De Children of God a Joker: La terrorífica secta sexual cristiana a la que perteneció el actor Joaquim Phoenix en Venezuela
Su familia vivió en una comuna neo-hippie en Caracas que promovía la pederastia y la prostitución para acercarse a Dios. Y su vida se convirtió en un infierno…
Si la infancia de Joker ya fue terrible, la del actor que lo encarna de forma soberbia en la reciente estrenada película no se queda corta. En 1977, cuando Phoenix todavía no tenía 3 años, sus padres se unieron a Children of God, un escandaloso culto cristiano liderado por el predicador David Berg que promovía el sexo como la vía más directa a Dios.
Lo que podría haber sido una práctica hippie más de las tantas que se daban en los años 60 se convirtió en una verdadera pesadilla con multitud de antiguos adeptos reportando abusos sexuales infantiles y mujeres obligadas a practicar la prostitución. Los Bottom -todavía no habían cambiado su apellido a Phoenix- y sus cinco hijos sufrieron similares vejaciones.
Ocurrió en Caracas (Venezuela), durante el tiempo en que se mudaron a una comuna para llevar la palabra de Dios, o mejor dicho la de Berg, a tierras latinoamericanas.
“Recibieron una carta o algún tipo de sugerencia y dijeron 'a la mierda, nos vamos para allá -explicó Phoenix en una entrevista concedida a Vanity Fair-. Creo que eran idealistas y pensaban que formaban parte de un grupo que compartía sus valores; probablemente lo que buscaban era seguridad y familia”.
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Los padres del actor, que llegaron a ser nombrados “arzobispos” de Venezuela y Trinidad, tardaron algún tiempo en darse cuenta de que las prácticas de Children of God eran todo menos beatíficas.
Para entonces, el hermano de Joaquin, River,ya había sido iniciado en el “contacto divino: Tenía solo 4 años cuando perdió la virginidad. Mucho tiempo después, en 1993, fallecería a causa de una sobredosis de droga.
Abrumados por las estrategias de Children of God para conseguir nuevos adeptos a través de la prostitución, los Bottom decidieron abandonar la secta y se instalaron en el estado Guaira -anteriormente Vargas-, tratando de sobrevivir rodeados de miseria.
Finalmente, consiguieron embarcarse en un buque de juguetes con destino a Miami. Su odisea culminó con una nueva vida en Florida, donde cambiaron a su apellido a Phoenix como símbolo de su resurgir de las cenizas.
Los actores, como cualquier artista, alimentan a sus personajes y obras de sus propias experiencias vitales. Es un proceso alquímico -convertir la mierda en oro puro-, y no hay duda de que la maestría actoral de Joaquin Phoenix no solo está hecha de talento, sino de traumas que ni el tiempo ni una buena película borran.
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