El próximo 21 de enero, la madre de la canción protesta, Joan Báez, cumplirá 80 años. Sigue en pie de guerra todavía, celebrando la victoria de Joe Biden con saltos y bailoteos en un supermercado, como pudimos verla en sus redes en el momento en que se dio a conocer el resultado electoral.

Se diría que es tan atemporal como su música, que la justicia a la que ella cantaba desde los años 60’ y antes de retirarse de los escenarios el año pasado, continúa necesitando de trovadores como ella que nos arenguen al cambio.

Pero muy a pesar de su papel central en la música y el activismo y que está presente en el Salón de la Fama del Rock & Roll, jamás antes se había publicado una biografía en inglés sobre la insigne Báez. 

Gracias a la vida, esto se acabó. 

Joan Baez: The Last Leaf (Palazzo Editions), escrito por la experta en música folk Elizabeth Thomson, es el primer tributo a las aventuras y las aportaciones de un verdadero icono musical, que recorre junto a la cantante su vida y sus memorias y nos revela momentos muy particulares que no pueden desligarse de la historia de Estados Unidos y del movimiento de protesta. 

Pero, ¿por qué ahora? ¿Por qué no había ocurrido antes? 

"Me sorprende, dado que mucha gente que no merece biografías tiene una”, explicó al Daily Bulletin Thomson, quien incluso se había visto en dificultades para vender artículos sobre Báez a las revistas. 

El sexismo, asegura, puede ser la razón de que se minimizasen los logros de la artista, que curiosamente abrió camino a músicos como Bob Dylan, mucho más afamado que ella. Pero “cualquier mujer que haya cogido una guitarra después de 1963 la tuvo como influencia”, sostiene. 

Por otra parte, Joan Báez ni se ha dejado encasillar ni jamás fue un producto musical. Prueba de ello es que a pesar de su doble origen como mexicana y escocesa-británica, y a que grabase un álbum en español (Gracias a la vida, 1974) e hiciese sendas giras por América Latina, cuesta posicionarla como intérprete latina o mexicana. 

Tal vez porque Báez es una artista del mundo, la precursora, recordaba su biógrafa, de lo que hoy conocemos por música étnica. Ya que entre sus repertorio figuran baladas folclóricas tradicionales de muchos lugares y grabó canciones en portugués, francés y alemán antes de que lo hicieran otros, como David Byrne o Tom Schabel. 

Pero hay mucho más que se puede decir sobre la Joan Báez activista, la mujer que a día de hoy sigue ligada a los derroteros políticos y sociales de Estados Unidos, hablando de Bernie Sanders, de las audiencias de Brett Kavanaugh o del asesinato de George Floyd. 

Amiga del mismísimo Martin Luther King, el libro narra la gira que hizo Báez por los campos universitarios negros en el sur e insistió en que blancos y negros debían estar juntos; también se negó a pagar el 60% de sus impuestos para protestar por el gasto en defensa dsurante la guerra del Vietnam. Y cuando la cantante fue encarcelada por bloquear un centro de reclutamiento del ejército, Luther King fue a verla para mostrarle su apoyo. 

También estuvo vinculada al movimiento de Congelación Nuclear, al movimiento de los Trabajadores Agrícolas Unidos y prestó ayuda a la gente de los barcos vietnamitas, lo que, recuerda Thomson, le valió los elogios del entonces Gobernador Ronald Reagan. 

Un compromiso social, por la paz y contra la violencia que está en el ADN de Joan y que, según expone Elizabeth Thomson, tiene en parte su base en los ideales cuáqueros en que fue criada la artista. 

Ahora que necesitamos tantas figuras que nos inspiren al cambio es momento de revisitar las historias de quienes han alimentado nuestra cultura para bien y siguen haciéndolo.