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La directora de "Lina de Lima", María Paz González, junto a su protagonista, la actriz Magaly Solier. Cortesía de María Paz González.
La directora de "Lina de Lima", María Paz González, junto a su protagonista, la actriz Magaly Solier. Cortesía de María Paz González.

Lina de Lima: Por qué el cine no debería seguir victimizando a las personas migrantes

La directora chilena María Paz González aborda en "Lina de Lima" (2019) la historia de una trabajadora doméstica peruana en Chile. Pero lo hace en clave de…

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Cuando Lina descubre que está sola, que ya nadie la espera y necesita en su Perú natal, un nuevo mundo de posibilidades -y no sólo de angustias- se abre ante esta trabajadora doméstica, migrante en Chile. Lejos de su tierra, pero arraigada a su cultura, despierta a una sexualidad en donde los hombres, y no solo las mujeres, pueden ser tratados como objeto de deseo. 

Esta es una de las particularidades de la divertidísima, tierna y luminosa “Lina de Lima”, una comedia musical de la cineasta María Paz González que desde su estreno el pasado año ha sido aplaudida tanto por los críticos como por el público por cantar alto y claro que la experiencia migratoria no sólo está hecha de dureza y precariedad, sino que sus protagonistas son valientes, poderosas y escapan a todo tópico

Con su directora hablamos sobre migración, identidad, mujeres fuertes y la necesaria mirada de las cineasta latinas en el cine.

 

Una de las cosas que más me gustan de Lina de Lima es que la historia que nos cuenta no convierte a Lina en una víctima -lo es en función de su precariedad y su soledad-, pero hay mucha luz y humor en el personaje. ¿Podrías hablarnos de Lina y por qué tomaste esta decisión?

La película nace de una investigación en la que me sumergí en la realidad de muchas mujeres migrantes. Lo que encontré fue un mundo de mujeres fuertes, divertidas y luminosas que en la distancia encuentran también, y quizá por primera vez, un espacio propio donde se pueden ver a ellas mismas. Para mí era muy importante rescatar esa energía para dar vida a un personaje femenino multifacético. Un personaje que, efectivamente, carga con el peso económico y con las carencias afectivas que le da el hecho de vivir y trabajar fuera de su país, pero que también es una mujer empoderada, decidida y que está dispuesta a conseguir lo que quiere.

¿Crees que se tiende demasiado a tratar a los migrantes en el cine como personajes trágicos y desesperados, que esto también es un tópico dañino?

Durante el proceso vi muchas películas sobre migración y sí, me pareció que la victimización de los personajes es casi una característica de las tramas de migrantes. Es muy difícil ser migrante pero la gente que lo es, tiene también muchas veces una fuerza especial que es única. Investigando no me encontré con los personajes oscuros y silenciosos de las películas de migrantes sino que con un mundo colorido, de mujeres super empoderadas y divertidas, pero también llenas de contradicciones. 

¿En qué situación se encuentran las trabajadoras domésticas migrantes en Chile?

Diría que el trabajo doméstico a tiempo completo es algo exclusivo de la clase alta chilena. Es caro y es muy exigente. La clase media o acomodada se apoya en un trabajo doméstico de mujeres que trabajan por horas o medias jornadas y que pasan la semana trasladándose de un lugar a otro para armarse un sueldo. Es un mundo bien desprotegido donde las mujeres, que muchas veces son migrantes, asumen el cuidado de los niños. Se les valora que hablen bien, que a veces tengan estudios universitarios y que tengan tiempo y experiencia con niños, ya que muchas son madres que han dejado a sus hijos en sus países de origen. Muchas de las mujeres migrantes que llegan a Chile parten ejerciendo el trabajo doméstico aunque con el tiempo van encontrando otros trabajos donde tienen más libertad y donde pueden organizar mejor sus horarios.

La actriz Magaly Solier da vida a una trabajadora doméstica migrante en "Lina de Lima".

La identidad es algo muy presente en la película a través de la música… ¿En qué medida la música de un país es la mejor expresión de sus raíces? 

No es la única pero suele ser algo bien relevante, siento. Cuando uno piensa en el lugar de origen, la memoria suele traer canciones, texturas y olores. Por eso la comida también es una fuente muy potente de identidad. Soy muy admiradora de la cultura peruana. Admiro la conexión que los peruanos tienen con su cultura y el peso que le dan a la comida, a la música y a la danza. La conexión que eso tiene con el paisaje, con el lenguaje y con las raíces es muy potente. Para la película investigué mucho la música peruana y trabajamos a partir de ritmos que provienen de diferentes regiones de Perú. Sobre eso inventamos letras y fuimos dándole vida al mundo interior de Lina. Fue un proceso muy lindo de conexión con una cultura profunda que está muy enraizada en quienes viven lejos.

Creo que no habías rodado musicales con anterioridad. ¿Cuál es la mayor complejidad de rodar una película musical?

¡Es muy difícil! No había hecho ni siquiera un videoclip. Mi equipo tenía mucha experiencia en rodajes de ficción y la verdad es que confié mucho en ellos para lanzarnos. Había dos complejidades: Por una parte, crear las canciones fue un trabajo colectivo bellísimo que hicimos con Cali Flores, compositor y músico peruano, José Manuel Gatica, compositor chileno, Magaly Solier y yo. Cada cual fue aportando y fuimos sumando ideas en diferentes etapas del proceso. Aprendí muchísimo. 

