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Pedro Ramos is a lifelong Philadelphian, leaving the city for the first time after more than 20 years old to go to law school.    Harrison Brink/AL DÍA News.
Pedro Ramos es un ciudadano de Filadelfia de toda la vida, que deja la ciudad por primera vez después de más de 20 años para estudiar derecho..   Harrison Brink/AL DÍA News.

Un pilar de la filantropía en Filadelfia

Como líder de la organización comunitaria más antigua de Filadelfia, Pedro Ramos ha sido fundamental para lograr un cambio positivo en toda la ciudad.

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Pedro Ramos nació y se crió en Filadelfia.

El menor de cinco hermanos de padres puertorriqueños, su infancia transcurrió entre la 5th y Girard Avenue, en North Philly.

“Tuve la suerte de tener muchos adultos cuidando de mí, ya fueran hermanos mayores, vecinos, maestros particulares y un par de consejeros aquí y allá”, dijo Ramos en una entrevista con AL DÍA.

“Me siento afortunado de haber recibido ayuda de tantos lugares que ni siquiera podía reconocer”, agregó.

Sus padres llegaron de Arecibo, Puerto Rico, en 1953 y se establecieron en North Philly, donde su padre empezó a buscar trabajo. Debido a sus experiencias en Puerto Rico, la educación siempre fue una alta prioridad en el hogar de Ramos.

Su padre tenía una educación de segundo grado y su madre llegó al sexto grado antes de que la sacaran de la escuela para ayudar a criar a sus hermanos menores después de la muerte de su padre.

“Mis padres, y especialmente mi madre, fueron una fuerza impulsora en términos de educación”, dijo Ramos.

“Mis padres, y especialmente mi madre, fueron una fuerza impulsora en términos de educación”, dijo Ramos.

Interacciones tempranas valiosas

Ser mucho más joven que sus hermanos le permitió a Ramos estar expuesto a muchos de los acontecimientos que estaban ocurriendo en el mundo que lo rodeaba, incluso cuando era demasiado joven para comprender realmente lo que ocurría en su totalidad.

El hermano mayor de Ramos era un activista en la comunidad puertorriqueña, y acabó convertido en uno de los impulsores del movimiento de los Young Lords de Filadelfia, “lo que significaba que cuando era un niño, alrededor de la mesa había mucha charla política, charla activista, charla radical”, dijo Ramos.

Cuando ya era un poco más mayor, la familia de Ramos se mudó a Olney, y muchos de esos activistas se convirtieron en líderes comunitarios, líderes sin fines de lucro, líderes gubernamentales, periodistas, abogados y otras figuras prominentes.

“Eran las personas que más preocupaban a los padres y a muchas otras personas, pero finalmente encontraron su camino hacia roles institucionales”, dijo.

Sin perder su foco en la educación, a Ramos le iba bien en sus clases y actividades extracurriculares, y comenzó a ganar confianza en sí mismo.

Al iniciar sus estudios superiores en la Universidad de Pensilvania, Ramos tuvo que buscar una comunidad y, en el proceso, se convirtió en líder y activista estudiantil por derecho propio.

Mientras estaba en Penn, se involucró con el United Minorities Council, el Movimiento de Desinversión de Sudáfrica e hizo conexiones con algunos estudiantes de último año y otros latinos y estudiantes de color que tenían intereses similares en abordar problemas sociales.

Ramos destacó esas actividades como “su próximo gran paso en mi formación”, dijo, haciendo referencia a los años en que empezó a desarrollar curiosidad sobre cómo funcionan las cosas, cómo se toman las decisiones y qué cosas se pueden hacer a menor escala para influir a mayor escala. 

Esta experiencia también ayudó a Ramos a decidir qué carrera profesional quería seguir.

“Sabía que quería ser abogado y pensé que el Derecho sería una forma de ganarme la vida y poder hacer el tipo de vida que mis padres esperaban que yo tuviera y que no pudieron soñar con tener ellos mismos”, dijo Ramos.

“Pero también fue una forma de abrirme camino hacia esos mundos a los que comencé a exponerme en la universidad, y que nunca supe que existían mientras crecía”.

Ramos creció viendo a sus hermanos pasar de activistas a pilares de la comunidad. Hizo lo mismo cuando regresó a Filadelfia después de estudiar derecho. Harrison Brink/AL DÍA News. 
Un mundo afuera

Después de pasar los primeros 20 años o más de su vida en North Philly, Ramos se marchó a estudiar Derecho en la Universidad de Michigan, convirtiéndose en la primera vez en su vida en pasar un período prolongado fuera de su ciudad.

Sin embargo, Ramos siente que su experiencia anterior produjo el mayor cambio en su persona. 

“Creo que pasar de North Philly al campus de Penn fue un cambio mucho más grande que mudarme de Pensilvania a Michigan”, dijo.

Para cuando se fue a Michigan, Ramos ya había aprendido mucho más sobre el mundo fuera de North Philly y el entorno en el que había crecido.

Su decisión de inscribirse en Michigan se debió a tres motivos: estaba clasificada como una de las mejores facultades de Derecho de la nación, conocía a algunos estudiantes que habían pasado antes por Penn, y la oportunidad de continuar gran parte del trabajo en el que ya estaba involucrado como estudiante de pregrado.

“Mi experiencia como universitario residente en Ann Arbor fue agradable y buena”, dijo Ramos.

Además de completar allí su licenciatura en Derecho, durante su etapa de estudiante en Michigan nació su primera hija.

“Fue una buena experiencia y el hecho de que mi hija haya nacido allí siempre hará que sea un lugar especial para mí”, agregó.

Carrera temprana

El primer trabajo de Ramos fuera de la facultad de Derecho fue como socio de Ballard Spahr, en Filadelfia.

