El Tren de Felipe II inicia su recorrido en la estación de tren Principe Pío en plena capital española. Tiene una locomotora de 1960 y cuatro coches de viajeros de 1940; pese a su antigüedad, la restauración de la máquina permite que pueda viajar incluso hasta 100 kilómetros por hora.

Después de abandonar Principe Pío, el Tren de Felipe II sigue su recorrido por la Sierra de Guadarrama y después de 50 minutos de viaje llega a la estación de tren de San Lorenzo de El Escorial. 

Esta ciudad alberga al Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, que incluye un palacio real, un panteón, una basílica, una biblioteca, un monasterio y un colegio. Este extraordinario Patrimonio Nacional, construido en el siglo XVI entre 1563 y 1584, atrae cada año a miles de turistas locales y extranjeros que disfrutan de la oferta cultural, artística y gastronómica de la zona caracterizada por su entorno natural. 

Los visitantes también podrán descubrir la Casita del Príncipe, la Casita de los Infantes o el Coliseo Carlos III, y pasear por el pintoresco pueblo que preserva su riqueza arquitectónica de época. 

Las entradas para el tren de Felipe II están disponibles en esta página web a partir de 20 euros. Hay diferentes tipos de experiencias que incluyen incluso las entradas para el Real Monasterio más visitas guiadas. También existe la posibilidad de alquilar vagones del tren o incluso  todo el tren para eventos familiares o de empresas. 

SOBRE FELIPE II

El viaje turístico histórico debe su nombre a Felipe II, llamado «El Prudente», quien fue rey de España, de Nápoles y Sicilia, de Portugal y los Algarves, y de Inglaterra e Irlanda iure uxoris. Es considerado uno de los monarcas más importantes de la historia. 

Fue hijo y heredero de Carlos I de España e Isabel de Portugal, hermano de María de Austria y Juana de Austria, nieto por vía paterna de Juana I de Castilla y Felipe I «El Hermoso», y de Manuel I de Portugal y María de Aragón por vía materna. 

La historia cuenta que Felipe II modernizó el primer imperio de carácter mundial, en el que “nunca se ponía el Sol”, que integraba territorios de todos los continentes, lo que le supuso numerosos conflictos con varias potencias internacionales.

En 1561, Felipe II trasladó la capital de España a Madrid y en 1563 inició las obras de construcción del Monasterio de El Escorial, donde murió el 13 de septiembre de 1598 a los 71 años.