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Los universos, por muy alternativos que sean, se basan en una realidad tan tortuosa y maloliente como el alcantarillado del propio Gotham...
Los universos, por muy alternativos que sean, se basan en una realidad tan tortuosa y maloliente como el alcantarillado del propio Gotham...

Rosie Pérez, una latina Queer en Gotham City

La actriz puertorriqueña interpreta a la detective Renee Montoya en “Aves de Presa”, la cinta de superhéroes más diversa y feminista.

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No son las víctimas ni las novias de los supervillanos, ni mucho menos las novias de América. Son mujeres violentas que se arman y se unen para proteger sus traseros en Gotham, una ciudad que dista mucho de ser ideal.

Este es el contexto de “Aves de Presa”, la secuela de “Escuadrón Suicida” protagonizada por la antiheroína ‘punk’ Harley Quinn (Margot Robbie), despechada tras la ruptura con Joker y en el punto de mira de un aluvión de tipos malvados. Pero, ¿puede una loca de atar convertirse en el símbolo de la mujer furiosa, la mala feminista que combate la violencia con más violencia? 

La cineasta chino-estadounidense Cathy Yan ('Dead Pigs') ha creado en la última cinta de la franquicia de DC una bomba de relojería de feminismo interseccional que subvierte roles de género y raza, e incluso moralidad. Pues ni las buenas son tan buenas ni la justicia, como ya imaginan, es tan justa como debería… 

Precisamente fue eso lo que más atrajo a la nominada con un Oscar Rosie Pérez a interpretar el personaje de Renee Montoya, una detective de mediana edad, latina y lesbiana que está dispuesta a meterse la ley en el bolsillo para que los “malos” vayan a la cárcel y que, además, está harta de que se la menosprecie en el cuerpo de Policía por ser mujer. 

“A ella la han ignorado, subestimado y excluido, y sin embargo sigue levantándose todos los días a hacer su trabajo”, cuenta a Remezcla la actriz, y añade que pese a que algunos puedan juzgar a su personaje como “demasiado enfadada”, o incluso “una perra”, muchas mujeres se van a sentir identificadas, igual que le ocurrió a ella cuando ni bien empezó el rodaje se lesionó el menisco y, pese al dolor insoportable que sentía, se obcecó en seguir con la película. 

Su empecinamiento por que no la dejasen al margen le ayudó a comprender al personaje como nunca imaginó. El dolor, dice, se convirtió en su combustible dramático. 

“Estaba descubriendo lentamente quién era Renee Montoya y me decía: ‘Tengo que seguir apareciendo’. Todavía debo hacer esto…”.

No obstante, hubo algo más que a Rosie Pérez no se le pasó inadvertido; a la riqueza de su personaje había que sumarle la habilidad de la directora y los guionista para que ser lesbiana y latina no fueran rasgos definitorios de Montoya, sino meras características libres de clichés.

 "No me levanto todos los días y le grito al mundo: '¡Oye, soy puertorriqueña!'. Simplemente lo soy", dice. "Es genial cuando nuestra nacionalidad o etnia se celebra en el cine, pero somos seres humanos ante todo".

Para la actriz, lo más relevante de películas de superhéroes como “Aves de Presa” es que los personajes no se definen por las mismas luchas raciales o de género que afectan a nuestra realidad. 

“Este es un universo alternativo en el que simplemente estás. Imagina lo hermoso que sería en nuestro mundo de hoy si no tuviéramos que enarbolar la bandera, ni tuviéramos que luchar por nuestros derechos o exigir nuestro asiento en la mesa. Imagina si ese fuera el caso", señala.

Montoya, sin embargo, recibe las burlas de sus compañeros varones y sabe que nunca llegará a ser jefa por su condición de mujer. Rosie Perez, alter ego de esta detective “cabreada”, tampoco lo ha tenido nada fácil… Pero siempre ha valorado la dignidad y su responsabilidad como mujer y persona de color por encima de un suculento contrato.

“No es como si estuviera sentada en casa y nadie me llamara. Si pudiera contar las ofertas que recibo, ¡hasta el día de hoy! Debes decir 'no. No puedo hacerlas'. Prefiero decir 'no' y ser capaz de despertarme por la mañana y mirarme al espejo", explica.

Lo que muestra que los universos, por muy alternativos que sean, se basan en una realidad tan tortuosa y maloliente como el alcantarillado del propio Gotham, especialmente para las mujeres. Ante la indefensión, el miedo o el sometimiento, solo unos puños de hierro, mala leche y una tribu de iguales sirven para dejar a un lado las diferencias y enfrentar a un sistema que amenaza con dividirnos aún más.

Como diría Harley Quinn: “¡Los peludos están haciendo trampa!”. ¿Acaso no podemos volvernos tramposas también?