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Alba Martínez en el campus de Vanguard en Malvern, PA. Foto: Samantha Laub / AL DÍA News
Alba Martínez en su oficina en el campus de Vanguard en Malvern, PA. Foto: Samantha Laub / AL DÍA News

Alba Martínez: Siguiendo su ‘Estrella del Norte’ en el servicio público, en el privado y más allá

De abogada a ejecutiva corporativa, pasando por la dirección general en organizaciones sin fines de lucro y comisionada de la ciudad. Alba Martínez se ha…

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Alba Martínez es curiosa por naturaleza ––le interesa desde el mundo hasta las personas: de dónde vienen, en qué creen y hacia donde van––, hasta el punto de preguntar por las historias de aquellos que se cruzan en su camino, las cuales siempre escucha atentamente.

No es de extrañar, por lo tanto, que, además de la ilustre carrera (no libre de obstáculos) que ha construido en el campo del servicio público y de la inversión privada, la propia Martínez tenga algunos talentos ocultos.

“Mi sueño es formar parte de una banda en algún momento”, confiesa Martínez, quien toca el bajo desde hace años, especialmente en eventos, reuniones y protestas cuando todavía era una estudiante de Derecho en D.C.

No hay duda de que este otro sueño se hará realidad, porque si hay algo que le caracteriza es una determinación y un entusiasmo que le han llevado a cumplir siempre sus objetivos, mientras creaba y reformaba sistemas en las etapas más grandiosas de su carrera.

En su cargo actual como directora y comisionada de servicios de retail en Vanguard, la mayor compañía de fondos mutuos del mundo (con más de 5.000 millones de dólares en activos y la misión de alterar el sistema de inversión para hacerlo más accesible), Martínez continúa trabajando en base a su criterio de transparencia directa y un enfoque basado en las relaciones como método para hacer frente a los obstáculos que puedan presentarse. Un estilo de gestión que es evidente en la forma en la que pasa de sus sesiones de estrategia a saludar y conversar con sus compañeros de trabajo, entre ellos, algunos de los 1.400 empleados que supervisa en el campus de Vanguard en Malvern (Pensilvania).

Cuando Martínez habla de su carrera y su visión como líder siempre hace referencia a la “estrella del norte” que la guió cuando asumió su puesto como directora ejecutiva de la organización sin fines de lucro Congreso de Latinos Unidos, con tan solo tenía 28 años; o cuando tomó el rol de presidenta del Departamento de Servicios Humanos, pese a que muchos le advirtieron que “arruinaría su carrera”. Según Martínez, tener una “estrella del norte” es esencial para lograr y avanzar en cualquier misión o propósito como organización, y es un valor que la ha guiado desde el comienzo de su carrera.

Poniendo el listón alto

Martínez conoce muy bien la lucha que muchos llevaron a cabo para avanzar en sus carreras. Como hija de padres de clase media que “[lucharon] realmente duro por alcanzar el éxito”, Martínez observó el contraste entre el estilo de vida de sus padres, que ascendieron hasta ser profesores universitarios, y el de sus abuelos paternos –una familia de pequeños comerciantes con una tienda en la esquina de la plaza de Jayuya (Puerto Rico)– y maternos –cafeteros y agricultores que “tenían tierras pero muy, muy poco dinero”–.

Martínez confiesa que se siempre se tomó muy en serio la historia de su propia familia y que mientras crecía comenzó a desarrollar una “aversión al abuso de poder”.

“Recuerdo que en Puerto Rico, a veces me sentía avergonzada o incluso enojada con mis colegas porque los veía burlarse de los homosexuales o de la gente de color. Desde muy joven tenía muy claro que para mí eso no era aceptable y me rebelé contra ello, pero me di cuenta de que a veces no tenía las herramientas para enfrentarlo de manera efectiva”, asegura Martínez. Con el tiempo, se dio cuenta de que la mejor forma de combatirlo era estudiando Derecho para ser capaz de poder “presentar mejor sus argumentos”.

