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Su tema con mayor éxito hasta la fecha inspecciona a fondo la bossa nova, pero a lo largo de su discografía podemos apreciar influencias de otros países como España, Colombia o Cuba. FOTOGRAFÍA: AlDíaNews.
Su tema con mayor éxito hasta la fecha inspecciona a fondo la bossa nova, pero a lo largo de su discografía podemos apreciar influencias de otros países como España, Colombia o Cuba. FOTOGRAFÍA: AlDíaNews.

Alper Tuzcu: “Mi nuevo sueño es utilizar mi música para apoyar el multiculturalismo”

Raíz es el cierre de una trilogía introspectiva que repasa sin fronteras las virtudes de la música latina para entregar un EP relajante y sensual.

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Si con los dos discos anteriores que componen su tríptico musical (Migrante, Imagina) fuimos testimonios de una sensibilidad ecléctica y sin fronteras parece que ahora que ya ha cumplido los treinta, Alper Tuzcu nos regala el final más redondo, maduro e introspectivo hasta la fecha en el EP Raíz recién aparecido.

Este disco cuenta con dos temas en castellano y dos en portugués reconociendo así las influencias latinas a un nuevo nivel de sensualidad y tranquilidad que no dejan de sorprender en un compositor y guitarrista nacido en Estambul. 

No es que su proyecto musical no entienda de fronteras, es que es transnacional como el propio artista. Su rastro geográfico hasta el epicentro que supone Berkeley ahora es a su vez los ecos y los matices de sus álbumes, como si pudiera amplificar el detalle de las melodías en el baile continental. 

Precisamente en este EP cuenta con la ayuda para la “chacalera” de Marcelo Woloski, de la banda Snarky Puppy, que le ayuda a abonar la percusión del jardín sonoro con el que trabaja echándole una mística mano con el bombo legüero, popular de la zona de Santiago del Estero.

Son muchos los elementos del proyecto de Alper que remiten a terceros artistas y hace que nos llame la atención casi como nodo cultural. Por un lado, su evolución parece tener semejanzas con otros artistas que indagaron en la música folclórica, como la inglesa Kate Bush. Y como ella cuando mentaba a Joyce en sus letras, parece que Alper hace lo mismo con Neruda y Gabo.

De modo que el resultado orgánico pero fruto de profunda deconstrucción previa recuerda todavía a otros artistas latinos sumamente metódicos pero fluidos, como Octavio Paz. Sumamente interesados en su trayectoria y último disco, Alper nos recibe en su casa en la que puede apreciarse a sus espaldas un ejemplar de Man and His Symbols de Carl G. Jung.

Alper nació y vivió en Turquía hasta los 17, cuando partió a estudiar economía en Ohio. Cuando se graduó, a los 21, se dio cuenta que no quería seguir por ese camino, que ese no había sido el sueño cultivado desde la infancia. 

Luego fue a cursar un programa de verano en Italia que, a través de una beca, terminó por llevarle a Boston para estudiar un segundo grado musical. Último paso antes de llegar a Berkeley, ciudad que describe como paraíso de las influencias musicales. 

Finalmente logró sus objetivos en 2016 con 12 Waters, un disco muy cercano al jazz, y dos años más tarde con Aurora, donde seguía deconstruyendo la música brasileña. 

Su tema con mayor éxito hasta la fecha inspecciona a fondo la bossa nova pero a lo largo de su discografía podemos apreciar influencias de otros países como España, Colombia o Cuba.

 

¿En qué momento de tu trayectoria has encontrado la música latina?

He pasado por miles de caminos diferentes que se han ido superponiendo a lo largo de los años. Creo que la primera oleada llegó cuando estudiaba en Estados Unidos y en verano solía volver a Estambul. La parte multicultural de la ciudad es muy rica, en un radio de un kilómetro podías encontrar rock o un bar cubano. Empecé entonces a frecuentar esos círculos. 

Cuando volví a la escuela, me uní a grupos de jazz latino tocando cualquier cosa que me dieran. En algún momento toqué el bajo, que no es mi instrumento. El puesto de guitarra estaba ocupado pero a través de eso empecé a aprender. Ahí viene el concepto del súper ritmo, que me impactó mucho. 

La música brasileña era perfecta en ese momento por el ritmo, en la samba o en la bossa nova. Me siento un guitarrista raro porque pienso mucho en el ritmo. Me siento atraído por el ritmo. A través de esa conexión empecé a conocer muchas sinfonías latinas. 

En el anterior EP pudimos conocer a algunos autores. Me gustaría saber a quién pretendes presentar en este disco.

En cuanto a las influencias, en Raíz no hay un autor sino que han sido múltiples personas. Una gran persona que me influyó al escribir este disco es la poeta modernista argentina Alfonsina Storni. Me encanta la forma en que dobla el lenguaje. También leí a Federico García Lorca y a Octavio Paz, así que creo que ambos me influyeron.

Hay otra parte de la historia y es que esta es la tercera parte de una serie de EP. Las dos primeras las escribí en Barcelona, influenciado por Gabriel García Márquez, que también vivió en Barcelona cuando escribía el libro que tenía conmigo, Cuentos Peregrinos. Ha sido una enorme influencia. 

¿Sientes ahora que has conseguido tu sueño de la infancia? ¿Cuál es entonces tu nuevo sueño?

Creo que sí. Mi sueño inicial era básicamente realizar esas pasiones pero, aquí es donde se complica. Todo el mundo te dice que sigas tu sueño y que lo encuentres pero nunca te dicen qué hacer después. 

Mi viaje durante los últimos cinco o seis años ha sido intentar averiguar cómo hacer algo con esa pasión, quizá algo significativo para los demás, no sólo para mí sino para el mundo. 

Mi nuevo sueño es utilizar mi música para apoyar el multiculturalismo y concienciar al mundo sobre él mediante el ejemplo.