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A las generaciones más jóvenes no les interesa el lenguaje inclusivo, concluye una encuesta. Vía Getty Images.
A las generaciones más jóvenes no les interesa el lenguaje inclusivo, concluye una encuesta. Vía Getty Images.

Hispanos, Latinos o Latinx: Un nuevo debate

La corrección política no es un factor importante ni siquiera para los “Latinos” más jóvenes, aunque activistas y políticos se empeñen en utilizarlo. ¿Qué es…

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Desde que empezó a popularizarse a principios de siglo, sobre todo en el ámbito universitario e Internet, el término “latinx” se ha empleado para referirse a la comunidad más allá del binarismo de género (ellos/ellas), tratando de ser lo más representativxs (ups, se me escapó) posibles en un momento en que el feminismo intereseccional y las teorías sobre la identidad fluida atraviesan la sociedad norteamericana.

Pese a los esfuerzos de políticos demócratas como Elizabeth Warren o Beto O’Rourke, por ser más inclusivos y hacer un guiño a la comunidad, un 98% de los ciudadanos de origen Latinoamericano residentes en Estados Unidos -52 millones de personas- no se siente identificado bajo el paraguas del “Latinx”.

Según una encuesta publicada por la firma ThinkNow, la mayoría prefiere para describir su etnicidad el uso de denominaciones como “Hispanos” (44%), Latinos (22%) o, incluso, su país de origen (11%), como ocurre en América Latina donde la palabra “Latinx” o “Latino/a” no es tan común como en Estados Unidos.

Y en menor porcentaje se encuentran quienes optan por emplear el nombre del país más la coletilla “Americano/a” y los “Chicano/as”.

¿Nos molesta la “X”?

Una búsqueda rápida en Internet revela más de 18 millones de resultados que incluyen la palabra “Latinx”. Se emplea en titulares de prensa, en eslóganes y discursos políticos, cursos universitarios, libros, camisetas… siempre para mostrar neutralidad de género. Una aparente victoria de las luchas LGTB y feministas sobre el lenguaje patriarcal.

Si bien se pensaba las generaciones más jóvenes, que han nacido en una sociedad con algunas victorias ya ganadas, se sentían más cómodas con la “X” de la neutralidad, según la encuesta, solo a un 3% de los Latinos de entre 18 y 34 les gusta que se refieran a ellos de esta forma. ¿Por qué esta falta de vínculo de los millenial con el lenguaje inclusivo? 

De acuerdo a la antropóloga de Internet Angela Nagle, autora de "Kill All Normies" (Zero Books, 2017), a la par que el feminismo se ha convertido en cultura mainstream, la joven derecha (alt-right) ha sabido llegar más a los jóvenes a través de memes y foros que los sectores más progresistas, aquejados de falta de sentido del humor, “puritanismo” y “elitismo” online.

¿Será que los más jóvenes están cansados de que les digan cómo deben expresarse?

“Lo que llamamos alt-right es en realidad esta colección de tendencias separadas que crecieron de manera casi independiente unas de otras, pero que se unieron bajo el estandarte que supuso la irrupción de la política contraria a la corrección a través de las guerras culturales de los últimos años”, resume Nagle.

La investigadora añade que estos movimientos surgen en el mundo virtual como reacción al exceso de afección de los mensajes de la izquierda, empleando un lenguaje más joven, más transgresor y “canalla”, y que, lógicamente, acaban llegando al mundo no virtual.

¿Será que los más jóvenes están cansados de que les digan cómo deben expresarse? ¿Ha fallado el feminismo intereseccional y el movimiento LGTB al transmitir valores a las nuevas generaciones?

Mientras tanto, me viene a la cabeza el sermón de un amigo varón quien respondió a un comentario mío con la puntiva coletilla de: “Se dice “chicas” no “chicos”; y también “chiques”. No debe extrañarnos que muchas personas lleguen a hartarse de recibir tanta lección moral. 

Lenguaje e identidad

No obstante, los lenguajes excluyentes y binarios tienen sus peligros y en otros países parecen ser más conscientes de que la forma en que nombramos nos define. Y puede llegar a invisibilizar a una comunidad.

En lugares como Argentina y España, los movimientos sociales han conseguido trasladar su lucha por el lenguaje no binario a los millenial y la Generación Z. Proponen no solo el uso de la “x”, sino el de la “e” a final de palabra.

Y pese a que voces críticas y más tradicionales afirman que estos cambios suponen dar “una patada” al diccionario y que la lengua acabará resistiéndose, no se puede negar que el lenguaje es política y si bien no se puede nombrar lo que no existe, no nombrar es la forma más rápida de hacer que algo/alguien deje de existir. Tanto política como socialmente.