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La trayectoria del Fiscal General Jeff Sessions ha sido impredecible. Desde el radicalismo político en Alabama, hasta la plataforma de despegue del fenómeno Trump. Lo que nadie preveía era que el cuento de hadas sería tan breve.
La trayectoria del Fiscal General Jeff Sessions ha sido impredecible. Desde el radicalismo político en Alabama, hasta la plataforma de despegue del fenómeno Trump. Lo que nadie preveía era que el cuento de hadas sería tan breve.

Sessions: la parábola de un hombre ensimismado

Tras una semana de intenso criticismo y humillación pública contra quien fuere su primer aliado en la campaña presidencial, el Presidente Trump ha demostrado…

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Todo comenzó la semana pasada, cuando el presidente, en una entrevista con el New York Times, se sinceró y aseguró que de haber sabido que su fiscal general se recusaría en la investigación con Rusia, no le habría ofrecido el puesto.

Para el presidente, es más importante la lealtad que la adhesión de un funcionario público al sistema judicial, como fue el caso de Sessions quien, como fiscal, tenía la obligación ética de aislarse del procedimiento, pues su participación en la campaña y su engañoso testimonio sobre reuniones con el embajador ruso, le habrían restado credibilidad para sumarle complicidad.

Durante el inicio de semana, Trump escribió en Twitter que su secretario de Justicia está “asediado” y que su comportamiento ha sido “muy débil”, con respecto a los supuestos delitos de Hillary Clinton, haciendo referencia al asunto de sus correos electrónicos, y a las filtraciones de información.

Asimismo, el presidente criticó fuertemente a Sessions por no despedir al jefe interino del FBI, Andrew McCabe, quien ha sustituido a James Comey en la investigación sobre Rusia.

Trump insistió el martes en lo “decepcionado” que está con su Sessions durante una rueda de prensa conjunta con el primer ministro libanés, sin embargo, no asomó la posibilidad de un despido inminente. “Vamos a ver qué pasa, el tiempo lo dirá, el tiempo lo dirá”, dijo.

Sessions fue uno de los primeros funcionarios importantes del Partido Republicano en respaldar la candidatura de Trump durante su campaña electoral, lo que le ganó un alto cargo en la nueva administración.

La carrera política de Sessions y sus posturas como ultraconservador indicaban una alianza obvia con la campaña del ahora presidente. Sessions siempre ha estado en contra de las políticas migratorias laxas, con un discurso abiertamente xenófobo y también ha desestimado la importancia del cambio climático.

La retórica racista de Sessions es ampliamente conocida, y ha sido su marca de autor durante las dos décadas que ha servido al estado de Alabama como fiscal general y federal. Ha sido frecuentemente acusado por alentar el racismo y la intolerancia, al punto de que durante los años 80 fue considerado “demasiado racista” como para ocupar el puesto de juez federal, según reportó el portal Independent.

Nada de esto importó al recién investido presidente Trump, quien ratificó a Sessions como Fiscal General, asegurando que era “una mente legal de reputación mundial” y que “era ampliamente admirado por académicos de la ley y, virtualmente, por cualquier persona que lo conoce”.

Pero bastó que Sessions decidiera actuar correctamente y dejara al presidente desarmado ante la investigación rusa, para que Trump enfocara su ira en él.

Según reportó CNN, los rumores apuntaban a que el ex alcalde de Nueva York, Rudy Giuliani, sería el elegido por Trump para sustituir a Sessions, pero el lunes el exalcalde dijo a la cadena de noticias que el Fiscal General “había tomado la decisión correcta bajo las normas del Departamento de Justicia, al inhibirse de supervisar la investigación sobre Rusia”.

Pero bastó que Sessions decidiera actuar correctamente y dejara al presidente desarmado ante la investigación rusa, para que Trump enfocara su ira en él.

Al parecer, la razón principal por la que el odio presidencial ha escalado estas últimas semanas, ha sido, según el corresponsal de la BBC en Washington, Anthony Zurcher, la noticia publicada por la agencia Bloomberg en la que aseguraban que el investigador especial en el caso ruso, Robert Mueller, se encuentra actualmente investigando los negocios del presidente como empresario.

Según los analistas políticos, la estrategia de “bullying” adoptada por el presidente estaría destinada a acorralar a Jeff Sessions y lograr que presente su renuncia, pero durante una rueda de prensa la semana pasada, el Fiscal General aseguró que planea mantenerse en el puesto “mientras sea apropiado”.

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