Tortillas y raíces: El libro definitivo sobre cocina chicana
Esteban Castillo reinventa en Chicano Eats: Recipes from My Mexican-American Kitchen los platillos tradicionales de su familia en un viaje culinario a través…
Cuando el mexicano Esteban Castillo empezó su exitoso blog Chicano Eats, en 2016, lo hizo en buena medida por la nostalgia que le provocaba haberse mudado de Santa Ana Humboldt para acudir a la universidad. Enseguida, su odisea gastronómica le llevó a crear algo mucho mayor que un recetario online, un archivo de la identidad chicana y las historias personales a través de los platillos.
Ahora Chicano Eats ha saltado de la ciberesfera al mundo real -sea lo que sea eso- y puede leerse en formato libro bajo el título de Chicano Eats: Recipes from My Mexican-American Kitchen.”
En el libro no sólo Castillo nos conduce a las recetas tradicionales de su familia desde aquellos días lejanos en que sus abuelos se dedicaban a la venta ambulante en Colima, México, y que más tarde le fueron transmitidas de forma oral. Sino que también las sazona con su propia experiencia como californiano, reinventando los tacos adobadas, los tacos tuxpeños -los favoritos de su mamá- o los frijoles al gusto en lo que ha dado lugar a un verdadero mestizaje culinario.
Así, por ejemplo, le contaba Castillo a LA Times, los dulces de Lucas Gusano que no pudo encontrar en Humboldt los transformó en alitas de pollo de tamarindo, y las margaritas las hizo de sandía picante, muy al estilo de una “verdadera ama de casa del Condado de Orange”.
“Cada vez que buscaba recetas, me di cuenta de que la gente siempre recurría a los blancos para nuestras historias y recetas. Y no parecía justo. ¿Por qué no puedo hacer esto? El no ver a nadie más como yo en ese paisaje me empujó a recopilar todas estas recetas. Si me sentía así, no sé cuánta gente hay por ahí que también extrañe o intente descifrar la receta de su madre”, explica el blogger y ahora autor a LA Times respecto a sus motivaciones para armar Chicano Eats.
Castillo admite que las elecciones de 2016 supusieron un punto de inflexión en su vida y su forma de ver su propia cultura: “Mucha gente se me acercaba, que eran chicanos de primera o segunda generación, diciéndome: "Nunca crecí con mi cultura porque mis padres realmente me asimilaron a este país y me despojaron de partes de la cultura". Su blog me ha ayudado mucho".
Su identidad chicana no sólo está representada en las recetas del libro, como la gelatina mosaico o las tres horchatas, sino también en el lenguaje que emplea, e incluso en la elección de la editorial.
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“Si estoy con mis hermanos o mi primo, voy a usar el spanglish. Eso es lo que soy. Cuando me reunía con las diferentes editoriales que estaban interesadas en adquirir el libro, una de las cosas que buscaba en una editorial era trabajar con alguien que fuera una persona de color o latina o latino. De las muchas editoriales que conocí, sólo había una que tenía un editor de libros de cocina que era latino y que estaba con HarperCollins. Todos los demás eran esencialmente blancos”, afirma Castillo, cuyos padres fueron indocumentados en Estados Unidos hasta los 21 años.
“Cuando fui a México, fue por mi cuenta o con una tía o un tío. Nunca me sentí realmente como si perteneciera allí porque hablaba inglés. Entonces estaba aquí en el patio de recreo tratando de hablar español con mis amigos pero también escuchando que no debíamos hacerlo. (...) El término chicano realmente me ayudó a aceptar eso. No soy de aquí o de allá, sino de ambos al mismo tiempo”, sostiene.
¿Lo mejor del libro? La fusión entre historia cultural y gastronomía, el elogio de las raíces y, por supuesto, las inigualables recetas de costillas estofadas a la michelada. ¡Una delicia!
Historia original de Vera Castaneda para LA Times.
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