Exitoso documental sobre Pepe la Rana reaviva grandes preguntas sobre las comunidades cibernéticas y el ascenso de la alt-right
¿Qué puede solucionar la historia de los símbolos respecto a la contienda legal actual en la que un dibujante reclama los derechos intelectuales de un símbolo…
Por muy neófito que seas en esto de las redes sociales seguro que has visto alguna de las infinitas variaciones de esta rana. Los más veteranos es probable que ya no recuerden dónde la vieron por primera vez, como suele suceder con todos los memes. Lo que ya es mucho menos conocido es que el dibujo original pertenece a Matt Furie, un dibujante que lleva años haciendo dibujos infantiles y que jamás imaginó que uno de sus dibujos para una serie de humor juvenil fuera a ser añadido a la lista de símbolos de odio en 2016.
Tras obtener la mención especial del jurado del Sundance Film Festival 2020 llega ahora a distintos festivales internacionales, muchos de ellos emitidos online, el documental Feels Good Man, espectacular debut de Arthur Jones. En esta pieza que nos sumerge en el estilo vitalista del dibujo de Furie, el director aprovecha también para trazar la genealogía del modo en que la imagen fue incorporada como lenguaje memético de comunidades online repletas de trolls y extremistas.
Podéis comprobar sus psicodélicos dibujos o el último álbum infantil en el que estaba trabajando y comprenderéis lo cruel que puede resultar para un artista que se mueve en estas vibraciones que su obra sea empleada por los neonazis para reconocerse. En una entrevista para The Guardian se mostraba optimista pese a no haber dibujado tebeos propiamente en una década y declaraba que “Tienes que ser tú mismo y mantenerte positivo”.
El documental recupera el momento en el que presentó al mundo #savepepecampaign invitando a la gente a hacer sus propias versiones de la rana y termina con su firme decisión de luchar legalmente por sacar el dibujo de la lista de los símbolos de odio. Sin embargo, queda entonces para el espectador la reflexión de la última paradoja de la situación: su lucha por sacar el símbolo de esa categoría solo podría llegar a lograr que en algún momento puedan volver a emplearlo para identificarse.
Así pues, más allá de la lección de dignidad de un dibujante que solo parece transmitir buena vibra, funciona como punta de lanza de un debate mucho más profundo. Que rápidamente hemos categorizado las juventudes de otras naciones cuando se lanzaban a vicios digitales y, sin embargo, que lentas parecen nacer las palabras a la hora de firmemente señalar que existe una generación que ha descubierto nuevas reglas de la violencia simbólica en un terreno en el que todavía no existe la policía.
El tema de las juventudes tumblerizadas o entregadas a nuevos supremacismos fue ampliamente abordado por Angela Nagle en el ensayo Kill All Normies: Online culture wars from 4chan and tumblr to Trump and the alt-right (Zero Books, 2012) pero también en el documental francés La posverdad rusa (2018). Este documental supone una primera introducción a todo ello a través de uno de los símbolos en la trinchera de estas guerras culturales.
Pero volvamos un momento a la rana porque siento que hay algo que se nos escapa. El documental, como todos los de su género, gestiona sabiamente las propias noticias de modo que se vive como un alivio de la trama el momento en que estudiantes chinos se apropiaran de la rana para sus fines. Entre el rodaje del documental y la actualidad han sucedido más intentos, al margen de la campaña de Furie, por hacerse con el símbolo del anfibio, de modo que por sus aparentes características queer en la red social tik tok nacieron los hashtags #frogtiktok ligados a #gaytiktok y #nonbinartiktok.
En el film tienen a un mago y a periodistas pero tal vez existía un punto medio. Entre los hechizos y la actualidad está la propia historia (académica) de los símbolos, que a través de varios historiadores nos muestran que éstos tienen su propia vida interior. El símbolo de la cruz probablemente tuviera una supervivencia musical pagana del mismo modo que muchas vírgenes europeas resultan ser apropiaciones de cultos locales a diosas del bosque o del monte.
En esa lucha de ideologías por el control del poder histórico que suponen los símbolos, son muchos los casos de apropiaciones por parte de la extrema derecha, siempre atenta a estos intentos por hacerse con la genealogía de poderosas imágenes. La cruz gamada tiene un origen asiático, también las ruinas que se emplean junto al sol negro eran antes nórdicas.
La pregunta que surge si tomamos como histórica la lucha por el poder de los símbolos es lo que había detrás de la rana Pepe que despertara tanto interés. En mi opinión este dibujo tenía un uso muy similar al del símbolo de las “cabezas negras” que describe Rene Guénon que empleaban los etíopes. Este símbolo no tenía nada que ver con el color de la tez pues habría sido empleado mucho antes en china bajo reinado del emperador Shun (2317-2208 a.C.). La “cabeza negra” era un absoluto simbólico de la totalidad de la comunidad.
La rana Pepe era la máscara que empleaba toda esta nueva tribu digital. Mediante la operación de cambiar la intensidad del símbolo no sólo pretendían definirse políticamente hacia el exterior sino que, por encima de todo, lo que hacía era funcionar como un intento para que esa comunidad pudiera verse reflejada a sí misma.
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