“Soy joven, soy diverso y soy ‘latinobama’. Ahí dejo el hashtag”, con este desternillante discurso interpretaba el creador de Hamilton al candidato socialdemócrata Latinx en el último episodio de SNL.

Miranda hacía un cameo de Julián Castro en un sketch donde parodiaba el Town Hall de CNN sobre cuestiones LGTBQ, “Igualdad en América”.

Y, como no podía ser de otra manera, el público cayó rendido a sus pies.

“Como demócrata, quiero disculparme por no ser gay –declaraba el Castro de Miranda-, pero prometo hacerlo mejor en el futuro”.

El comedy show más legendario de la televisión fue duramente criticado en redes sociales hace un par de semanas por la exclusión del candidato Latinx de uno de sus skecthes, donde parodiaban un debate electoral.

“¿Es que no han podido encontrar a ningún actor Latinx que interprete a @Julian Castro?”, se preguntaba la secretaria de prensa del candidato, Sawyer Hackett en un tuit.

Tras las críticas recibidas, el padre de Miranda se puso en contacto con la directora de compaña del presidenciable, Natalie Montelongo, para prometerle que su hijo daría vida a Castro.

Y este se lo tomó con tanto humor, que le devolvió la pelota en las redes haciendo referencia al famoso Rap de “Hamilton”:

“Hey yo, soy como mi país. Soy joven, estoy pelado y hambriento, y no estoy tirándome el rollo”, tuiteó.

Saturday Night Live, que este año cumple 45 años en antena, ya tiene una larga experiencia en salir airoso de las meteduras de pata.

Cuando el pasado año recibió un buen rapapolvo por los comentarios del humorista Pete Davidson al congresista Dan Crenshaw, que había perdido un ojo en Afganistán, el programa respondió dándole al republicano el turno de réplica.

Davidson le dio algunas de sus fotos y dejó que se burlase de ellas:

“Este es Pete Davidson. Es como si la metanfetamina de Breaking Bad fuese una persona”, dijo el veterano.

Y en 1992, cuando la cantante Sinead O’Connor, invitada al programa, hizo añicos una fotografía del Juan Pablo II delante de las cámaras, SNL volvió a salir del entuerto con un extraordinario monólogo de Joe Pesci pidiendo disculpas y mostrando la imagen del Papa pegada con celo.

Si algunas promesas electorales parecen chistes malos, no hay duda de que detrás de toda broma, ya lo decía Freud, siempre hay una gran verdad.