‘España fea’: cómo la construcción sin control ha estropeado el paisaje en España.
El editor de El País Andrés Rubio publica un libro para denunciar cómo la especulación y el feísmo urbanístico han dañado la belleza de la costa española.
Bloques de hormigón, megacomplejos turísticos, hoteles... Durante casi dos décadas, Andrés Rubio, director del suplemento de viajes del diario El País, se ha dedicado a tomar nota de cómo la fiebre constructora iniciada tras la caída del franquismo a finales de los años 70 ha causado estragos en el paisaje de España, especialmente en la costa.
Y su conclusión es rotunda, a pesar de los millones de turistas que visitan el país cada año: España es fea.
Estas palabras son también las que ha usado para dar título a su libro, ‘España fea. El caos urbano, el mayor fracaso de la democracia” (Debate, 2022), un estudio de las barbaridades cometidas sobre el patrimonio español desde el final de la dictadura de Franco hasta la actualidad.
Partiendo de numerosas entrevistas, y uniendo la crónica periodística, el libro de viajes y el ensayo político, Andrés Rubio desgrana con rigor y sensibilidad los disparates llevados a cabo de las costas mediterráneas a las del norte, pasando por la «España vaciada» y el desastre urbanístico de Madrid, y analiza las causas que han conducido a esta catástrofe cultural sin precedentes.
Revela la estrategia urdida por políticos y promotores ignorantes y corruptos, con el silencio cómplice de un gremio desmovilizado, el de la arquitectura, más la indiferencia y desconocimiento del mundo intelectual y los medios de comunicación.
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Pese a todo, el libro también analiza con detalle algunos ejemplos de trabajo bien hecho, enlazando con la mejor tradición europea, en ciudades como Barcelona o Santiago de Compostela, o en pueblos como Albarracín o Vejer de la Frontera, donde el desarrollo urbanístico ha ido en equilibrio con el paisaje.
“En España, los casos de malas prácticas del mercado inmobiliario se solapan con las decenas de miles de construcciones inartísticas obra de arquitectos tomados como rehenes, o inmorales”, escribe Bueno en un artículo en El País. En el prólogo del libro, el arquitecto Luis Feduchi habla del síndrome de Estocolmo de su gremio: “Dicho de manera clara, nuestra complicidad en la destrucción del territorio y nuestra renuncia a la denuncia”.
En el libro, Bueno también critica a los políticos españoles por no haber seguido ningún tipo de plan a nivel nacional sobre cómo expandir ciudades y pueblos de forma que se proteja el pasado histórico, se respete el paisaje y se atienda al bien público.
Este "laissez-faire" de los políticos españoles contrasta con el modelo adoptado por Francia, donde en 1976 el ex presidente Valéry Giscard d'Estaing pidió al país que luchara contra la "fealdad de Francia" en una carta dirigida al entonces primer ministro Jacques Chirac. "Francia fue el único país en el que el Estado tomó las riendas e intentó controlar el desarrollismo, en cierto modo", dijo Rubio en una entrevista con The Guardian.
Algunas de las fotos que se publican en el libro pueden verse aquí.
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