‘The Taste of Sugar’: Resistencia, amor y ciclones en la memoria de Puerto Rico
Definida como ‘Las Uvas de la Ira’ latina, la última novela de Marisel Vera es un vibrante retrato histórico de las ciclónicas opresiones que han enfrentado…
El 8 de agosto de 1899, casi un año después de que Estados Unidos anexionase Puerto Rico tras la Guerra Hispano-Estadounidense, el mortífero ciclón de San Ciriaco azotó la isla destruyendo casi la totalidad de los cultivos, en especial el café, y segando la vida de más de 3.000 personas. A pesar del desastre y las pérdidas económicas y humanas, el Gobierno estadounidense congeló el crédito bancario para las operaciones agrícolas, devaluó la moneda y obligó a los agricultores boricuas a asumir una tarifa azucarera que sólo beneficiaba a los grandes productores de americanos.
El resultado fue una desesperada huida hacia adelante de miles de puertorriqueños, que marcharon a Hawaii para trabajar en las plantaciones azucareras con la promesa de ese dulce sueño americano.
Este es el contexto que dibuja la puertorriqueña Marisel Vera en The Taste of Sugar (Liveright, 2020), una novela histórica que desde su publicación, el pasado junio, ha sido descrita por reseñistas como el periodista Ron Charles en The Washington Post como Las Uvas de la Ira de la literatura latina estadounidense.
En The Taste of Sugar, Vera, hija de una familia migrante de Chicago, relata la historia de amor y cafetales de Vicente Vega y Valentina Sánchez, una joven pareja que tras la salida de España de la isla y la devastación causada por San Ciriaco, lucha con uñas y dientes para salvar sus tierras de los acreedores y, al no conseguirlo, marchan a Hawaii con la idea de poder rehacer su vida trabajando en las plantaciones. Pero de nuevo allí la hoz de la opresión continúa…
“Una cosa interesante en Hawai fue la segregación. Básicamente querían que los puertorriqueños blanquearan la raza, por eso los trajeron a Hawaii. Porque justo en ese período, los EE.UU. comenzó este acto de inmigración contra los asiáticos. Todavía necesitaban gente para trabajar en las plantaciones”, explicó la escritora en una entrevista con Sun Port Charlotte.
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Aunque Vera escribió su libro tres años antes del huracán María, los ecos del desastre más reciente se abren paso en la novela también, pudiendo comprobar los paralelismos que existen entre un ciclón y el otro, separados ambos por más de un siglo, y cómo en ambas ocasiones el gobierno estadounidense respondió de una forma parecida. Lo que aún enciende el debate respecto a qué significa el apoyo mayoritario a la estadidad de Puerto Rico para ambos países, sobre todo para los Estados Unidos, y si el nuevo gobierno de Biden supondrá realmente giro histórico, huracanado, o simplemente una brisa para el futuro de la isla.
Más allá de eso, la autora arroja en esta y otras de sus obras luz sobre los aspectos más ocultos y olvidados de la historia y la cultura puertorriqueña, como señala en la sección de agradecimientos, cuando escribe: “Como hija de puertorriqueños a los que se les enseñó poco de la historia de su propio país, he estado obsesionada con el aprendizaje de mi herencia durante años".
Creciendo en Humbold Park, Vera siempre sintió la necesidad de poner en orden su identidad y sus raíces, pero como muchos boricuas criados en Estados Unidos se encontró dividida entre una cultura que reflejaba a su comunidad en las películas y las noticias como gangsters o desaparrapados, y una isla en donde se les trataba como americanos que a duras penas dominaban el español.
“A veces tus parientes decían que tu español no era muy bueno, decían que no eras realmente puertorriqueño. Te llamaban americano, pero cuando sales al mundo, no te llaman americano, eres puertorriqueño. No sabes dónde estás, eres como en las arenas movedizas”, dijo Marisel Vera.
Trufado de expresiones puertorriqueñas y de vibrantes descripciones de los campos y del sentir de la gente, The Taste of Sugar es, más que una ficción sobre amor y desarraigo, el testimonio de cómo de vinculadas están la historia de Puerto Rico y la de Estados Unidos, y de la necesidad de conocer el pasado para que la memoria sea parte del cambio.
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