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SANTIAGO, CHILE - 26 DE NOVIEMBRE: Manifestantes se enfrentan a la policía antidisturbios durante un paro nacional convocado por los sindicatos el 26 de noviembre de 2019 en Santiago de Chile. (Foto de Marcelo Hernandez/Getty Images)
SANTIAGO, CHILE - 26 DE NOVIEMBRE: Manifestantes se enfrentan a la policía antidisturbios durante un paro nacional convocado por los sindicatos el 26 de noviembre de 2019 en Santiago de Chile. (Foto de Marcelo Hernandez/Getty Images)

Protestas generalizadas en América Latina: fruto de la desigualdad y la corrupción

Durante los últimos meses hemos visto cómo las hogueras de la protesta social se encienden a lo largo y ancho de Latinoamérica, pero, ¿qué las origina?  

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Durante los últimos meses hemos visto cómo las hogueras de la protesta social se encienden a lo largo y ancho de Latinoamérica, pero, ¿qué las origina? 

La palabra “crisis” viene de un vocablo griego que significa “decidir”. Es algo que, por el daño que ha sufrido, demanda análisis y cambios de rumbo. América Latina es una región que está en crisis y la médula de las decisiones que tiene que tomar radica en su economía basada en la explotación de materias primas. 

Las diversas bonanzas que hemos visto a lo largo de la historia, del café a los hidrocarburos y la minería, permitieron la mejora de las condiciones de vida de la población sin que hubiera un desarrollo de productos con un mayor Índice de Complejidad Económica. Es decir, productos cuyo valor esté dado por la complejidad de los conocimientos y procesos implicados en ellos, los que, a su vez, tienden a traer mayores réditos económicos con la menor explotación de la naturaleza. 

Durante los últimos quince años América Latina fue llevando a cabo la tarea de sacar a su población de la pobreza extrema a partir del Boom de las materias primas que permitió el crecimiento de la economía China sin que ese crecimiento permitiera un salto sustancial en la complejidad económica de nuestros productos. 

Así, con la desaceleración del crecimiento del gigante oriental la oleada de bonanza en América Latina se fue secando y ahora vemos una clase media que con enorme angustia ve crecer la sombra de la pobreza y la miseria en la región.  

La desaceleración del crecimiento de las economías latinoamericanas se ve agravado por tres factores, que son pasto para el fuego de la indignación social: los altos niveles de corrupción, los altos niveles de concentración de la riqueza y lo poco representada que se siente la población por su clase política, factores que han golpeado por igual tanto a gobiernos de derecha como de izquierda. 

Las acusaciones contra Evo Morales de fraude electoral en Bolivia, los monumentales casos de corrupción en Perú, Brasil y Colombia relacionados con la constructora Odebrecht y el cierre del congreso peruano son algunos de las razones relacionadas con la corrupción que han sacado a la gente a las calles. 

En cuanto a la crisis de representatividad, tal vez el caso de Chile sea el más prominente de todos, donde la ciudadanía ha demandado una nueva constitución, pues la vigente viene de tiempos de la dictadura. Sin embargo, pese a que el gobierno y la oposición llegaron a un acuerdo sobre la necesidad de escribir una nueva constitución, persisten las dudas sobre cómo se hará. 

Esperemos que este momento sirva para que Latinoamérica tome decisiones estructurales que permitan cambios positivos a mediano y largo plazo, cuando acabe la lluvia de gases lacrimógenos y vidrios rotos.