Mientras el presidente sigue pataleando por su muro, el tiempo de gracia se acaba y el gobierno debe llegar a un acuerdo sobre el financiamiento del próximo año.

Con fuerzas renovadas, y en espera de hacerse finalmente con el control de la Cámara de Representantes en enero, los demócratas se dirigen a la Casa Blanca para intentar encontrar un punto medio con Donald Trump.

Nancy Pelosi y Chuck Schumer deberán sentarse cara a cara con el presidente estadounidense para evitar un cierre parcial del gobierno, teniendo por primera vez más apalancamiento que la mayoría republicana en los dos años de este gobierno.

“Los republicanos aún controlan la Cámara, el Senado y la Casa Blanca, y tienen el poder de mantener abierto el gobierno”, escribieron los líderes demócratas en una declaración previa a la reunión. “Nuestro país no puede permitirse un cierre de Trump, especialmente en este momento de incertidumbre económica. En esta temporada de vacaciones, el presidente sabe muy bien que su propuesta de muro no tiene los votos para ser aprobada en la Cámara de Representantes ni en el Senado, y no debería ser un obstáculo para un acuerdo bipartidista”.

Nuevamente, el presidente no parece estar de acuerdo.

Durante la mañana de este martes Trump demostró en Twitter que no aceptará nada menos que lo que ha exigido para su muro fronterizo.

“ICE, la Patrulla Fronteriza y nuestras Fuerzas Armadas han hecho un trabajo fantástico para asegurar nuestra Frontera Sur. Un gran muro sería, sin embargo, una solución mucho más fácil y menos costosa”, escribió. “Ya hemos construido grandes secciones nuevas y otras totalmente renovadas, haciéndolas como nuevas. Los demócratas, sin embargo, por razones estrictamente políticas y porque se han echado para atrás hasta ahora, NO quieren seguridad fronteriza.”

Trump vuelve a caer en imprecisiones pues, como explicó CNBC, “si bien el Congreso ha asignado dinero para construir nuevas cercas o reemplazar las estructuras existentes en la frontera durante la administración Trump, no se ha construido ninguno de los prototipos de muro que el presidente desea”.

El estancamiento administrativo y financiero a nivel gubernamental es una muestra más de la intransigencia de la Casa Blanca cuando de imponer su agenda anti-inmigrante se trata.

Desde que diera inicio a su campaña política, Trump ha prometido la construcción de un muro fronterizo con México, e incluso aseguró que sería el gobierno centroamericano quien se encargaría de pagar el costo.

De igual manera, y mientras vio su agenda coartada por jueces federales y demandas civiles, Trump intentó negociar con los demócratas a través de la ciudadanía para los jóvenes indocumentados llegados al país cuando niños (llamados dreamers) con tal de conseguir su muro.

Tras la victoria demócrata en las elecciones de mitad de período, la próxima presidenta de la Cámara, Nancy Pelosi, se ha mantenido firme y se ha negado a ceder ante las píldoras venenosas de los republicanos y del presidente.

Junto a Schumer, Pelosi pretende “ofrecer al presidente Trump 1.3 mil millones de dólares en financiamiento para una valla fronteriza” este martes, mucho menos de lo que el presidente ha exigido desde el principio (5 mil millones).

Según explicó el Washington Post, “Schumer había sugerido previamente que Trump aceptara 1.6 mil millones en fondos fronterizos” como parte de una propuesta bipartidista en el Senado. Sin embargo, es poco probable que la nueva Cámara de Representantes demócrata apruebe ese monto, por lo cual 1.3 es la nueva cifra.

Este dinero “extendería los niveles actuales de financiamiento contenidos en la factura de gastos para el Departamento de Seguridad Nacional”, continúa el Post, y permitiría mantener a raya la inestabilidad económica que vive el país gracias a la guerra económica que el presidente ha desatado contra China.