Crisis migratoria: Bielorrusia se enfrenta a la Unión Europea
Miles de migrantes se agolpan en la frontera entre Bielorrusia y Polonia en un intento del presidente Lukashenko por ganarle el pulso a Europa
El último año la migración a Estados Unidos ha batido todos los récords. El Servicio de Aduanas y Protección Fronteriza ha detenido a más de 1,7 millones de personas en la frontera con México. Pero no es el único país que se enfrenta a una crisis migratoria. La Unión Europea eleva la tensión con Bielorrusia, fiel aliada del presidente de Rusia Vladimir Putin, con la llegada de cientos de migrantes a la frontera con Polonia.
La Guardia Fronteriza polaca ha registrado más de 30.000 intentos de cruzar la valle que separa Polonia, Estado Miembro de la UE, de Bielorrusia, conocida como la última dictadura de Europa. Bruselas acusa al régimen de Aleksandr Lukashenko de organizar el tráfico ilegal de personas para presionar a la UE después de que esta le impusiera sanciones económicas por su sistemática violación de los derechos humanos. En agosto de 2020 se celebraron unas elecciones cuyos resultados no ha reconocido Bruselas por fraudulentos.
En la ruta no se acumulan migrantes de Bielorrusia ni de ningún otro país del este de Europa, sino de Oriente Próximo. La mayoría son kurdos que huyen de Siria e Irak. Según han denunciado las autoridades de Polonia, son agentes del régimen de Lukaschenko quienes les guían hasta la frontera, fuertemente armados y acompañados de perros.
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Cientos de personas se concentran frente a las alambradas y han montado tiendas de campaña y montado hogueras para abrigarse frente a las bajísimas temperaturas. El Gobierno polaco ha desplegado a hasta 15.000 militares en la zona y ha declarado el estado de emergencia, que supone que las ONG no pueden acceder a la frontera para suministrar alimentos o atención médica a los migrantes.
Cuando alguien se acerca a la frontera, su móvil recibe un mensaje de texto: “La frontera polaca está cerrada. Las autoridades de Bielorrusia te mintieron. ¡Vuelve a Minsk!”. A pesar del intento de disuasión, al estar la zona llena de bosques por los que zigzaguean las carreteras y los controles policiales, los migrantes siguen buscando el hueco por el que abrirse camino a su destino ideal: Europa.
El régimen bielorruso está aprovechando la situación desesperada de miles de emigrantes de Oriente Próximo para venderles la entrada a Europa, con la que tiene frontera física. El país se ofrece como vía segura a la que llegar en avión, evitando las peligrosas rutas a pie o en barco por el Mediterráneo.
La Comisión Europea ya ha advertido que está estudiando sanciones incluso para las compañías aéreas que están facilitando las rutas en las que se trafica con personas. Entre ellas, la aerolínea estatal rusa Aeroflot. Una idea que el Kremlin ha tachado de “locura”. Además, se añadirán sanciones contra el régimen de Lukashenko.
Rusia ha negado toda implicación en el conflicto migratorio, pero la semana pasada envió dos bombarderos para apoyar a Bielorrusia. Por otro lado, Lukashenko ha amenazado con cortar el flujo de gas que llega de Rusia a la UE a través de su país, en plenas puertas del invierno.
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