New York Strong tiene la pasión de los bailes pegados de madrugada. También sensaciones agridulces como una extraña melancolía que llama a la resistencia. Todo ello condensado en el magnífico álbum que el trombonista Noah Bless presenta con el sello Zoho, ejecución de primer nivel con el nombre de New York Strong: Latin Jazz.

Casi parece que el álbum despierta en Chasing Normal, como si abrieran las ventanas de la casa para que la inunde una brisa tropical y corra el olor a café. Continua explorando la esencia del ritmo afroamericano sobre la propuesta del jazz, bailando con melodías brasileñas, cubanas (Ganga) o próximas al góspel.

Todo ello con la magnífica colaboración de Mike Eckroth como pianista, Boris Koslov en el bajo, el batería Pablo Bencid, Alejandro Avilés con la flauta y Luisito Quintero como percusionista.

Me deshago en elogios hacia este álbum no sólo por su capacidad de evocar mientras lo escuchas sino porque también supone una revisión de clásicas piezas de James Taylor, Ray Santos o Antonio Carlos Jobim. Parece haber deconstruido meticulosamente la magia de la samba, la bossa nova o el folk para convertirlos en planetas de su cosmos de fluido jazz.

Noah Bless nació y estudió música en Cincinnati (Ohio) hasta que en 1990 se mudó a Nueva York. Desde entonces no ha dejado de trabajar en esa línea con Paquito D’Rivera, Mario Bauza, Don Braden, Eddie Palmieri, el Lincoln Center Afro-Cuban Jazz Orchestra, la Vanguard Jazz Orchestra, el Kamikaze Ground Crew o Willie Colon.

En declaraciones aclaraba que este era era un proyecto personal que siempre quiso hacer llegados a los treinta o cuarenta y que por fin ahora engendra. Es así pues un álbum de madurez, profundamente premeditado, que ha ido indagando poco a poco durante décadas de profesión. 

Su trombón ya estaba ahí haciendo millas junto a Edy Martinez and His Jazz Orchestra en Midnight Jazz Affair (2008), junto a Chico Alvarez With the Palomónte Afro-Cuban Big Band en El Montunero (2012) o codo con codo con Luisito Quintero en 3rd Element (2014).

Es comprensible pues que haya sido capaz de deconstruir la salsa y la samba para este proyecto particular suyo con el que salvar nuestro 2020 con una intensa propuesta de auténtico jazz con espíritu cien por cien latinoamericano.