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Photo: Evan Vucci / AP
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El último regalo de Trump a Putin antes de irse: fin del Tratado de los Cielos Abiertos

Entre el ruido por el cambio de ejecutivos, los dos líderes aprovechan para repartirse un pequeño privilegio celeste que va en detrimento de la seguridad…

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¿Conoces la clásica treta en la que dos se pelean entre ellos obligando a un tercero a cambiar su postura o voluntad mientras ellos siguen haciéndose pasar por la víctima? Al menos eso es lo que parecen de lejos, con perspectiva antropomórfica, las acusaciones que se han lanzado Estados Unidos y Rusia esta semana y que venían a certificar el clavo en el ataúd del Tratado de los Cielos Abiertos. 

Pero este obsequio viene ya de lejos, ya en Mayo anunciaba el Gobierno que iba a retirarse del tratado, firmado con otros 33 países, que concedía derechos recíprocos para sobrevolar países ajenos con aviones desarmados para vigilar si se producen movimientos o concentraciones de fuerzas con fines bélicos. Esta medida de mentalidad europea fue necesaria tras la Guerra Fría para alcanzar acuerdos entre EE.UU y Rusia y, aunque en ocasiones mal empleada, ciertamente era una medida utilitarista para fomentar la confianza más que para evitar escaladas. 

Seis meses más tarde, en medio de todo el ruido generado por el nuevo gabinete de los demócratas y a punto de celebrarse Acción de Gracias, el domingo aprovecharon para abandonar formalmente dicho tratado alegando que los rusos lo incumplían al restringir los vuelos cerca de Kaliningrado, una área entre Polonia y Lituania. 

Firmado en 1992 en Helsinki, el Tratado llevaba en efectivo desde 2002. Según informa la CNN el ejército tiene intención de compartir datos de inteligencia y de los satélites con los aliados europeos para compensar la pérdida y especialmente teniendo en cuenta que sigue estando totalmente vigente para los países de la Unión Europea. 

Al cabo de dos días, sin prisa, aparecía el portavoz del Kremlin Dmitri Peskov negando que ellos hubieran violado el tratado o incumplido cualquiera de sus partes. El ministro de Asuntos Exteriores Sergei Lavrov dijo luego en la cadena Rossiya 24 que “Estamos dispuestos a seguir cooperando en el marco de este importante documento, siempre que las demás partes que quedan cumplan a rajatabla con los requisitos”. Sin embargo, deducido de la afirmación anterior y la decisión republicana, era solamente cuestión de tiempo que apareciera alguien como el viceministro Sergei Riabkov para insinuar que abandonaran el pacto tras la salida de EE.UU porque “pierde viabilidad”. 

Lo que está claro es que si los dos afirman cosas contradictorias es que uno de los dos miente, sino ambos. Pero lo que resulta más cristalino es el bélico privilegio celeste que se reparten estos dos magnates de la escena mundial antes de separar sus carreras, que significará la pérdida de observadores internacionales en dos de los países más militarizados del globo.