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En general adolece de la falta de liderazgo ejecutivo latino más que evidente y para el que no eran necesarias auditorias. FOTOGRAFÍA: Netflix
En general, la plataforma adolece de la falta de liderazgo ejecutivo latino más que evidente y para el que no eran necesarias auditorias. FOTOGRAFÍA: Netflix

No hacía falta una auditoría para deducir las ausencias en Netflix

El gigante del streaming publica una auditoría interna en la que señalan las ausencias y falta de diversidad de latinos en todas las facetas, desde actores…

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El gigante del streaming publicaba una auditoría interna de la que daba eco la CNN en la que señalan la desproporción y ausencia de diversidad de la propia compañía, entre ellas la de los latinos.

La investigación fue realizada por el equipo de Inclusión Annenberg de la USC a partir de 126 películas propias y 180 series desde enero de 2018 hasta finales de 2019.

Si bien es cierto que la mencionada tendencia ha cambiado mucho en los últimos dos años, que son bastantes los lanzamientos pensados ahora para el público mexicano, y que realmente la cadena asumiera cierto reflejo de Black Lives Matter, también es igualmente cierto que no puede dejar de sentirse la noticia como cierto anuncio o publicidad.

La trampa tiene una doble cara. Por un lado establecer un canon para la narrativa basado en una correlación entre demografía y personajes de ficción. Objetivo prácticamente platónico porque mientras los latinos representan el 18% de la población estadounidense estos no llegan al 4’5% de los actores, la mayoría en papeles secundarios.

Pero es que las cifras de latinos en otros puestos de la cadena son todavía inferiores entre guionistas, directores y productores.

Es una carrera de ratas luchar por más personajes de ficción mientras no cambien los puestos reales que emanan poder y capital cultural, un uroboros paradójico de lucha publicitaria por la representación para, tal vez, parecer el más diverso de los canales en un momento en que las plataformas de streaming luchan por ampliar sus mercados.

Por el otro lado interviene el llamado colonialismo electrónico y es que no pueden evitarlo.

Su nueva técnica basada en la compra de productos exitosos de algunos de los países latinos para emitirlos desde su plataforma, aunque aumenten la visibilidad, mata lentamente la estructura financiera independiente de los países a los que conquista.

En los porcentajes puede verse que sí alcanzan la autoimpuesta correlación demográfica-ficticia con la población afroamericana que representa el 22’7% de su elenco frente a un 13% poblacional. Así funciona también con los asiáticos que son un 6% de los ciudadanos y un 7% del elenco. En el caso de las mujeres se establecen las mismas cifras alrededor del 52%.

Es sumamente positivo que sigan ahora luchando tanto por la inclusión latina como la LGTBIQ+ pero no quita que este tipo de estudios funcionen como publicidad en tiempos de expansión y que funcionen como pantalla de problemas estructurales más profundos que no se arreglaran con más actores y tiene que ver con el nuevo escenario que deja la televisión bajo demanda.

Mientras Netflix sigue triunfando en las denominadas guerras de las plataformas de streaming, la propia noticia advertía que no se ha suficiente luz verde a programas dirigidos por latinos y en general adolece de la falta de liderazgo ejecutivo latino más que evidente y para el que no eran necesarias auditorias.