LIVE STREAMING
Foto que muestra parte de un mural en el complejo Tepantitla en las ruinas de Teotihuacán. Este mural aparece directamente debajo de la imagen de la Gran Diosa de Teotihuacán.  lifeder.com
Foto que muestra parte de un mural en el complejo Tepantitla en las ruinas de Teotihuacán. Este mural aparece directamente debajo de la imagen de la Gran Diosa de Teotihuacán.  lifeder.com

Escuchar el pasado: cómo conocer Teotihuacán a través de la música

Todas las ciudades tienen características propias: sonidos, olores, dinámicas. La paleomusicología intenta conocer sitios arqueológicos a través de…

MÁS EN ESTA SECCIÓN

Murió Quincy Jones

Paul McCartney en Concierto

Payne: una triste despedida

¡Nueva obra de Mozart!

Nuevo sencillo Daddy Yankee

Álbum del año Latin Grammy

Influencia latina en música

¿El fin del Bossa Nova?

COMPARTA ESTE CONTENIDO:

Las ideas más generalizadas que tenemos de la arqueología están representadas en imágenes como la de Indiana Jones, corriendo entre ruinas antiguas, o los enormes museos en Europa y Norte América con filas de objetos de las culturas indígenas americanas, africanas o asiáticas.

Incluso, en una novela de Alejo Carpentier, Los pasos perdidos, el personaje principal –cuyo nombre nunca llegamos a saber– se adentra en la selva en busca de instrumentos indígenas para llevar de vuelva a un museo europeo.

Es decir, sacar cosas de un lugar que nos parece muerto para llevarlas a otro con más vida y, sobre todo, poder.

Pero esta perspectiva deja abiertas muchas preguntas, no solamente sobre los objetos sino sobre la manera en que las personas se relacionaban con ellos y, en general, sobre cómo transcurría la vida en estos lugares.

Otra alternativa

La paleomusicología es el punto de encuentro entre la arqueología y la musicología y sus preguntas no son tanto “¿qué comían estas personas?” o “qué tan grandes eran sus núcleos familiares?” sino ¿cómo sonaban sus instrumentos? ¿cómo sonaban cuando los tocaban en sus espacios rituales? ¿qué sensaciones buscarían producir?

Este tipo de preguntas está buscando responder Arnd Adje Both, investigador de la Universidad de Huddersfield, para la ciudad de Teotihuacán, uno de los sitios arqueológicos más grandes y antiguos de México.

Teotihuacán significa, en náhuatl “lugar donde los hombres se convierten en dioses”, pero este no es su nombre original: la ciudad ya estaba en ruinas para el momento en que los mexicas la encontraron, así que las técnicas para investigar el sitio arqueológico tienen que ser otras.

Lo que Both espera intentar a finales de año es utilizar una tecnología similar a la que se usa para medir y mapear la contaminación auditiva en las ciudades para registrar qué pasa al hacer sonar réplicas de instrumentos fabricados por los primeros habitantes de Teotihuacán.

Estos primeros habitantes no dejaron registros escritos ni notaciones musicales, de modo que los experimentos que Both haga no van a ser una reconstrucción de su música sino, más bien, de cómo se sentían los sonidos en ese espacio.

Si bien es cierto que hay algo de creación ficcional en este ejercicio, la imaginación ha sido fundamental para conocer el pasado. Por ejemplo, los restos arqueológicos de la ciudad de Troya fueron hallados gracias a los indicios encontrados en La Ilíada, de Homero.

Tal vez dar continuidad a este tipo de investigaciones nos permita relacionarnos con el pasado en otros términos, buscando más la comprensión de los otros que la posesión de su bienes.