Rompan Todo: puro ‘saudade’ del rock latinoamericano
¿Donde andabas cuando la movida? Si quieres una curiosa clase de historia musical en clave documental o simplemente sumergirte en la nostalgia este es el…
Rompan Todo: La historia del rock en América Latina es una mini serie de seis episodios de Netflix, de formato documental, que acaba de ser estrenada y de la que muchos hablan por sus apariciones o ausencias. Creada por el director de cine argentino Nicolás Entel y Picky Talaico junto a la compañía Red Creek, a través de entrevistas a los propios protagonistas envejecidos tratan de trazar las genealogías de los últimos cincuenta años, desde los mismos orígenes, del rock en Latinoamérica.
Como documental funciona en dos direcciones dentro de la propia productora estadounidense. Por un lado forma parte de una estrategia de ampliación al público latino, especialmente a los subscriptores de México y Argentina, que se suma a la película infantil de Robert Rodríguez o la serie de Selena Quintillana. Por el otro lado funciona como una ampliación del catálogo de documentales musicales de Netflix, que ya en Hip-Hop Evolution pudimos comprobar que se volvía más y más exhaustivo con el paso de las temporadas.
Saudade es una palabra brasileña para referirse a un tipo de nostalgia muy concreta por lo local y eso es lo que uno puede llegar a sentir en el documental. En panorama político actual ya no concibe que vuelvan a haber jipitecas o funky holes. Toda esa rebeldía es triturada por décadas de horrible represión, la otra cara del documental, mientras contemplamos la satanización de los rockeros o el trágico paso de Allende a Pinochet.
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Es un documental que parece solo narrar cambio, como si el rock latinoamericano nunca hubiera tomado un solo descanso, totalmente fluido en función de regímenes que impedían establecer un status quo con el tiempo. Entre constantes tomas de jacks, imágenes de hippies, rockeros y punks poblando las carreteras o las imágenes del caos en el Festival Rock y Ruedas de Avándaro vemos el robo maestro que permite insuflarle tanta personalidad a la (inicial) copia (estadounidense) que se convierte en identidad latina.
Las imágenes de Buenos Aires y Ciudad de México se superponen a canciones que todos hemos escuchado como Soda Stereo o Selena Quintillana sin olvidar las escenas en Colombia, Uruguay y Chile. Hay metraje inédito de Alberto Spinetta o Charly García. También aparecen figuras más contemporáneas como la mexicana Julieta Venegas o Rita Guerrero. Por ello estoy convencido que les será imposible verlo sin buscar luego recuperar viejos discos.
¿Tiene defectos? Sí, muchos. Brilla la ausencia de más afrolatinos y mujeres latinas. Hay una porción muy grande de la historia pero todavía faltan muchas voces y cuerpos de la que fuera una revolución musical pero paralelamente guerra cultural política. Faltan también muchos países del amplio abanico, nos gustaría saber cómo les fue a los rockeros de Colombia, Venezuela, Panamá.
Sea como fuere, hay que convenir en que parte de esas críticas vienen con el limitado formato y el asunto de las audiencias. Hemos visto que las docuseries de este tipo pueden prosperar así que ahora solo podemos esperar para que este sea el caso y podamos decir que esta fue solo la primera de la decena de caras que tenía la productora para enseñarnos del rock latinoamericano.
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