El voto latino: Una fuerza sin precedentes
Desde Filadelfia hasta Pensilvania y más allá, los votantes latinos podrán ser decisivos a la hora de ir a las urnas este año. ¿Pero quién está prestando…
Durante las votaciones del mitad del período de 2018, el 27% de los latinos que asistieron a las urnas lo hicieron por primera vez y la mayoría era menor de 30 años de edad. Hoy, dos años más tarde, uno de cada diez votantes latinos tendrá entre 18 y 23 años de edad.
Además del creciente número de latinos jóvenes que tienen derecho a votar actualmente, se suma una cifra importante de ciudadanos naturalizados, lo que conduce a un aumento exponencial de votantes latinos elegibles. En el 2012, sólo el 48% de los latinos tenían derecho a votar. En el 2020, ese porcentaje ha subido al 79%.
Este aumento en la participación política de la comunidad hispana puede interpretarse como un colateral a la retórica anti-inmigrante del presidente Donald Trump y de su Administración.
Según cifras del Pew Research Center, el 62% de los electores latinos se inclina favorablemente hacia el partido demócrata, pese a que cerca de dos tercios de los latinos millennials que en el 2016 tenían entre 18 y 35 años de edad, aseguraron al centro que su apoyo tiene más que ver con un voto castigo en contra de Donald Trump”.
Fue una afirmación apoyada por el 55% de los votantes latinos, de todas las edades en el 2016 y ha llevado al 52% de ellos a “pensar muy bien” la persona que van a elegir en el 2020.
Podríamos pasarnos el día entero citando las cifras sobre cómo la población latina está presente y ha crecido en áreas del país en que nunca antes lo había hecho, pero en esta ocasión haremos énfasis en su rol en las elecciones del mes de noviembre.
En Filadelfia –según sus estadísticas de las elecciones primarias de 2018– hay cerca de 70,000 votantes latinos registrados, una cifra alarmantemente pequeña si la comparamos con la población total que suma un poco más de 220.000, de acuerdo con las estimaciones del censo de julio de 2018.
Es allí donde la campaña por el registro y la participación se vuelven clave.
La mayor parte del trabajo para ponerse en contacto con los votantes latinos de Filadelfia antes de noviembre de 2020 recae en muchas organizaciones comunitarias que están en diálogo con las comunidades latinas en toda la ciudad.
En conversación con AL DÍA, muchos de los voluntarios y activistas aseguraron que el censo y el registro electoral van de la mano en el 2020.
Por ejemplo, la vieja organización sin fines de lucro, Congreso de Latinos Unidos, tiene planes de celebrar un evento conjunto de censo y registro de electores en el mes de abril para atraer a los miembros de la comunidad.
Según Julia Rivera, directora de asuntos exteriores en esta organización, también están colaborando con la National Association of Latino Elected and Appointed Officials y con Telemundo para presentar un banco telefónico de registro de electores el 11 de marzo.
De igual manera, en Hunting Park, Esperanza, otra filial de UnidosUS, le dijo a AL DÍA que aún se encuentran en la fase de planificación para registrar algunos estudiantes de la escuela secundaria para que voten en el 2020. Las primeras ideas incluyen un día cívico para comprometer al cuerpo estudiantil –que es casi 100% latino– respecto a su rol como ciudadanos estadounidenses.
La mayoría de los latinos de Filadelfia son puertorriqueños, una comunidad fuertemente arraigada que sólo ha crecido desde que más de 900 puertorriqueños se trasladaron a Filadelfia luego de que el huracán María golpeó a la isla en septiembre de 2017.
Según la Oficina del Censo de EE.UU. a partir del 2016, los puertorriqueños conformaron aproximadamente la mitad de toda la población latina en Pensilvania, teniendo en cuenta que el Estado era el hogar de la cuarta población puertorriqueña más grande en el país, que ascendía a 444.263.
Las cifras muestran que involucrar a los electores puertorriqueños en Filadelfia y Pensilvania, en su totalidad, es un aspecto clave de la presencia del voto latino en las próximas elecciones.
Con esa finalidad, la organización comunitaria local Philly Boricuas ha estado trabajando por la participación de los puertorriqueños en las elecciones y ejerciendo presión sobre los funcionarios electos para que cumplan con las exigencias y necesidades de los puertorriqueños que están tanto dentro como fuera de la isla.
Aunque el grupo recientemente se han enfocado más en los labores de socorro por terremotos para Puerto Rico, desde que celebró su primera reunión pública el 26 de octubre, también ha presionado para que los puertorriqueños locales ejerzan su voto.
Philly Boricuas se ha unido a la organización nacional Power 4 Puerto Rico en difundir las preguntas y hashtags “#WhatsYourPuertoRicoPolicy” y “#ShowUsYourPuertoRicoPolicy” para exigir que los principales candidatos presidenciales demócratas tengan un plan específico para abordar los temas de austeridad, ayuda para desastres naturales y gobernanza en el territorio estadounidense.
Algunos miembros de Philly Boricuas incluso enfrentaron a la senadora y candidata presidencial Amy Klobuchar en una concentración pública en Fishtown, el 4 de noviembre, sobre la propuesta para Puerto Rico de su campaña.
