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Former Secretary of State Hillary Clinton speaking with supporters at a "Get Out the Caucus" rally at Valley Southwoods Freshman High School in West Des Moines, Iowa, on 24 January 2016. Source: Wikimedia
La ex secretaria de Estado Hillary Clinton  durante un encuentro con seguidores en Valley Southwoods Freshman High School, West Des Moines, Iowa, el pasado 24 de enero 2016. Fuente: Wikimedia

Cómo hacer añicos– y destrozar del todo – la campaña electoral de Hillary Clinton

Jonathan Allen y Amie Parnes publicaron la semana pasada Shattered, inside Hillary Clinton’s doomed campaign, un amargo retrato de la fracasada carrera de…

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Hace casi seis meses tuve la suerte de ser invitada a Filadelfia por AL DIA NEWS para asistir a la Convención del Partido Demócrata (NDC) y ser testigo de la nominación de Hillary Clinton como primera mujer candidata a la presidencia de los Estados Unidos.

Tomé el avión desde Barcelona convencida de que Hillary Clinton, a pesar de ser una mujer y no gozar de demasiada popularidad por representar a la “elite” de Washington, sería capaz de derrotar a un candidato como Donald Trump, que llevaba semanas lanzando discursos populistas y anti-inmigración. Sin embargo, al regresar de Filadelfia me asaltaron las dudas. Pude ver con mis propios ojos que la candidata no convencía ni siquiera a los votantes demócratas, a juzgar por las numerosas protestas en las calles de Filadelfia en favor de Bernie Sanders. Otros la acusaban de corrupta y manchada de sangre por su actuación como Secretaria de estado en Irak y Afganistán.

Mis dudas acerca de la campaña electoral de Clinton no iban mal encaminadas, parece ser, aunque no sé muy bien si acerté en mi análisis de motivos.  Mejor lo han hecho los periodistas Jonathan Allen y Amie Parnes, que acaban de publicar un libro a cuatro manos en el que presentan un análisis exhaustivo de los detalles que llevaron a la campaña electoral de Hillary Clinton al fracaso absoluto.  Shattered: Inside Hillary Clinton’s Doomed Campaign, a la venta desde la semana pasada, es una recopilación de fuentes y testimonios anónimos que colaboraron estrechamente en la campaña de Clinton y presenciaron un desastre al estilo del hundimiento del Titanic. “Es como si la tripulación hubiese ignorado a consciencia de que el iceberg estaba allí desde hace tiempo”, escribe el crítico de libros del británico The Observer.

Sin un motivo claro

En el libro, Allen y Parnes describen una campaña marcada por las continuas disputas entre los miembros del equipo. “Todas estas disputas podrían haber sido constructivas, a no ser porque había un problema de raíz que desconcertaba a todo el mundo, dentro y fuera de la campaña. La falta de una razón clara por parte de la candidata para presentarse a las elecciones”, escriben los autores en el primer capítulo. Las primeras páginas del libro están dedicadas a la exhaustiva y poco fructífera búsqueda de una explicación por la que Hillary se presentaba como candidata a la presidencia. “Hillary llevaba una década preparando su candidatura y todavía no tenía realmente un motivo contundente”, concluyen los autores.

Shattered está basado principalmente en entrevistas a fuentes internas de la campaña Clinton, que fueron y siguen siendo leales a la candidata. Sin embargo, estas fuentes hablan de una campaña que estuvo prácticamente paralizada durante dos años por simples cuestiones existenciales: ¿Por qué nos presentamos?,  ¿Qué defendemos?,” observa el crítico de la revista Rolling Stone.

“Jonathan Allen y Amie Parnes retratan la campaña electoral de Clinton como un desastre épico, hecho de una serie de errores perversos  y en muchos casos evitables por una candidata sin contacto con la realidad y por unos empleados conflictivos que convirtieron unas “elecciones ganables” en “otro buque-campaña a la busca de un iceberg”, añade el crítico de Rolling Stone.

Una de las anécdotas más curiosas del libro es el momento en que Hillary Clinton recibió la llamada del presidente Obama ante su inminente derrota electoral.

“De mala gana, se levantó y cogió la llamada”, explican los autores del libro, reproduciendo la escena que se produjo en el Hotel Península de Nueva York, la noche del 8 de noviembre. Después, la candidata le dijo a Obama, su valedor, haciendo una mueca: “Señor presidente, lo siento”, dijo Hillary Clinton. “No estaba preparada para esa conversación. Sentía que le había defraudado a él, a sí misma, al partido y al país,”, escriben Allen y Parnes.

Los votantes demócratas que busquen en este libro reconfortarse en el duelo y entender qué pasó –una mujer entrevistada en el libro se niega a citar a Trump, “aún duele”–, verán como los autores se resisten a confirmarse con las respuestas repetidas hasta hoy, como la “decisiva influencia” del director del FBI, James Comey, y la interferencia rusa como principales causas del fracaso.

“Es una combinación de factores”, les desmiente Parnes. “Un alto cargo nos confesó: ‘me gustaría que me diera una razón por la que quiere ser presidenta’. Fue incapaz de comunicar una visión para nuestro país en lugar de ofrecer una visión del poder”, insiste Allen.

Trump, sin su trayectoria política, tuvo al menos la habilidad de articular un mensaje, simple pero comprensible, coinciden.