Elena Poniatowska, una visita a la casa mexicana de la “Princesa Roja”
La escritora y periodista quiere que su legado permanezca en México y ha hecho un inmenso regalo a México, su país de adopción al que ama profundamente.
Más de medio siglo de vida política e intelectual se encuentran entre las cuatro paredes de la casona de la escritora y periodista Elena Poniatowska, ubicada en el barrio de Escadón de la capital mexicana. Un espacio en el que la conocida como “ Princesa Roja” acumulada un gran tesoro compuesto por más de 20.000 libros, 10.000 fotografías, 1.500 horas de audio, 200 horas de vídeo y, por si fuera poco, medio millón de escritos entre manuscritos y cuadernos.
Ahora la prolífica autora nacida en Francia, pero que siempre ha tenido a México en su corazón, ha querido legar a su país de adopción la enorme colección de una de las mentes más inspiradas de la contemporaneidad y ha creado la Fundación Elena Poniatowska. Donde, además de difundir su obra, acogerá talleres, exposiciones y conferencias sobre los temas que han primado en su carrera: la literatura y el periodismo.
"La idea de crear la fundación fue de mi hijo Felipe Haro, quien me dijo que todos los archivos se iban a otro lugar, a los Estados Unidos. Una ola nacionalista entró en él y es bueno que las cosas se queden en México", afirma la escritora, recalcando que universidades de prestigio como Stanford o Princeton quisieron comprar su archivo, pero madre e hijo se obstinaron en que debía permanecer en el país que acogió a Poniatowska cuando llegó como refugiada en 1941.
Aunque muchas de sus piezas siguen aún en su casa de Chimalistac, poco a poco serán trasladadas a la fundación, que cuenta con dos bibliotecas públicas, un auditorio, una sala de exposiciones y un archivo que será digitalizado este año. Mientras tanto, la lúcida y cálida escritora y periodista de 86 años siempre mantiene las puertas de su hogar abiertas para recibir a estudiantes, reporteros, admiradores y cualquier persona que esté interesada en su obra.
Miembro relevante de una generación de escritores que incluye a personalidades como Carlos Fuentes o Héctor Azar, con quienes Poniatowska solía reunirse en el Centro Mexicano de Escritores dirigido por su amigo Juan Rulfo, el legado histórico y cultural de Poniatowska es inconmensurable.
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En sus archivos se encontrará la correspondencia que Elena Poniatowska ha mantenido con artista e intelectuales en el último medio siglo, así como su trabajo periodístico realizado desde 1953 e igualmente la verdadera historia de una hija de la aristocracia que huyó del nazismo y abrazó México como parte de ella misma. Pero además, y por deseo expreso tanto de la escritora como de su hijo, este espacio está al servicio de la comunidad en momentos tan duros y violentos como los que vive el país.
De hecho, los vecinos del barrio fueron los primeros en acudir a visitar la casa de su vecina más querida y admirada.
Elena Poniatowska fue la primera mujer en recibir el Premio Nacional de Periodismo en 1978 y ha sido, junto a Oriana Fallaci, una de las grandes cronistas contemporáneas, que siempre ha puesto su prosa periodística al servicio de la objetividad para contar historias de hondo calado social, dando la voz a los testimonios como hizo en su aclamado libro La noche de Tlatelolco (1971) sobre la masacre de estudiantes en la Plaza de las Tres Culturas.
Muchas de sus obras están centradas en la vida de otras grandes mujeres, como la biografía dedicada a la pintora Leonora Carrington o sus retratos de autoras que han sido invisibilizadas en la historia de la literatura mexicana.
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