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Rob Tibbetts (Foto: The Des Moines Register)
Rob Tibbetts (Foto: The Des Moines Register)

El rechazo de un padre afligido al racismo oficial

Rob Tibbetts, padre de Mollie Tibbetts, dijo que no quería ver que su hija fuera usada como “un peón en el debate de otros”.

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En momentos de oscuridad todo rayo de luz es una bendición, especialmente si es tan iluminador como el que Rob Tibbetts, padre de Mollie Tibbetts, una estudiante universitaria de 20 años asesinada en Iowa, hizo brillar el primer día de este mes.

Cuando el racismo, la mendacidad, la xenofobia, la misoginia y la demagogia son las características definitorias del presidente, y la promoción del odio racial y la discriminación es su vergonzoso modus operandi, la honradez y la valentía de hombres como Tibbetts son una brisa fresca y bienvenida. El rechazo de Tibbetts al prejuicio y la xenofobia le devuelve a la gente de este país –la gente buena, por supuesto– la certeza de que, aunque brillen por su ausencia en la Casa Blanca y la mayoría del Congreso, la decencia no ha muerto, el coraje no ha desaparecido y los seres humanos con principios, dispuestos a defender lo que creen incluso en los momentos más difíciles de sus propias vidas, no son una especie en extinción.

Probablemente ya sepan que Cristhian Bahena Rivera, un inmigrante mexicano aparentemente indocumentado, está acusado de matar a la joven universitaria, una circunstancia terriblemente trágica que los políticos racistas y los grupos fascistas se han apresurado a explotar para hacer avanzar su odiosa agenda antinmigrante. Vergonzosamente, el mismo día en que su cuerpo fue descubierto el mes pasado, el propio presidente usó la muerte de Mollie para mentir sobre los crímenes cometidos por los inmigrantes y azuzar los temores de sus seguidores en un mitin en Virginia.

La xenofobia parece ser cosa de familia. El hijo mayor de Trump, quien al igual que su padre no tuvo en cuenta el dolor de los padres de Mollie, escribió (sí, han leído bien) una columna culpando a los demócratas por su muerte. La misma fue publicada el viernes en el periódico Des Moines Register, provocando una respuesta fuerte y conmovedora de Tibbetts.

“(Algunos políticos y expertos) han elegido distorsionar y corromper cruelmente la trágica muerte de Mollie para promover una causa a la que ella se opuso con vehemencia. Urjo el debate sobre inmigración; hay un gran mérito en su resultado razonable. Pero no se apropien del alma de Mollie para hacer avanzar puntos de vista que ella creía eran profundamente racistas”, escribió el afligido padre en una columna publicada el sábado por el diario DesMoines Register.

“Mi hijastra, a quien Mollie quería tanto, es latina”, escribió Tibbetts. “Sus hijos, los queridos sobrinos de Mollie y mis nietos, son latinos. Eso significa que soy hispano, soy africano, soy asiático y soy europeo. Mi sangre fluye desde todos los rincones de la Tierra porque soy estadounidense. Como estadounidense, tengo un principio: respetar a cada ciudadano del mundo y participar activamente en la búsqueda continua de una unión más perfecta”.

Decidido a no permitir que Trump y sus secuaces usen la muerte de su hija como una ficha en su deshonesto juego antinmigrante, Tibbetts agregó: “La persona acusada de quitarle la vida a Mollie es a la comunidad hispana, lo mismo que supremacistas blancos a toda la gente blanca”.

Tibbetts, quien en medio de su dolor por una hija a la que se refirió como “su mejor amiga” encontró el ánimo para rechazar los intentos de distorsionar su memoria, tenía aún más que decir. “Teniendo en cuenta eso”, agregó, “fomentar deliberadamente la discordia entre las razas es una vergüenza para nuestra bandera. Incita el miedo en comunidades inocentes y otorga legitimidad a los rincones más oscuros y llenos de odio del alma estadounidense. Es lo opuesto al liderazgo. Es lo opuesto a la humanidad. Es desalmado. Es despreciable. Es vergonzoso”.

Sí, es todo eso y más. Por eso las próximas elecciones de mitad de período son tan importantes. Después de todo, “ellos” pueden tener el poder político ahora, pero, como el mensaje conmovedor de Tibbetts hizo saber una vez más a la nación, hay suficientes personas con el coraje y los principios para arrancarles el poder. Todo lo que se necesita es votar el 6 de noviembre.