Para finales del mes de marzo, el grupo tiene planes de celebrar un evento para alentar la votación y desglosar las políticas de los candidatos hacia Puerto Rico.
Puchi DeJesus, organizador de los Philly Boricuas, dijo que en sus actividades de apoyo a las labores de socorro por los terremotos –que incluyen un concierto benéfico en The Fire el 28 de febrero– también incluirán una mesa con formularios de registro para electores y tarjetas de puntuación de candidatos en base a sus políticas y cómo afectarán al pueblo de Puerto Rico.
Pero algunos dicen que asegurar la participación de los votantes puertorriqueños es una ardua batalla.
Los puertorriqueños son ciudadanos estadounidenses desde que la Ley Jones-Shafroth entró en vigencia en 1917, y quienes viven en el continente estadounidense tienen derecho a votar en las elecciones presidenciales. Los más de 3 millones de puertorriqueños que residen en la isla sólo tienen derecho de votar en las elecciones primarias.
Durante la última década, el número de puertorriqueños que vive en el continente estadounidense ha aumentado de forma dramática, convirtiéndolos en el grupo de origen hispano de crecimiento más rápido, con 9,5% de los latinos identificándose como boricuas —cifra que aumentó tanto después del huracán Irma como del huracán María que golpearon a la isla en 2017 y obligaron a miles de puertorriqueños a evacuar para dirigirse a los EE. UU.
La información del Pew Research Center indica que más de la mitad de los 6 millones de puertorriqueños que conforman la diáspora serán elegibles para votar en las elecciones del 2020, en base a estadísticas de 2013.
Es una cifra reveladora que podría tener impacto en estados como Florida donde, según el Puerto Rico Report, residen 1,3 millones de boricuas.
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Si los ciudadanos puertorriqueños elegibles salen a votar, el resultado posiblemente podría alterar el resultado del estado pendular en el que en el 2016 Trump venció a Clinton por menos de 113,000 votos.
En comparación con otros grupos hispanos en Florida, sin embargo, los puertorriqueños tienen una participación más baja en las urnas; un estudio reveló que tan solo el 62% de los 180,000 puertorriqueños encuestados votó en el 2016.
Los grupos como Vamos4PR intentan contrarrestar la baja participación entre los electores boricuas en el continente.
La organización de acción no participa en el registro directo de electores pero trabaja con organizaciones nacionales listas para enfocarse en el registro de los electores latinos –que incluyen a VotoLatino, Power Latinx y Mi Familia Vota, entre otros— para ofrecer la educación que puede incentivar a los votantes puertorriqueños elegibles a tomar decisiones informadas.
“Nuestro objetivo principal es enfocarnos realmente en la educación y compromiso del elector y creemos que eso resultará en un aumento sustancial en la participación de los votantes”, le dijo Javier Cuebas, director ejecutivo de Vamos4PR, a AL DÍA.
La red, que nace de los sindicatos laborales en el 2015, está enfocada en la injusticia económica, y trata específicamente los problemas que enfrentan los puertorriqueños como resultado del huracán María y los terremotos recientes, así como aquello que Cuebas denomina el desastre “creado por el hombre” de la reestructuración de la deuda puertorriqueña.
La organización trabajó en Florida y Wisconsin durante las elecciones de mitad del período de 2018 y ahora busca marcar la diferencia en el estado clave al educar y comprometer a los electores puertorriqueños de Pensilvania.
Según Cuebas, esta población puede dividirse en dos grupos: “los electores de baja propensidad”, aquellos puertorriqueños que han vivido en ciudades como Reading, Allentown, y en el área de Lehigh Valley durante tres generaciones o más, pero que no han estado políticamente comprometidos, y los “recién llegados”, o puertorriqueños que se trasladaron recientemente al continente como resultado del Huracán María.
Aproximadamente, 2.000 familias puertorriqueñas se trasladaron a Pensilvania después del Huracán María, convirtiéndolo en el Estado con el segundo número más alto de puertorriqueños desplazados por el desastre natural.
Cuebas cree que entre mayor comprensión tenga la comunidad puertorriqueña sobre el poder de sus cifras tanto a escala local como nacional, mejor.
“Una vez que las personas se den cuenta del poder que tienen en cifras, la motivación aumenta a un mayor nivel”, dijo.
Cuebas reconoce que han sido “dos años muy difíciles para Puerto Rico”.
Aunque algunos de los puertorriqueños con los que conversa Vamos4PR podrían sentirse desencantados con el proceso político, Cuebas dijo que el objetivo es que, al terminar sus conversaciones, los electores se queden con la certeza de que su voto contará.
El objetivo final no es sólo que los electores puertorriqueños elegibles se presenten en las urnas, sino también que continúen estando políticamente comprometidos y pidan a los funcionarios rendir cuentas con respecto a sus promesas después de las elecciones.
“Cuando las personas entienden la conexión que hay entre su voto y poder evitar algunos de los desafíos por los que han pasado, hacen una enorme diferencia”, dijo Cuebas.
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