El puente de papel que se había logrado construir entre Estados Unidos y Cuba, está próximo a romperse.

El día martes la administración Trump ordenó la expulsión de 15 diplomáticos cubanos de su embajada en Washington, después de haber retirado “más de la mitad de su personal en la embajada en La Habana” durante la semana pasada.

El argumento es la falta de implicación del gobierno cubano en la investigación sobre los extraños padecimientos que han afectado al personal estadounidense dentro de la isla.

Según reportó The New York Times, la sintomatología de los diplomáticos estadounidenses y de sus familiares incluían la pérdida de audición, mareos, tinnitus, problemas de equilibrio y de visión, dolores de cabeza, fatiga, problemas cognitivos y dificultad para dormir.

La administración Trump había estado evaluando la presencia de los signos desde finales del mes de enero, cuando se determinó que todos los casos estaban relacionados y que podían ser causados por “algún tipo de ataque, quizás por un dispositivo de sonido, una toxina o un virus”.

En una declaración oficial, el Secretario de Estado Rex W. Tillerson dijo que Estados Unidos “está expulsando a 15 diplomáticos cubanos, debido al fracaso cubano en tomar medidas apropiadas para proteger a nuestros diplomáticos de acuerdo con sus obligaciones bajo la Convención de Viena”. Para Tillerson, la medida “asegurará equidad en nuestras operaciones diplomáticas respectivas”.

Esta decisión fue comunicada al embajador cubano José Ramón Cabañas el día martes, y los diplomáticos tienen siete días para abandonar territorio estadounidense, según reportó Reuters.

“Hasta que el gobierno de Cuba pueda asegurar la seguridad de nuestros diplomáticos en Cuba, nuestra embajada se verá reducida a personal de emergencia para minimizar el número de diplomáticos en riesgo de exponerse a los efectos”, continuó Tillerson.

Asimismo, el secretario de estado aseguró que “las relaciones diplomáticas con Cuba se mantendrá, y seguiremos colaborando con Cuba para seguir la investigación sobre estos ataques”.

Estas nuevas medidas representan la segunda estocada al proyecto de la administración Obama de recuperar las relaciones diplomáticas con la isla, después de que el Presidente Trump hubiera sepultado los intentos de recuperación al reactivar el embargo cubano bajo condiciones de “elecciones libres”, durante el pasado mes de junio.