Betsayda Machado y La Parranda El Clavo: llevando la tradición de Venezuela un paso más allá
La agrupación de Barlovento lleva el sonido afrovenezolano a todas partes del mundo, dando una nueva voz a un país cada vez más ahogado.
LYON.- Para todos los venezolanos regados por el mundo, escuchar la voz de Betsayda Machado es billete directo al rincón de la memoria donde se guardan los sonidos del hogar.
Y la respuesta es imposible de controlar.
Escuchar el primer llamado de las voces masculinas en la Parranda El Clavo – agrupación que acompaña a Machado – electrifica el cuerpo y anticipa el ritmo que darán las tamboras de manera casi inmediata.
Una audiencia tan distante como lo puede ser Lyon (Francia), sucumbe al encanto y abandonan las sillas para bailar sus mejores versiones de la música afrovenezolana.
Betsayda Machado llegaba a Francia para traer su música popular venezolana, en una gira europea de verano que precede la grabación de su nuevo disco, con la compañía de Ote Gómez, Óscar Ruíz, Nereida Machado, Youse Cardozo, Belén Palacios y Asterio Betancourt, sus compañeros de parranda.
Oriunda de El Clavo, comunidad de Barlovento (Estado Miranda) en Venezuela, Betsayda Machado invitó por primera vez al productor Juan Souki a que escuchara la parranda que salía desde su casa en el 2015.
Típicas fiestas decembrinas de la costa venezolana, las parrandas unen al pueblo en una celebración mágico-religiosa acompañada por la fusión de instrumentos de percusión. A partir del 15 de diciembre de cada año, y enmarcadas en las misas de aguinaldos, la comunidad entera de Barlovento transforma la tradición católica en un rito popular.
“Una vez que eso se encienda, yo no sé cómo lo vas a apagar”, le dijo Machado a Souki, asegurándole que su agrupación no era nada que hubiese visto antes.
Un año después, ya La Parranda El Clavo estaba viajando.
A diferencia de las grandes orquestas folclóricas venezolanas – Un Solo Pueblo, por ejemplo – Betsayda y su parranda debieron simplificar la puesta en escena y traducir el sentimiento en un lenguaje universal con sólo nueve integrantes.
Y las voces, serían el instrumento principal.
Entre quitiplás, culoepuya, tambor coriano y maracas, la agrupación trae el Caribe a escenarios tan distintos como los Países Bajos, Suiza, Portugal, Alemania o Austria.
“Con nuestra primera salida a Canadá en el 2016 nos dimos cuenta de que sí se puede”, nos comenta una afónica Betsayda en mitad de su gira de verano por Europa. Con su nuevo formato, la agrupación Betsayda Machado y La Parranda El Clavo empezó entonces a conquistar el mundo.
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“A la gente le llega (el mensaje), a pesar de que no entienden lo que estamos diciendo, pero sienten la música, la bailan y la gozan”, dice la cantante, recordando cómo la noche anterior pequeños niños franceses tomaban la pista de baile al ritmo de Merengada E’ Ron.
Betsayda Machado ha estado cantando desde sus cinco años, pero la escuela que le formó como cabeza de grupo fue Vasallos del Sol, famosa agrupación folclórica venezolana fundada en 1990 en los Talleres de Cultura Popular de la Fundación Bigott.
“Toda Venezuela siempre ha estado orgullosa de que Vasallos nos haya representado durante tanto tiempo”, asegura la cantante, quien pulió una voz inigualable, influenciada por íconos como Celia Cruz o Toto la Momposina.
Hoy en día, su nueva agrupación asume la responsabilidad heredada de los grandes y lleva al mundo la cultura popular venezolana, y reúne a su diáspora alrededor de canciones que nos llevan de nuevo a la Venezuela que tanto extrañamos.
Siendo un país dividido por la peor crisis económica y humanitaria de su historia, y de la historia de América Latina, los venezolanos regados por el mundo disfrutan la brisa caribeña que traen los cantos y percusiones de la Parranda El Clavo.
Después de haber grabado un solo disco con toda la comunidad del pueblo El Clavo, ahora Betsayda y su agrupación buscan producir una grabación con la alineación original que se monta en escena, en especial después de su colaboración con Souki en una obra teatral en Miami.
Pero su labor más importante, está en casa.
Para Machado, ser exponente de la música popular hoy en día es “una ardua tarea” y va mucho más allá de hacerse un espacio en la industria. Tiene que ver con el sentido de comunidad y lo que han logrado para su pueblo en casa.
“Nosotros antes de venirnos de gira, dejamos entre noviembre y diciembre a 243 niños en El Clavo, haciendo Parranda, tocando fulía, bailando burriquita,” concluye la artista. “Las madres se han involucrado totalmente en el trabajo, aún cuando no tienen cómo comprarle un uniforme a los niños, y es duro lo que está pasando en Venezuela, pero vamos a salir de ahí, estoy segura.”
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