El jazz puede expresarse en distintos vectores y es que algunos de sus mayores éxitos giran entorno a virtuosos instrumentistas que saben exorcizar las melodías para expurgar toda la variedad de emociones que permite el género. La vocalista Mar Fayos decide sin embargo adherirse a la experimentación oral cuyas reminiscencias son igual de clásicas probando en su primer disco a teñirlo con influencias pop mediterráneas y latinas.

La artista aprovechó el confinamiento para lanzar una campaña de mecenazgo con la que financiar “el tipo de disco que quería hacer”. Su propósito era el de lanzar un mensaje positivo y ciertamente desde la primera canción está completamente cargado de positividad y consejos de superación.

En las pistas explora los retos personales, su trayectoria y los pilares para construir la autoestima como para proyectarse como artista e incluso su propia ilusión por transmitir su subjetividad. El punto fuerte y original del álbum está pues en la personalidad de la letra de jazz en castellano, aunque hay una canción en inglés, y la búsqueda de un timbre latino en ocasiones cercano al pop.

Melodía, armonía y compás funcionan de modo orgánico otorgando el escenario para lo que pretendía hacer gracias a la colaboración del compositor brasileño Toninho Horta y el recientemente difunto compositor mexicano Armando Manzanero, el bajista Oscar Stagnaro los coros de la vocalista Dee Dee Bridgewater (Just Family, Bad for me). De la producción y las guitarras se encargaban los catalanes Oriol Padrós, también en la guitarra, y Pontevedra Gabriel, pianista.

El disco se encuentra disponible en plataformas digitales y Maya afirma sobre su propuesta que ha procurado “honrar cada género con respeto”. Su trayectoria incluye un graduado en el Berklee College of Music de Boston y varias becas relacionadas con el jazz, así como residencias con Antonio Sánchez, bateria cinco veces ganador del Grammy.

Actualmente trabaja y estudia entre Berklee y Barcelona, que sería una buena metáfora para resumir el modo en que el disco viaja y aporta elementos hispanos intercontinentales sobre las melodías de jazz.

De momento, Mi nueva religión es un debut de jazz fusión sin discográfica, no hay muchas de ese estilo en territorio español, pero su propuesta parece contener los ingredientes para seguir proyectándose a nuevas escalas internacionales.