El impuesto de la soda deja de embolsarse el dinero
El impuesto de la soda no se aproxima en lo más mínimo a los 46.2 millones de dólares que prevenía obtener en el año fiscal 2017.
El impuesto de la soda no va tan bien como esperaban. Con tan sólo 4000 bebidas gravadas y con un reporte de 5.7 millones en ingresos durante el mes de enero, la ciudad tenía grandes esperanzas para esta nueva fuente de dinero.
Los problemas surgieron cuando los números recogidos hacia el fin del año fiscal fueron tan sólo 20 millones menos de lo que se pretendía para la fecha límite de junio.
Con 25.6 millones, el ingreso fue menos de los 46.2 millones que se proyectaban para el año del 2017, que termina el 30 de junio.
Aunque la cantidad de impuestos que se debían alcanzar es un poco justa, los 25.6 millones seguirán destinados a los programas de preescolar, a los centros de parques y recreaciones, librerías y al balance del fondo de la ciudad.
El impuesto está generando mucho menos ingresos de lo esperado, con tan sólo 6.5 millones de dólares en recibos durante el mes de abril, según reportó el Philadelphia Business Journal.
Los ingresos sobrepasaron la meta de enero por un alto margen, y la ciudad proyectó que la tendencia seguiría, considerando que habían anticipado que el impuesto tardaría un poco en lograr que todas las partes involucradas se acostumbraran y se apuntaran al impuesto.
Con un estipulado de 1.5 céntimos por cada onza, el impuesto sobre las bebidas azucaradas necesitaría producir 20 millones de dólares al final de junio, con un aproximado de 10 millones por mes.
La posibilidad de que esto suceda es poco probable, considerando que el recaudo promedio más alto por mes ha sido de 7 millones, ocurrido durante el mes de marzo de este año.
La oficina del alcalde ha reportado que bajarían las proyecciones de ingresos tras los bajos números en los reportes mensuales, según indicó Billy Penn.
Habiendo modificado las proyecciones del año fiscal durante una presentación de revisión del proyecto a cinco años, la oficina declaró que se mantendrían en pie las proyecciones para el año 2018, a pesar del giro.
Pero más allá de los ingresos, el impuesto sobre las bebidas está enfrentando grandes retos.
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La ciudad ha enfrentado recientemente una demanda por parte de la Asociación de la Bebida Americana (ABA), lo que supone un esfuerzo para superar los retos legales que también han acaparado los fondos que la ciudad ha logrado obtener del impuesto.
En la corte del Territorio Autónomo durante la semana pasada, la ciudad ganó una sentencia de 5 contra 2 a favor del impuesto. La decisión desestimó la apelación de la ABA en el Tribunal de Demandas Comunes de Filadelfia, que dictaminó el diciembre que el impuesto era legal. La ABA pretende llevar la apelación a la Corte Suprema del estado.
Y durante el día jueves, el Ayuntamiento de la ciudad declaró una aprobación preliminar a un programa que destinará algunos de los ingresos del impuesto en parques, centros de recreación y librerías. La aprobación final de ese programa, conocido como “Rebuild”, se someterá a voto en el Ayuntamiento el próximo jueves.
Lauren Hitt, una vocera de Kenney, habló el día viernes sobre la legislación con el Philadelphia Inquirer, declarando que eran “tan sólo rumores” y descartando la próxima audiencia como parte de los esfuerzos para atacar el impuesto.
Asimismo explicó que el Senador Estatal Anthony Hardy Williams es un antiguo ejecutivo de Pepsi quien “ha estado muy involucrado” con el esfuerzo, incluyendo la introducción de un informe legal por parte de tres docenas de legisladores estatales durante el mes de febrero, que apoyaba la apelación de la ABA en la Corte del Territorio Autónomo.
El punto final de Hitt fue el más fuerte: si la Asamblea General presiona para deshacer el impuesto de Filadelfia, esos legisladores serían los autores políticos de los recortes en educación preescolar, escuelas comunitarias, centros de parques y recreaciones y librerías en la ciudad.
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