la tragedia afectó la vida de toda la familia resulta desgarrador.

Por momentos, durante la plática, la madre de familia logra articular frases e ideas completas, pero luego la tristeza y las lágrimas parecen ahogarla.

Su rostro no muestra expresión alguna, pareciera como si viviera en “modo automático”.

Ahí, en su muy humilde vivienda, toma asiento en una de las camas y pareciera tomar fuerzas de algún lugar para prepararse a revivir aquel trágico momento del verano del 2010.

Sus dos pequeños nietos, Ángel de ocho años de edad y América Naomi de cuatro, quienes inquietos iban de un lado a otros de la habitación parecen percatarse de que la abuela necesita de apoyo, y sin decir palabra alguna, ambos se acercan a la mujer y la abrazan.

Güereca los mira con ternura y dice estar lista para iniciar la entrevista.

“Mi vida cambió para siempre”

Entonces, su cara asume un gesto de desesperanza, una expresión facial muy distinta a la inicial, a la vez que sus ojos verdosos se empiezan a nublar.

“Desde ese día mi vida cambió para siempre, ha sido una vida llena de tristeza, de dolor. Yo era una persona que siempre andaba contenta, alegre, y ahora no me interesa hablar con nadie”, comentó Güereca.

Antes de la muerte de Sergio Adrián, la familia de Güereca acostumbraba a salir al atardecer y compartir con las demás familias de la colonia mientras que Sergio y los vecinitos del lugar jugaban fútbol en la esquina de la calle donde vivían.

Eran tiempos felices, aunque podían carecer de algunas cosas materiales, la familia estaba completa, comenta la mujer.

Ahora, la madre de familia dice que cada vez que oye algún bullicio en el exterior de la vivienda se apresura a la ventana buscando ver entre todos aquellos jóvenes el rostro de su hijo.

“Esa esquina me trae muchos recuerdos. Yo salgo porque pienso que mi hijo está ahí, pero yo ya no quiero saber nada”, comentó mientras agachaba la cabeza para no mostrar sus lágrimas.

“Varias veces le he pedido a mi Dios que mejor me recoja”, se sincera la mujer antes de estallar en llanto.

Sus pequeños nietos que permanecían atentos al relato de inmediato van a tomar unos pañuelos desechables para que la abuela se seque las lágrimas, y vuelven a repetir el abrazo de hace algunos minutos. 

A casi ya siete años del suceso, Güereca dice que hay una pregunta que ronda su mente todo el tiempo desde el día que mataron a Sergio Adrián: “¿Por qué (Mesa Jr.) no tuvo compasión  de mi hijo? Si hasta le levantó las manos ¿Por qué no le perdonó la vida —dijo Güereca con la voz ahogada por las lágrimas— si él le pidió que no lo matara? Esto es algo tan doloroso que ni a él mismo se lo deseo”.

Un Video revelador 

De acuerdo con reportes periodísticos de aquella época, Sergio Adrián y dos menores más jugaban en las márgenes del Río Bravo (Grande), a la altura de un sector de la frontera conocido como Puente Negro, mientras que Mesa Jr. cumplía con sus funciones de vigilar la frontera estadounidense a bordo de una bicicleta.

En esa temporada del año, el río que marca la frontera entre ambos países prácticamente se seca, por lo que acceder a cualquier lado de la frontera no representa problema alguno.

En un video dado a conocer por la cadena Univisión tres días después del suceso, se aprecia que Mesa tiene detenida a una persona muy cerca del límite fronterizo mientras que parece ser agredido con piedras por alguien más, no se ve con claridad el rostro del atacante.

En un momento del forcejeo con el detenido, Mesa desenfundó su pistola y realizó varios disparos haciendo blanco en Sergio Adrián que cae herido de muerte junto a uno de los pilares del puente.

En el video se pueden escuchar los reclamos de los peatones que cruzaban por el Puente Internacional Paso del Norte quienes entre insultos le recriminaron al agente fronterizo que había disparado al menor que ya estaba en territorio mexicano.

En su momento, algunas versiones periodísticas afirmaron que Sergio tenía nexos con “polleros” (traficantes de indocumentados) desde los ocho años de edad, sin embargo estas versiones nunca fueron corroboradas,  ni se ha presentado ficha alguna de arresto por parte de las autoridades norteamericanas o de la Policía Municipal de Ciudad Juárez.

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“No es cierto que se les aventó piedras”

“Nada le estaba haciendo, no estaba en Estados Unidos, él estaba en su país, México. Lo mató porque estaba viendo cómo maltrataban a una persona detenida que estaban arrastrando de los cabellos. No es cierto que les aventó piedras. Eso no lo digo yo, lo dice gente que vio lo que pasó”, lamenta Güereca.

A pesar de que varios medios revelaron que un disparo a la cabeza fue el que segó la vida del joven, Güereca afirma de manera categórica que fueron tres los disparos los que terminaron con la vida de su hijo.

“Cuando lo estaba cambiando para su funeral tenía tres balazos, uno en la mano, otro en la espalda y uno más en la cabeza. Imagínese, por la espalda”, afirmó Güereca.

