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Sound of Metal también se llevó el Oscar a Mejor montaje y fue la película más nominada. 
Sound of Metal también se llevó el Oscar a Mejor montaje y fue la película más nominada. 

México: Estruendo y silencio en los Oscars

No imaginen mal, esta es una historia de éxito en menos de lo que se tarda en escuchar el 4 '33’’ de John Cage.

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¿Ya saben que Nomadland, dirigida por la cineasta Chloé Zhao,  ganó a Mejor película en los Oscars? Y también, suponemos, que están aburridos ya de escuchar que Anthony Hopkins brilló como Mejor actor. 

Aunque todos, desde luego, amemos a Frances McDormand y creamos en que su estatuilla fue muy merecida, las expectativas siempre son nefastas y una edición que se prometía históricamente diversa resultó no serlo para nada.

Sin embargo, hubo más de una categoría en que el talento latino fue “sonoro”; especialmente en una película, Sound of Metal, cuyo equipo, compuesto por tres mexicanos y una venezolana, ganó el Oscar a Mejor sonido. 

Carolina Santana, Carlos Cortés (La Tempestad), Michelle Couttolenc (El Laberinto del Fauno, Luz Silenciosa, Güeros, La Jaula de Oro y Ya No Estoy Aquí) y Jaime Baksh (Abel y la Ley de Herodes) se lucieron en la alfombra roja al hacer lo que parecía imposible, convertir el sonido y el silencio en protagonistas de una cinta sorprendente que trata sobre un baterista de rock que pierde de forma progresiva la audición.

Los artistas sonoros, que habían trabajado en otras ocasiones con directores muy oscarizados, como el mexicano Guillermo del Toro, mezclaron y editaron la película Sound of Metal en dos estudios de México, Astro XL y Splendor Omnia, logrando simular tanto la sordera como el recuerdo que queda del sonido una vez se ha perdido el oído.

“La película trata sobre la aceptación”, dijo Jaime Baksh a El País. En tanto su compañero, Cortés, recordaba cómo el ponerse en el pellejo de una persona que se había quedado sorda le resultó abrumador. “Me genera un shock”, explicó.

Para Baksh, además, la clave del éxito fue editar y mezclar el sonido en México, ya que “en Estados Unidos un diseñador de sonido es alguien que hace ciertos sonidos especiales, combina varios diferentes hasta crear uno nuevo, y por eso, en cierto momento había hasta derechos de autor. Una película allá puede tener 10 diseñadores sonoros”, dijo. 

Sin embargo, más allá del río Bravo, el diseñador es el rey. O mejor dicho, un artista. Alguien, aseguran, capaz de evocar emociones estruendosas o calladas tan protagónicas como la imagen. 

Sound of Metal no sólo consiguió el Oscar a Mejor sonido sino también a Mejor montaje para Mikkel E. G. Nielsen, y fue la película más nominada de esta edición tras haber sido la absoluta triunfadora en los BAFTA.

Quizás no hayan sido los Oscars más diversos del mundo, pero para México el pasado domingo 25 de abril sí sonaron trompetas.

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