“El ponerle un impuesto más alto a las sodas no significa que la gente vaya a dejar de consumirlo”, dijo Ronald Strum, economista de la Corporación Rand en Santa Monica, CA.

La Corporación Rand utilizó datos de una encuesta nacional del 2004 en la cual más de 7.300 niños de quinto grado participaron. En la encuesta habían datos de con qué frecuencia consumían refrescos con azúcar y bebidas deportivas.

En los resultados se encontró que los jóvenes que consumían más sodas las compraban con un impuesto mayor al de las comidas. 

El impuesto más alto que se encontró en los refrescos fue de 7 centavos por dólar y aun así los niños seguían consumiendo las sodas.

“La obesidad no se va a cambiar al aumentar el impuesto a una soda”, dijo Sturm.

Miembros de la Corporación Rand piensan que al igual que en el estudio del 2004 si se hiciera uno hoy en día, tendría los mismos resultados o muy similares, por lo tanto, para ellos subir el impuesto en un refresco no es necesario si lo piensan utilizar como herramienta para combatir la obesidad. 


Así reportó The Inquirer.