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“Transportapueblos, Compañero de Migrantes” es la última serie del artista de Tijuana Libre Gutiérrez. Photo: Univison
“Transportapueblos, Compañero de Migrantes” es la última serie del artista de Tijuana Libre Gutiérrez. Photo: Univision

La senda del Coyote, un animal de poder para los migrantes en México

Cinco enormes coyotes realizados por el artista Libre Gutiérrez informan a los migrantes que viajan por el desierto sobre las rutas seguras y dónde conseguir…

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Existen en todo México unos 84 refugios para migrantes, lo insólito es que muchos de los viajeros que llegan al país huyendo de la violencia de sus respectivos hogares en Centroamérica apenas consiguen ubicarlos. Tampoco conocen qué recursos tienen ni sus derechos. Para ellos, internarse en el desierto buscando la seguridad es en sí mismo una peligrosísima caminata a ciegas. 

El artista de Tijuana Libre Gutiérrez se topó con esta realidad mientras realizaba un voluntariado en un refugio de Ciudad de México, Casa Touchán. Se sentó con unos ocho migrantes y empezaron juntos a realizar una lista de todas las cosas que cualquier viajero debería tener en cuenta para iniciar esta agotadora y arriesgada travesía.

Gutiérrez es artista social. Trabaja solo y a veces en colaboración con organizaciones sin fines de lucro realizando murales que obran como puentes comunitarios; son símbolos de resistencia a la vez que de denuncia a los problemas sociales. 

En esta ocasión quería entender en profundidad la odisea de las personas migrantes, pero sabía que para ello debía convertirse en uno. Allí empezó un viaje que culminaría en casi “hechicería” -todo arte en cierto modo lo es-. 

A lomos de ‘La Bestia’

A los trenes de carga que transportan a migrantes a través de México se los conoce por este temible nombre, “La Bestia”. El viaje es muy arriesgado, muchas personas que inician este recorrido a través de la vía pierden un brazo, mueren al caer del techo de los vagones o son víctima de las mafias. 

Libre decidió emprender el viaje, necesitaba saber qué se sentía y a qué se enfrentaban realmente esas otras personas. Pasó diez días a lomos de La Bestia, junto a familias enteras, en dirección al norte. 

"Fuimos amenazados y también nos trataron muy bien", contó a Hyperallergic. "Siempre que el tren se detenía, éramos cautelosos, pero la mayoría de la gente venía con agua y comida". 

Tras la experiencia -fría, dura, peligrosa-, el artista creó en Tapachula, Chiapas, una madre de coyote y su cachorro que viajaban junto a las familias con niños para mostrar esa otra faceta femenina. Una mamá coyote de al menos 11 pies, una protectora que lleva sobre su lomo casas coloridas que a su vez son pajareras con banderas de Honduras, Guatemala o Ecuador. Los países de origen de estas personas. 

Luego siguió esculpiendo. Hizo cuatro enormes coyotes también en Tapachula, todos formaban parte de la serie “Transpoartapueblos: Los Resilientes”, que realizó en colaboración con NOW Art L. 

Getty Images

Un animal de poder

Más conocidos como animales nocturnos y solitarios que parecen perros o lobos famélicos, decir “coyote” en la frontera no es hablar en sí de animales, sino de guías o de traficantes de personas según a quién preguntes. 

Para la Patrulla Fronteriza, los coyotes o polleros son contrabandistas. Para los propios coyotes, lo único que hacen es ayudar a las personas a cruzar el desierto y pasar la frontera sin que pierdan la vida y a cambio de un pago. 

Pero Gutiérrez fue un poco más allá. Para su última serie, “Transportapueblos, Compañero de Migrantes” convirtió a esta figura en un híbrido entre el guía y el animal de poder que, según los nativos americanos, representa el espíritu de la vida. 

Photo: Vice

Un símbolo de supervivencia labrado en cinco grandes esculturas que representan coyotes y que contienen información de gran utilidad para el migrante, como mapas labrados y suministros necesarios como el agua. E incluso tienen estanterías en la cola.

“Siempre me he sentido más escultor que pintor”, dice el artista, que empleó una subvención que apenas acababa de recibir para crear sus diseños, que colocaría a lo largo del camino a través de México. 

“Odio cuando vas a un museo y no puedes acercarte a la pieza”, añade. “Mis esculturas son lo contrario, quiero que la gente escriba en ellas, que deje mensajes”. 

Que, en pocas palabras, estos coyotes sean protectores de la vida.