¿Por qué el alcatraz es el animal insignia de Cartagena?
El alcatraz es una de las aves que más se pueden encontrar en Cartagena de Indias, por lo que se le ha hecho un poema y tienen su propia escultura en el malecón
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En las cercanías del Centro Histórico de Cartagena de Indias se encuentra un monumento a los Alcatraces de Cartagena, una escultura elaborada por Eladio Gil Zambrana e instaurado en 1974, es en honor a Daniel Lemaitre Tono de parte del Movimiento cívico Hechos y No Palabras.
Los Alcatraces fueron escogidos como figura representativa del monumento debido al poema “El Alcatraz” de autoría de Daniel Lemaitre, el cual fue inspirado en estas aves representativas de la ciudad que se pueden encontrar cerca de las costas.
El poema de Lemaitre está escrito en una placa ubicada en uno de los lados del pedestal de esta obra de arte ubicada sobre la Avenida Santander, la cual recibe a cientos de turistas que llegan a la ciudad y reciben una primera impresión del Mar Caribe junto a los alcatraces sumergiéndose en sus aguas.
La obra
El monumento del maestro Eladio representa a un grupo de alcatraces volando en bandada, entrelazándose unos con otros. Algunos de ellos se encuentran con el pico elevado hacia el cielo y las alas extendidas, mientras que otros tienen el pico hacia delante y sus alas hacia atrás.
La obra se posa sobre un pedestal rectangular alto e inclinado hacia un lado en piedra coralina.
En una de sus caras se localiza una placa con la siguiente inscripción: “Monumento a los alcatraces. Homenaje del movimiento cívico Hechos y No Palabras a Daniel Lemaitre. Escultor: Eladio Gil Zambrano”.
Eladio Gil Zambrano es recordado por la ciudad como extranjero radicado en el país, al que la ciudad de Cartagena le debe el que haya participado en la formación de artistas de las nuevas generaciones que hoy representan la plástica de la ciudad.
El poema de Daniel Lemaitre
El Alcatraz
Llega cuando el invierno empaña el día
y, heraldo de la recia tribunada,
bate por la quietud de la ensenada
el remo gris de su melancolía...
De pronto corta el vuelo; se diría
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que lo ha herido la muerte a la pasada,
y cae como cosa abandonada
y rompe el vidrio azul de la bahía.
Certero, al deglutir, del pico enorme
sale un reflejo de metal pulido:
¡es el trágico fin de un pez que albea!
Después, viejo filósofo conforme,
como si nada hubiera sucedido,
se deja columpiar por la marea...
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