Sergio Adrián era el más pequeño de los siete hijos de esta mujer de 60 años que emigró a Ciudad Juárez a la edad de 10 procedente de Durango, su estado natal a 650 millas al sur de la frontera.

La madre de familia describió a Sergio cómo un adolescente inquieto pero sano, buen estudiante y un apasionado del fútbol.

“Siempre le gustó patear el balón, era de los que metían goles, siguió el ejemplo de sus hermanas de jugar el deporte, quería jugar en las Chivas del Guadalajara”, señaló Güereca, quien por primera vez sonríe durante la entrevista y muestra un cuadro del escudo del equipo mexicano que perteneció a su hijo.

“Ese es mi tesoro, era un cuadro que mi hijo quería mucho”.

Güereca vive en una precaria vivienda de dos cuartos en la colonia Plutarco Elías Calles al noroeste de Ciudad Juárez, un sector de clase baja azotado por la delincuencia que inclusive ha sido escenario de múltiples ejecuciones por ajuste de cuentas entre bandas rivales dedicadas al trasiego de la droga en esa zona. 

La última esperanza: La Corte Suprema

Desde ese lugar, Güereca dice tener fe en el sistema judicial de Estados Unidos, aunque también reconoce que el actual clima antiinmigrante que se vive en el país pudiera inclinar la balanza para una resolución desfavorable para la causa que busca justicia para el menor mexicano.

Luego de que un tribunal desestimara el caso argumentando que la muerte de Sergio ocurrió en México —y por lo tanto fuera de la jurisdicción estadounidense—, la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos estudia la posibilidad darle luz verde a una demanda de derechos civiles en contra de Mesa. 

El abogado Robert Hilliard del despacho jurídico Hilliard Muñoz Gonzales L.L.P., con sede en la ciudad de Corpus Christi, Texas, presentó el pasado 22 de febrero los argumentos iniciales del caso ante ocho magistrados de la Corte  Suprema de Justicia. 

Sin embargo, la conformación de la máxima instancia judicial del país —que incluye a cuatro jueces conservadores y cuatro liberales—, evidencia que la decisión no será unánime frente a este caso.

Cabe destacar que no se ha llevado a cabo hasta el momento votación alguna sobre el caso de Sergio Adrián Hernández dentro del pleno de la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos.

A este panorama habría que sumarle la posibilidad de que un noveno magistrado se incorpore a la discusión del caso si el Senado llega a aprobar el nombramiento de Neil Gorsuch, candidato propuesto por el presidente Donald Trump para ocupar el puesto del fallecido juez Antonin Scalia.   

Hipotéticamente, en caso de someterse a una votación, el sufragio de Gorsuch rompería el empate y sería definitorio en el caso de la muerte del menor juarense.  Lo cual pudiera sentar un precedente legal dentro de las relaciones binacionales entre Estados Unidos y México. 

Para el abogado José Luis Muñoz, quien forma parte del equipo legal que representa a la familia de Hernández, el caso de Sergio Adrián es muy importante dado el clima político que se vive actualmente en Estados Unidos.

“Es un reto establecer la protección de inmigrantes mexicanos y de otras nacionalidades bajo la Constitución de Estados Unidos”, señaló Muñoz.

“El caso de Hernández, es un caso más de humanidad”, resaltó el abogado.

Mientras tanto, Güereca lanza un sentido clamor a los magistrados estadounidenses:

“Yo a esos jueces que van a tomar el caso les ruego, les suplico que me ayuden con lo de mi hijo; este señor (Mesa) se ensañó con mi hijo; es una persona muy mala”, dijo Güereca.

Como antecedente del caso, en diciembre del año pasado, el exdirector de investigaciones internas de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) James Tomsheck, afirmó en un documento presentado ante la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos que el agente de la Patrulla Fronteriza Jesús Mesa Jr. debería rendir cuentas ante la justicia por la muerte de Sergio Adrián Hernández.

Tomsheck dijo en su informe que el entrenamiento inadecuado y las revisiones deficientes de antecedentes han dado como resultado un ambiente en el que los agentes de la Patrulla Fronteriza usan fuerza letal innecesaria, lo anterior según información dada a conocer por la agencia de noticias Associated Press.

Ramiro Cordero, portavoz de la Patrulla Fronteriza en el sector de El Paso, declinó hacer dar declaraciones sobre el caso a AL DÍA News ya que este se encuentra aún en litigio.

Respecto a la capacitación de los agentes adscritos a la Patrulla Fronteriza, Cordero comentó que, al igual que otras corporaciones a nivel nacional, ha tenido muchos avances.

“El entrenamiento que tenemos es de los mejores a nivel mundial y tenemos nuevas herramientas que nos ayudan a realizar mejor nuestro trabajo,” comentó Cordero.

El sector de El Paso de la Patrulla Fronteriza incluye aproximadamente a 2.200 agentes para vigilar unas 286 millas lineales de la frontera entre Estados Unidos y México, abarcando los estados de Nuevo México y parte de Texas, de acuerdo a información proporcionada por Cordero.