Por ello, Martínez se trasladó a Washington D.C. cuando tan solo tenía 19 años para estudiar Derecho en el Centro de Derecho de la Universidad de Georgetown, con lo que admitió que en ese momento era un nivel de inglés “insuficiente”. Esta fue la primera vez en su carrera en la que tuvo que superar obstáculos debido a su identidad, pues pese a que coincidió con colegas, compañeros de clase y profesores que le apoyaron, hubo otros que no lo hicieron.

Martínez explica que fue “difícil y desalentador” porque “estaban señalando algo que era cierto, había una brecha, pero lo que no estaban haciendo era invertir en mi éxito”.

“Me di cuenta de que no iba a dejarles, así que me apoyé en las personas que sí invirtieron en mi éxito”, asegura; un sistema de apoyo que incluía a sus padres que la animaban desde Puerto Rico y a sus compañeros de la escuela de Derecho.

Desde entonces siempre ha reaccionado así ante cualquier obstáculo. Primero, reconociendo el problema, y después pensando cómo abordarlo. Luego solo queda trabajar duro, forjar alianzas con quienes tienen la misma visión y seguir adelante, incluso cuando otros piensan que su sueño es imposible.

Por ejemplo, Martínez explica que eligió el desafío de convertirse en directora del Departamento de Servicios Humanos en el 2000, a pesar de que el alcalde John Street le ofreció primero el cargo de comisionada de salud.

“Tenía buenos amigos defensores de los derechos de los niños en la comunidad que me decían: ‘No cojas este trabajo’”, recuerda Martínez; quien señala que tenía muchas ganas de reformar el sistema después de haber visto a muchas familias precisamente afectadas por el sistema de bienestar infantil durante su trabajo en Congreso. Por ello, cuando comenzó en el puesto, Martínez puso el listón alto, afirmando que su objetivo como comisionada del DHS era “eliminar el abuso infantil”.

“Creo que a veces ese tipo de visión utópica es realmente poderosa y realmente saludable, porque mirando hacia atrás, fue audaz y algunas personas argumentarían una afirmación poco realista, pero realmente creo que eso fue, nuevamente, ‘la estrella del norte’”, afirma.

Y aunque quizá no logró su meta, Martínez y su equipo sí consiguieron transformar el sistema mediante la implementación de contratos basados en resultados. En cinco años, el número de niños en hogares de acogida disminuyó en un 50 por ciento; además, DHS también comenzó a asignar 100 millones de dólares de inversión a la creación de un sistema de prevención.

Martínez cuenta que tanto sus éxitos profesionales como los de los demás son debidos a una mentalidad de crecimiento, basada en analizar los errores para poder aprender de ellos.

“Vivimos en una sociedad en la que estar equivocado a veces es algo penalizado o menospreciado, y creo que no hay nada más alejado de la verdad”, explica Martínez. “Creo que el fracaso es un profesor increíble”.

“Siempre le digo que su pasión es contagiosa”, confiesa Katie Zay, gerente senior de servicios minoristas en Vanguard. “Hace que la gente piense de manera diferente y que lo hagan a lo grande, y siento que he desarrollado mucho trabajo gracias a ella”.

Mirando hacia el futuro

Además de la música, Martínez asegura que en su tiempo libre le gusta apoyar a las artes y pasar tiempo con su pareja, Roberta Trombetta, fundadora y directora de CB Community School, y sus dos hijos, de 24 y 25 años.

Sobre su futuro ingreso en política, Martínez, que trabajó en el equipo de transición del candidato a la alcaldía Jim Kenney y cuyo potencial como candidata a la alcaldía se ha discutido en el pasado, confiesa que “es sabio nunca decir nunca”.  Sin embargo, actualmente está “entusiasmada y completamente dedicada a la visión de Vanguard de ayudar a personas en todos los ámbitos de la vida a invertir en el éxito” a través del nuevo rol de jefe de Global Acquisitions al que llegará en noviembre.

“Cada vez que llegue el momento de hacer algo nuevo será en el servicio público. No sé si será en política, como política electa, por así decirlo, pero definitivamente volveré al servicio público”, sentenció Martínez.