Por otra parte, había un trabajo técnico bien complejo al que fuimos tomándole el peso durante la postproducción. Ahí fue muy importante el aporte de Sofía Straface, la sonidista argentina que trabajó duro para que los musicales fueran tomando forma dentro de la película. Para que tuvieran fuerza, ¡para que calzaran! 

Complejo pero fue muy lindo. 

Lina también es una historia de soledad y de búsqueda; me sorprendió que de la mano de esa búsqueda haya también un despertar sexual. ¿En qué medida esto simboliza su liberación? ¿Solo es posible encontrarnos a nosotros mismos de verdad cuando estamos lejos del lugar donde nacimos y todos los ‘dado por sentado’ sobre nosotros?

Para mí Lina es una mujer que ha pasado gran parte de su vida movilizándose por los deseos y necesidades de otro. De su madre, de su hijo, de su ex pareja. La sexualidad representa un espacio que problematiza su relación con ella misma. El placer, el goce, es algo que escapa de lo que se espera de una madre abnegada. Es algo que la confronta a la culpa. Es una especie de antagonista. Es algo que el personaje parece elegir para provocarse a ella misma. 

Me parece interesante pensar en la sexualidad de una mujer migrante. Pensar en esa libertad que puede imaginar lejos de casa. Una libertad transitoria y torpe pero libertad al fin. Me interesa también la posibilidad de invertir los roles e imaginar, desde la subjetividad de Lina, al hombre como objeto de deseo. 

Estamos asistiendo a un debate necesario sobre la falta de visibilidad de las mujeres directoras en el cine  -lo vimos, por ejemplo, en los Oscars-. Como mujer cineasta latina, ¿existe para ti una mirada diferente que la que pueda tener un director varón? 

Completamente, no tengo ninguna duda de eso. Creo que las mujeres por lo general miramos el mundo desde un lugar desplazado del centro. Imagino a los directores (por lo general blancos y occidentales), mirando el mundo desde la punta de una pirámide, mientras nosotras estamos por ahí esparcidas en diferentes puntos de un círculo.  Desde ahí miramos el poder y miramos esa estructura piramidal y violenta que poco a poco se va cayendo. Esa mirada de mujer me parece mucho más libre, compleja y necesaria para pensar los nuevos tiempos.

María Paz González, directora de "Lina de Lima".

¿De qué forma habría que reforzar el papel de las directoras Latina en el cine? Hay quien está a favor de crear más festivales en clave femenina y feminista y dar prioridad a las mujeres, y quien lo rechaza viéndolo como una “cuota”.

Estoy muy ilusionada porque se aprobó que la Nueva Constitución que esperamos tener en Chile será elaborada por primera vez en el mundo de forma paritaria. Esto no es un capricho. Más de la mitad del mundo son mujeres, quienes hemos sido subrepresentadas en todos los ámbitos posibles a través de toda la historia. Creo que hay que encontrar la forma de revertir eso de forma radical. 

El cine dirigido por mujeres nos permite acceder a nuevas formas de mirar el mundo y eso creo que es urgente visibilizarlo. Todo suma para mí, festivales de mujeres y cuotas. Ahora, lo que sí creo es que hay que dejar de ver esto como una especie de invasión y verlo más bien como una oportunidad de refrescar y liberarnos un poco de una mirada hegemónica que cada vez hace menos sentido.

Me parece curioso que tanto en “Hija” como en “Lina de Lima” exista el componente del viaje y de la búsqueda. ¿Es un tema que te obsesiona? ¿Cuáles son los temas que te interesa trabajar?

No creo que sea un obsesión. Aunque si lo pienso bien, mi próxima película también tiene un viaje. 

Me interesan harto los géneros mirados quizá desde alguna periferia posible. “Hija” era un roadmovie, “Lina de Lima” tiene un espíritu de musical y la que estoy escribiendo ahora intenta jugar con el thriller. Lo que me atrae de los géneros es que permite revisitar lugares comunes. Me interesa también el humor en diálogo con el drama. Siento que se generan ahí espacios profundos en que podemos dialogar con la audiencia. Un humor no de chiste sino desde la empatía con alguna experiencia común o reconocible. 

Me interesa mucho también el diálogo entre el documental y la ficción, no solo desde lo formal sino de cómo esa relación nos permite explotar la condición humana. Cómo nuestra identidad, nuestras creencias y nuestra memoria pueden ser solo una suma de ficciones. 

El reto de rodar una comedia musical sobre la experiencia migratoria.

¿Nos recomendarías otras directoras latinoamericanas que te inspiren?

Las argentinas Lucrecia Martel y Albertina Carri me parecen muy inspiradora. Son bien distintas, pero creo que hay una libertad en sus trabajos que admiro mucho. 

Me interesan también las óperas primas de directoras latinas. Creo que hay un mundo ahí por descubrir. Muchas miradas femeninas potentes y diversas que abren formas muy nuevas de mirar lo que nos rodea. 

¿Nos puedes adelantar en qué estás trabajando ahora?

Ahora estoy trabajando en una nueva ficción que se llama “Morir de Pie” y que tiene como protagonista a una joven actriz que trabaja de paciente simulada en un hospital. Una mujer muy buena para interpretar emociones en su trabajo pero muy esquiva en vivir las suyas. Eso hasta que la vida de alguna manera le exige hacerse cargo de un padre que no conoce y que ha muerto en extrañas circunstancias. 

Es una película que está en etapa de desarrollo y que estoy escribiendo con la chilena Alejandra Moffat. Estamos todavía conociendo al personaje y disfrutando del proceso.