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Les rompieron la quijada y no saben quién fue

Dos estudiantes de Philadelphia tienen las bocas cerradas con alambres después de ser agredidos por sus pares. 

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Armando Pagán estuvo hospitalizado durante dos días después de ser agredido en Olney High School.

Dos jóvenes estudiantes de Philadelphia tienen las mandíbulas quebradas después de sufrir palizas de sus pares hace pocos días.
Daniel Félix y Armando Pagán salieron del hospital con las bocas cerradas con alambres, y no podrán comer sólidos durante los próximos dos meses.
Incidentes de violencia como estos no son raros en las escuelas del Distrito Escolar de Philadelphia.
En lo que va de este año escolar se han reportado 2.365 casos de agresión en las escuelas públicas de Philadelphia. En el transcurso de cada uno de los dos últimos años escolares, ese número llegó a más de 4.000. ‘Agresión’ se refiere a casos que causaron daño corporal que requiere de atención médica.
“Lo vergonzoso es que los incidentes de este tipo no son tan poco comunes”, dijo Alberta O’Brien, directora de Community Academy Charter School, la escuela de Félix. “Es triste, pero esta no es la primera vez que le ha pasado esto a uno de mis estudiantes”.
Migdalia Arroyo, la madre de Félix, contó que su hijo llegó a casa el 12 de marzo sosteniéndose su boca, con sangre en la camisa y un diente suelto, después de caminar casi una milla desde la parada de bus donde fue agredido.
“Estaba solo, con la sangre saliendo de la boca y la camiseta manchada, y nadie lo ayudó”, dijo.
Félix fue golpeado por un grupo de aproximadamente cinco niños mientras estaba esperando un bus en la esquina de las calles Seis y Erie.
“Uno de ellos le metió un puño detrás de la cabeza, lo tumbó al suelo y empezaron a darle patadas en la cara”, dijo Arroyo.
Según le dijeron a Felix otros estudiantes que presenciaron el incidente, los agresores eran estudiantes de “CEP”, lo cual se refiere a una de las escuelas alternativas para estudiantes del Distrito que han sido expulsados por violaciones de comportamiento.
La familia de Felix hizo un reporte a la policía, la cual está investigando el caso junto con las escuelas involucradas.
“No es el niño que siempre ha sido”, contó Maritza Reyes, la tía de Pagán, quien fue golpeado por un compañero en Olney High School el pasado 17 de marzo. “Le da miedo volver a la escuela”.
 El incidente sucedió en una escalera, lugar donde la escuela no tiene cámaras de vigilancia, a diferencia de la mayoría del edificio.
La familia de Pagán siente que el no recibió la atención que la situación meritaba.
 “Mi hijo estaba sentado ahí por casi una hora escupiendo sangre en un cesto de basura”, dijo Miguel Camacho, el padre de Pagán, quien tardó ese tiempo en llegar de su trabajo a la escuela tras ser llamado por la enfermera, quien le dio primeros auxilios al niño.
Si un estudiante es herido en la escuela, la política del distrito solo requiere llamar una ambulancia en casos de riesgo mortal. En otros casos, la enfermera de la escuela toma la decisión basada en cuanto tiempo tardarán los padres en llegar.
La escuela está investigando el caso y evaluando su plan de despliegue de oficiales de seguridad, según Michael Silverman, superintendente regional del noreste del Distrito Escolar.
Según él, los niños que han sido víctimas de agresión en sus escuelas o que tienen miedo de serlo pueden pedir un cambio de escuela si se ha documentado el incidente.
Si los responsables de este incidente fueran encontrados, la política del Distrito Escolar sería suspenderlos durante diez días con recomendación de expulsión.
Los niños que son expulsados son trasladados a escuelas alternativas, las cuales son operadas por compañías privadas que contratan con el Distrito. Community Education Partners (CEP) es una de ellas, la cual maneja escuelas en todo el país, y tres en Philadelphia.