Su objetivo era aprender los aspectos técnicos de la profesión de abogado, lo que le permitiría tener tiempo y libertad para dedicarse a otras cosas.

Su primera experiencia involucrándose “en otras cosas” fue como miembro de la junta de Congreso, una junta en la que estuvo durante aproximadamente una década.

“Fue una buena manera de sentir que podía estar conectado y contribuir en base a mi educación”, dijo Ramos.

Dentro del ámbito de la educación, el trabajo de Ramos en la junta de Congreso lo llevaría más tarde a convertirse en la persona más joven en servir como miembro de la junta del Distrito Escolar de Filadelfia.

A mediados de la década de 1990, Filadelfia atravesaba lo que Ramos llama “una época de mucha transformación... un cambio de guardia”.

“Diría que estaba llegando una especie de nueva generación, y que nosotros éramos esa nueva generación”, dijo Ramos.

Su participación en la junta, trabajando para abordar los desafíos que enfrentan las escuelas de Filadelfia, le dio a Ramos una mejor comprensión de todas las pequeñas cosas que deben suceder para que sucedan cosas más grandes e impactantes.

También empezó a apreciar más las oportunidades de servir, algo que él ve como “un privilegio y una responsabilidad”, a lo que se ha comprometido desde entonces de varias maneras.

“Desde entonces, entre trabajo, familia y algún que otro servicio a la comunidad, mi vida es una especie de acto de malabarismo”, comentó Ramos.

“Creo que todos están en línea con mi motivación por los demás... y me han proporcionado una sensación de equilibrio y una salida”.

Ramos tomó el timón de la Fundación de Filadelfia en 2015 y aumentó exponencialmente tanto sus fuentes de financiación como el número de proyectos que financia. Harrison Brink/AL DÍA News.
La Philadelphia Foundation

Dada la importancia que la educación y su práctica legal han tenido en su vida, abandonar su profesión no fue algo en lo que Ramos hubiese pensado mucho.

Pero en 2015, cuando la Philadelphia Foundation estaba buscando un nuevo líder, Ramos recibió una llamada de una consultora de empleo.

Inicialmente, comenzó a enumerar los nombres de las personas que creía que serían adecuadas para el puesto antes de que se le preguntara si consideraría asumir el puesto.

Más tarde, una charla con su esposa ayudó a Ramos a darse cuenta de que gran parte del trabajo que haría en ese rol era lo mismo que había estado haciendo durante muchos años.

“[Mi esposa] en cierto modo me hizo hacer una pausa y pensar más en ello”, dijo, y señaló que sería una oportunidad para marcar la diferencia y fortalecer aún más sus convicciones.

Finalmente, Ramos aceptó el cargo y se incorporó oficialmente en agosto de 2015, convirtiéndose en el primer hispano en liderar una organización filantrópica en la ciudad.

Esa distinción lo hace reflexionar sobre las mujeres y las personas de color que lo precedieron y el impacto que pudieron tener a lo largo de los más de 100 años de historia de la fundación.

Durante sus seis años al frente, Ramos ha aprendido bastante.

“Lo que estoy descubriendo sobre la filantropía es que los problemas que enfrenta la comunidad latina no son tan conocidos como yo hubiera pensado”, dijo Ramos. “Existe una dimensión de la fuerza y ​​la resistencia de la comunidad latina en Filadelfia que no es tan conocida, así como algunos de los desafíos crónicos e intergeneracionales”.

Subrayó cómo la tasa de pobreza entre los niños, la competencia en matemáticas de octavo grado, la alfabetización de cuarto grado dentro de las comunidades latinas y desatendidas son tan preocupantes ahora como lo eran hace dos décadas.

Para Ramos, lo más gratificante de la filantropía es simplemente poder hacer y ayudar a los demás, a la vez que se contribuye a encontrar soluciones positivas, algo que quedó demostrado especialmente durante el inicio de la pandemia.

Gracias al Fondo PHL COVID-19, la Philadelphia Foundation logró proporcionar casi $18 millones a organizaciones sin fines de lucro de toda la ciudad.

“Ese fue un esfuerzo que involucró a más personas de las que puedo enumerar”, dijo. “Ser capaz de servir de esa manera y con mi equipo... fue sin duda algo de lo que estoy orgulloso de haber formado parte”.

Este rol agrega otra dimensión al enfoque que Ramos ha tenido a menudo a lo largo de su carrera: interactuar con diferentes líderes, construir relaciones y generar cambios positivos.

Una parte intrínseca de su identidad

Cuando Ramos piensa en su herencia latina, la llama “intrínseca a mi identidad”.

Sin embargo, también ha aprendido sobre las connotaciones sociales de esa herencia.

“Me convertí en latino cuando fui a la universidad”, dijo. “Antes, había sido siempre puertorriqueño”.

Pensar en su herencia le da a Ramos tiempo para reflexionar sobre los valores, el idioma y la cultura que le transmitieron sus padres, además de la conexión entre Puerto Rico y los Estados Unidos continentales y toda la diáspora.

“Para mí, el Mes de la Herencia Hispana es toda esa subcultura”, dijo, tomándose también un tiempo para reflexionar sobre la cultura latina en América Latina y el Caribe, y en Filadelfia.

A medida que Ramos se prepara para aceptar su distinción como Arquetipo de AL DÍA 2021, confía en que ésta pueda usarse como un puente no solo para su comunidad, sino para la ciudad en su conjunto.

“Espero que sea una forma de atraer más atención y conectividad entre las instituciones y la comunidad latina de Filadelfia”, concluyó Ramos. 

Espero que sea una forma de atraer más atención y conectividad entre las instituciones y la comunidad latina de Filadelfia”, concluyó Ramos.