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En la última semana de agosto se reportó una muerte en los Estados Unidos aparentemente causada por el uso habitual del cigarrillo electrónico y tras esta alerta, se informaron al menos 450 hospitalizaciones a lo largo del país.
En la última semana de agosto se reportó una muerte en los Estados Unidos aparentemente causada por el uso habitual del cigarrillo electrónico y tras esta alerta, se informaron al menos 450 hospitalizaciones a lo largo del país.

Control de armas vs. cigarrillos electrónicos: la paradoja de la salud en Estados Unidos

Más personas mueren en los Estados Unidos por tiroteos masivos que por cigarrillos electrónicos y aún no hay legislación al respecto.

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En Estados Unidos, es más probable morir en un tiroteo masivo que por mordedura de tiburón, por ejemplo. Sin embargo, las armas están tan arraigadas en la cultura del país - y en su maquinaria política - que el cabildeo termina siendo más fuerte que las epidemias.

Y para muestra, un botón.

En la última semana de agosto se reportó una muerte en los Estados Unidos aparentemente causada por el uso habitual del cigarrillo electrónico y tras esta alerta, se informaron al menos 450 hospitalizaciones a lo largo del país por enfermedades respiratorias debidas al uso de estos dispositivos. Pocas semanas después, ya se cuentan con 5 fallecidos más.

Esta alarma fue suficiente para que las diversas organizaciones de salud  activaran una investigación de las posibles causas que pudieran generar esta “epidemia” como la llamó la primera dama Melania Trump. Lo cierto es que a menos de 30 días de haber encendido la luz roja ya se tomaron medidas al respecto.

Pero ¿qué tan reciente es el problema?

La discusión sobre el uso de los cigarrillos electrónicos en los Estados Unidos viene desde 2007 cuando los e-cig entraron en el mercado. Fue cuando comenzaron las dificultades entre las casas comerciales y las instituciones de investigación científica. La FDA se pronunció al respecto advirtiendo el desconocimiento de la toxicidad de sus componentes, lo que fue apoyado en su momento por diversas asociaciones locales.

Ya en 2014 se reportó el primer caso en España de neumonía por el uso de cigarrillo electrónico y para el 2016 la OMS emitió un comunicado advirtiendo que los cigarrillos electrónicos no son una medida válida para el tratamiento de la dependencia al tabaco debido la ausencia de estudios científicos.

En enero 2018, el NIH publicó un extenso artículo con detalles acerca de los cigarrillos electrónicos, su estructura, la forma de funcionar, los riesgos, los elementos químicos que contienen y el posible daño que generan en el organismo. De nuevo se insistìa en que no son una forma de tratamiento para dejar de fumar. 

Como de costumbre, los jóvenes y adolescentes son la población más curiosa ante las innovaciones y hoy día son los principales usuarios de los e-cigs en los Estados Unidos. Ni hablar de las estrategias comerciales de “sabores agregados”, la posibilidad del consumos de cannabinoides y el uso de técnicas como “goteo” o “dripping” que incrementa el vapor generando una sensación intensa de placer.

A pesar de toda la información existente, para este momento aún no está claro si la causa de las muertes y hospitalizaciones es atribuible a compuestos usados en estos e-cigs o a derivados de la vitamina E en preparaciones de cannabinoides, o a tóxicos que se desprenden de la estructura del propio cigarrillo electrónico lo cierto es que ya el gobierno tomó medidas al respecto.

Entonces ¿por qué el escándalo mediático en las últimas semanas?

La rápida respuesta del gobierno de los Estados Unidos a la epidemia

Llama la atención que un tema de salud ampliamente informado por las instituciones de salud a nivel mundial y local desde hace 10 años, salte a los titulares en las últimas 3 semanas de una forma alarmante y se convierta incluso en objeto de reunión política en la Casa Blanca para abordar el problema.

El gobierno de los Estados Unidos ha sido bastante efectivo en la resolución: se ha aconsejado el retiro de cigarrillos electrónicos de sabores a una semana de los primeros reportes de fallecimientos y hospitalizaciones, se presiona a la FDA para tomar medidas al respecto y se pretende legislar y actuar a más tardar en 30 días de forma efectiva para retirar completamente los cigarrillos electrónicos del mercado estadounidense.

No ha pasado un mes, no están claras las causas de las muertes ni su relación con los e-cigs y ya la solución está en camino.

¿Por qué si hay ley para los vapeadores y aún no se llega a un consenso  respecto al control de armas?

Al parecer el control de armas en los Estados Unidos tiene aristas políticas muy complejas y el cabildeo tiene peso específico, por lo que abordar el tema genera alergias entre legisladores y autoridades, dejando de lado el impacto que tienen en la salud de la población los tiroteos masivos y el suicidio. 

Es interesante ver cómo en las primeras semanas del mes de agosto se instala de nuevo el debate respecto al control de armas y justo en la primera de septiembre salta a la palestra el problema de salud desencadenado por los cigarrillos electrónicos.

El hecho de que en lo que va del año se contabilizan más de 33.000 incidentes por armas de fuego y los 32 tiroteos masivos se barren bajo la alfombra. Los muertos latinos de El Paso no cuentan, ni los fallecidos en los otros episodios violentos en los meses recientes.

Ni hablar de que más del 50% de las muertes anuales por armas en los Estados Unidos corresponden a suicidios.

El impacto del uso de armas en el país sigue siendo un tema rodeado de un color político y se ha olvidado el impacto sobre la salud mental. El cabildeo realizado por la NRA y su respaldo incondicional a algunos defensores incondicionales de la Segunda Enmienda bien justifican la importancia de traer a colación un antiguo problema de salud que ha estado en discusión por años para opacar una cuestión álgida Ad Portas de las elecciones 2020.