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Meryl Streep se caracteriza de secretaria panameña y la critican por ello. 
Meryl Streep se caracteriza de secretaria panameña y la critican por ello. 

La doble panameña de Meryl Streep: ¿En serio hay quien se ofende por eso?

La oscarizada actriz interpreta a tres personajes en ‘The Laundromat’, la última película de Steven Soderbergh sobre los Papeles de Panamá. Y hay quien dice…

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(Alerta: spoiler) Recuerdo haber estado en la Drama Book Store de Nueva York hará cosa de seis años y quedarme absolutamente sorprendida de la cantidad de CD’s con acentos de todo el mundo para que los actores pudieran encarnar papeles muy diferentes.

De hecho, el actor Latino Lin-Manuel Miranda es ahora uno de los propietarios de la centenaria librería.

Desde que la película “The Laundromat”, reciente éxito de Soderbergh sobre la trama de evasión de impuestos conocida como Papeles de Panamá, se presentó en la Mostra de Venecia, se han disparados las críticas contra el director y su actriz principal, Meryl Streep, por una de sus  interpretaciones como la secretaria panameña de la firma de abogados Mossack Fonseca, pieza central del escándalo.

Una segunda caza de brujas está pasando factura al mundo del arte, que debe ser libre y aportar otras perspectivas.

De hecho, Streep da vida a tres personajes...

El primero de ellos es Ellen Martin, una mujer de Michigan víctima de los Papeles de Panamá, que se ve obligada a perseguir a un testaferro de Jürgen Mossack y Ramón Fonseca, interpretados por Gary Oldman y Antonio Banderas.

El segundo -un obligado y sentido spoiler- es su interpretación de ella misma al final del filme, cuando descubre su verdadera identidad y se lanza a recitar el manifiesto de John Doe, el denunciante anónimo que filtró los documentos, mientras camina hacia el set de filmación quitándose el disfraz y clamando contra la evasión de impuestos.

Y el tercero –aunque por orden de aparición sea el segundo- es su polémico papel como secretaria panameña con un fuerte acento español y una nariz ancha, la piel oscurecida y tan transformada que no reparas en que es Meryl Streep hasta ese guiño final de su director, cuando se quita capa tras capa y se nos revela casi como la Estatua de la Libertad.

¿Una caza de brujas?

Hay quien se ha referido a su alteridad panameña como carente de sentido. Otros dicen que es una broma de mal gusto de Soderbergh y se aferran a las críticas que llevamos arrastrando sobre los actores que son obligados a oscurecer su piel para interpretar a personajes de otras razas y culturas en el cine.

Vivimos en un momento en que las libertades se estrechan. 

Por un lado, gobiernos como el de Trump arengan al odio racista y persiguen la diferencia..

Por el otro, el afán “buenista” y “políticamente correcto” de quienes queriendo defender los derechos civiles y la diversidad señalan y acusan, nos devuelve a la época del Mccarthismo. Una segunda caza de brujas que está pasando factura al mundo del arte, que debe ser libre y abrir ventanas a otras formas de comprender el mundo, colocarse en otras perspectivas.

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Más diversidad en el cine

Hace escasos días se presentó en el Festival Lumière de Lyion (Francia) un documental que denunciaba el “whitewashing” de Hollywood, al utilizar a actores caucásicos para dar vida a personajes asiáticos.

Es la extensión de lo que se ha dado en llamar “blackface” –una “yellowface”-, que no facilita la profesionalización de actores de otras razas en el cine, sino que además los caricaturiza. Y en eso estamos de acuerdo.

Los actores Latinos en las grandes producciones de cine y televisión norteamericana son menos de un 5%. También hemos escrito largo y tendido sobre los estereotipos que suelen representar: el “Narco”, el “jardinero”, la “profesora de salsa” pobre a la que el galán blanco y atractivo salva de su miseria, la ‘stripper’ que a duras penas habla inglés…

Deberíamos celebrar que una actriz como Streep se sumerja en una lengua y una cultura que no le son propias.

Disfrutamos de un gran elenco de actores de todas las nacionalidades y el cine debería contar historias diversas, al margen de los clichés, donde ellos y ellas encarnasen a todo tipo de personajes.

Y no me refiero solo al Latino que da vida a un Latino, sino al que puede interpretar a un oficinista de Milwaukee, que los hay; al propietario de un casino en Las Vegas; o a una madre de familia con raíces brasileñas cuyos hijos no hablan portugués, porque crecieron en los Estados Unidos y jamás tuvieron la necesidad.

No obstante, deberíamos celebrar que una actriz de larga trayectoria como Streep se sumerja en una lengua y una cultura que no le son propias, que pueda ser panameña, como ha sido tantas otras cosas, y no lo veamos como una invasión.

Si el cine sirve para algo que no sea la evasión es que más que ningún arte tiene la capacidad de crear empatía y acercarnos los unos a los otros en la paradoja del mundo digital, donde mientras más conectados estamos, más extraños somos. 

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