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Charlie Hill, el Eddie Murphy nativo americano. Photo: Getty Images
Charlie Hill, el Eddie Murphy nativo americano. Photo: Getty Images

“Tenemos un problema inmobiliario”: La historia de los cómicos nativos americanos que no te contaron

Si es que te la han contado. Por cierto, ¿existe una “comedia BIPOC”?

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“Me llamo Charlie Hill y he sabido que soy un indio de aquí, de Nueva York, no de Wisconsin… Un pequeño problema inmobiliario”, así empezaba su actuación el cómico nativo americano en un show de David Letterman de 1985. 

No es de extrañar que cuando el hoy llamado historiador del stand-up y también cómico  Kliph Nesteroff escribió su libro sobre la historia más desconocida de los cómicos nativos americanos lo tituló haciendo la misma broma: We Had a Little Real Estate Problem: The Unheralded Story of Native Americans & Comedy.

Charlie Hill no sólo fue el primer cómico nativo en aparecer en el popular The Tonight Show, sino un símbolo de cómo el sentido de humor también puede y debe ser descolonizado:

"Lo que Eddie Murphy fue en los años 80 para los jóvenes cómicos negros, es lo que Charlie Hill hizo para los nuevos jóvenes cómicos indígenas en los últimos 15 años", dijo Nesteroff a NYT.

Contemporáneo de Letterman y de Jay Leno en los escenarios de stand-up de los 70’, en Los Ángeles, Hill se convirtió en uno de los pocos cómicos nativos realmente famosos golpeando con sus chistes los estereotipos de Hollywood o describiendo a los pilgrim fathers como unos “ilegales”. Algo que estuvo haciendo brillantemente durante tres décadas.

El libro de Nesteroff, cuya habilidad para rescatar las historias más olvidadas del mundo del espectáculo y hacerlo con humor le sacó de los escenarios para darle el título de “historiador”, algo que al principio se le antojaba una profesión aburrida, también arroja luz sobre otros cómicos y sus contradicciones. De hecho, esta es uno de los puntos más interesantes de los libros -si han escuchado alguna vez que los monologuistas hacen reír a todos menos a ellos mismos, ya saben de qué les hablamos.

Sin ir más lejos, Will Rogers, el padre de la comedia política de actualidad, que fue pionero en hacer chistes de un presidente en público pero del que pocos saben que tenía raíces cherokee.

Rogers era depresivo, malhumorado y además no se censuraba en absoluto -ni siquiera cuando hacía bromas racistas sobre los afroamericanos como la que en 1934 provocó un escándalo con denuncias, protestas y boicots a su persona. 

Cuenta Nesteroff que Will Rogers sólo se retractó un año antes de morir en un accidente de avión. "Esa historia fue borrada de los libros de historia", le dijo el autor al periodista Jason Zinoman.

El escritor y cómico de 40 años, tal vez uno de los coleccionistas de historias desconocidas más audaces, no sólo plantea el pasado en su libro, también permite al lector entender que muchas veces la historia es un bucle que se repite continuamente. 

Por ejemplo, el papel de los nativos en las películas de Hollywood, que presume de su diversidad, sigue siendo escaso y muchas veces prejuicioso. Y aunque haya hoy muchos más monologuistas indígenas que tiempo atrás, como los miembros del colectivo 1491, apenas sí se conocen en relación a los numerosos cómicos blancos.  

En suma, un a veces desternillante y muy sorprendente relato del backstage de la comedia y sus héroes donde la crítica al racismo y las anécdotas se entrelazan para hacernos pensar sobre los mecanismos de la risa y cómo a veces la historia nos la ha borrado de la cara.