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La Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN, es la alianza militar internacional más importante en la historia contemporánea del mundo. El presidente estadounidense ha hecho de la suyas en la última cumbre, poniendo en riesgo la estabilidad de Occidente.
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5 cosas que deberías saber sobre lo sucedido en la OTAN

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Después de que la peor faceta de la humanidad se viera exacerbada durante la Segunda Guerra Mundial, la estabilidad de las relaciones internacionales se volvió una prioridad para los gobiernos occidentales. Al punto de que cualquier amenaza a los pactos creados a partir de 1949 pone en alerta a medio globo y reaviva los fantasmas de la peor violencia de la que el ser humano es capaz.

Es por ello que el comportamiento del presidente Donald Trump durante la última convención de la OTAN ha angustiado a la comunidad internacional entera, que lo cataloga de “emergencia” y “crisis”. Durante esta semana, los 28 países pertenecientes a la organización se reunieron en su sede principal en Bruselas para discutir situaciones como la de Afganistán, y reafirmar su compromiso, cohesionado por la protección de la paz internacional y la preeminencia de los valores democráticos.

De forma simultánea, y con un ánimo antagónico, el presidente de Estados Unidos iniciaba una campaña interna de amenazas contra sus aliados, reclamando la igualdad de participación económica, y advirtiendo que si países como Alemania no aumentaban su gasto en defensa, él “haría las cosas por su cuenta”, separado de la OTAN.

Estas son las 5 claves para entender lo sucedido:

1.     Una Organización “política”

Teóricamente, la OTAN se diseñó en 1949 para “garantizar la seguridad de los estados de Europa Occidental” frente a la Unión Soviética, contando con la asesoría y el apoyo de Estados Unidos. Para algunos, como el presidente Charles De Gaulle en Francia, el pacto parecía más una monopolización de las estrategias militares internacionales por parte de Estados Unidos y el Reino Unido. Pero tras la desintegración de la Unión Soviética y la rescisión de la amenaza rusa, la organización se enfocó en resolver asuntos de primera necesidad para miembros como Estados Unidos, para casos como la invasión de Afganistán y, en menor medida, la guerra en Irak, pasando por alto problemas actuales como el conflicto en Siria.

2.     ¿Quién paga la cuenta?

El compromiso de los países miembros es el de invertir un porcentaje del PIB en defensa nacional, que equivaldría a colaborar con la defensa de todos los países miembros. Desde los inicios de su administración, el presidente Trump se ha quejado de que “Estados Unidos paga al menos el 90% de la OTAN”, catalogando la circunstancia de “injusta”. Sin embargo, de acuerdo con el informe presupuestario de la organización, el gasto de Estados Unidos es de un 72% o 686 mil millones de dólares, según explicó Politifact.

3.     No todo el dinero va al mismo saco

Según este mismo medio, “este desembolso no representa el dinero gastado en nombre de la OTAN ni para la OTAN. Son los presupuestos de defensa totales de los miembros de la organización”. Si bien es cierto que el gasto de Estados Unidos es considerablemente mayor, su inversión en defensa no es sólo para sus intereses en el territorio europeo, sino para “misiones de defensa global”, como explicó el profesor emérito de la Escuela de Servicio Internacional de la Universidad Americana, Gordon Adams. Sin embargo, el presidente Trump ha insistido en que la participación establecida por la organización (con la que cada miembro debe contribuir de acuerdo con su PIB), pone a Estados Unidos en desventaja, pues, como consecuencia, participaría con un 22% del total (unos 550 millones de dólares). Pero si consideramos que la participación total de Europa es de 1.8 mil millones, las aseveraciones del presidente estadounidense no hacen sino dejarlo en ridículo.

4.     Un criticismo paradójico

Muchos países han criticado a la OTAN argumentando que “ha sido utilizada para apoyar guerras dirigidas por Estados Unidos en vez de proteger las fronteras europeas de la amenaza rusa”, como explicó el ex secretario de defensa alemán Willy Wimmer al Express. “Si la OTAN sigue con estas políticas, perderá todo el apoyo que tuvo en el pasado”. Sin embargo, el presidente Trump ha planteado la circunstancia como si se tratara de una colaboración del país sin retribución alguna.

5.     ¿Una amenaza para la paz?

Para Laura Rosenberger, directora de la Alliance for Securing Democracy y asociada principal en el German Marshall Fund, “el comportamiento de Trump en la OTAN es el último en un patrón en el cual el presidente fabrica crisis para realizar sus propios propósitos políticos”. En el caso de sus ataques contra las alianzas históricas del país, Rosenberger intuye que “su estrategia no sólo consiste en aislar a Estados Unidos, sino eliminar el mismísimo poder que ha facilitado nuestra paz, prosperidad y seguridad durante décadas”, es decir, crear un estado de perenne de caos con Europa, que facilitaría el avance político de aliados disimulados del gobierno de Estados Unidos, como Rusia.