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“La película tiene el desafío de plantear un fenómeno social complejo y doloroso que tiene que ver con niños que están en las capas más bajas de la sociedad”, Fernando Guzzoni, director de ‘Blanquita’. Foto: Cortesía Quijote Films.
“La película tiene el desafío de plantear un fenómeno social complejo y doloroso que tiene que ver con niños que están en las capas más bajas de la sociedad”, Fernando Guzzoni, director de ‘Blanquita’. Foto: Cortesía Quijote Films.

El testimonio de ‘Blanquita’

Esta cinta, de Fernando Guzzoni e inspirada en un escándalo que sacudió a la clase política, es candidata de Chile a los Premios Óscar.

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Fiestas sexuales, una red de explotación infantil, hombres ricos y poderosos forman parte de un cocktail escandaloso que llega a los ojos de una residente de un hogar de acogida. Tiene tan solo 18 años y se llama Blanca. 

Entre silencios incómodos, un temor escalofriante y grupos que desconfían de su testimonio, se enfrenta a los dedos que la señalan y las voces que buscan en ella una respuesta.  Mientras sigue envuelta en grises, el caso alcanza notoriedad pública y mantiene en vilo a toda la sociedad chilena. 

Esta es la historia que relata la película ‘Blanquita’, dirigida por Fernando Guzzoni e inspirada en Gemita Bueno, una adolescente que en 2003 denunció haber sido secuestrada en la casa del empresario Claudio Spiniak y haber sufrido abusos por parte del entonces senador Jovino Novoa. 

El caso Spiniak, como se lo conoce en Chile, sacudió a la clase política durante meses. Sin embargo, tras un año de litigios judiciales, la única testigo cerró el capítulo con una frase demoledora: ‘Todo es mentira’. 

UNA ESPINA EN LA MEMORIA SOCIAL 

Casi dos décadas después de que Spiniak se sentara en el banquillo, Guzzoni recurrió a los hechos protagonizados por Gemita Bueno para apelar a la memoria social de su país. “Pese a haber ocurrido hace tiempo, ese caso hablaba de una impugnación al poder de parte de sujetos que no pertenecían a la élite. Por eso me parecía importante llevar el caso a un aspecto más contemporáneo, cruzarlo con discusiones vigentes y dar cuenta de que el poder y su construcción no han cambiado”, dijo el cineasta en conversación con AL DÍA. 

Con ‘Blanquita’, protagonizada por Laura López Campbell y Alejandro Goic, el director también quiso “tensionar la idea de la configuración del poder y cómo este y otras instituciones como la justicia, la prensa, la iglesia, y la política, construyen históricamente sujetos de primera y de segunda categoría”. 

Incómodo, tenso, e inquietante, el thriller de Guzzoni fue tajante al no plantear una idea victimista de los personajes sino, como él mismo lo dice, convertirlos en sujetos con deseo y objetivos. “Eso fue interesante en este caso, porque sentía que había una heroína de doble moral por decirlo de alguna manera. Me parecía una manera de impugnar al poder desde la mentira, o desde una verdad parcial más bien”, señaló. 

UN GUION DE ORO

Al exponer un fenómeno social complejo y doloroso que tiene que ver con niños en situación vulnerable,  ‘Blanquita’ logró convertirse en un relato genuino que combina una equilibrada dosis de ficción con una fresca mirada histórica. Y de esta manera llama a reflexionar sobre cómo la impunidad y la inequidad siguen afligiendo a la sociedad chilena. 

La historia, construida gracias a un año y medio de investigaciones y entrevistas, permitió que la producción chileno-mexicana-luxemburguesa-francesa ganara el premio al Mejor Guion en la sección Horizontes del Festival Internacional de Cine de Venecia este año. 

LA CANDIDATA DE CHILE A LOS ÓSCAR

Con ‘Blanquita’, Fernando Guzzoni se posiciona y no busca ser conservador. Ese es quizás uno de los tantos aciertos que llevó a su cinta a ser la elegida para representar a Chile en su carrera a los Premios Óscar. 

El cineasta no solo espera que su película avance hacia la estatuilla a Mejor Película Internacional, sino que llegue pronto a más pantallas de Latinoamérica, Estados Unidos y Europa gracias a festivales y plataformas de streaming.