Cuando la Fifa decidió otorgarle la sede de la Copa Mundial a Qatar nadie se sorprendió, en especial por todas las sospechas de corrupción que rodearon la elección y que, aunque varias pasaron de ser solo suspicacias, nada parece poder impedir la realización del primer Mundial en el Medio Oriente. 

En el 2018, The Sunday Times sostuvo haber visto documentos filtrados que probarían que el comité qatarí contrató a exagentes de la CIA y a una compañía de relaciones públicas de EE. UU. para desprestigiar a los otros postulados a ser sede de la Copa del Mundo, importantes países como Australia, Corea del Sur, Estados Unidos y Japón. 

Por medio de un comunicado, La Fifa indicó que “una minuciosa investigación fue conducida por Michael García, fiscal de EE. UU., y sus conclusiones están disponibles”, haciendo referencia a la investigación que se hizo antes de las revelaciones de la publicación británica. 

A un año del comienzo del evento por selecciones más importante del mundo, la información sobre los equipos que ya se han clasificado y todo lo relativo a la parte deportiva ha pasado a un segundo plano. Y es que las críticas de hinchas, activistas y organizaciones como Amnistía Internacional no cesan, y continúan señalando las graves irregularidades que siguen rodeando la organización del Mundial. 

Desde distintos sectores se ha venido denunciando la ausencia de derechos para los trabajadores, procedentes de países como India, Nepal y Bangladesh, quienes además de tener que someterse a condiciones inhumanas en la realización de sus labores, son también obligados a vivir de manera indigna en campamentos con altas. condiciones de insalubridad.

Por su parte, el director gerente de la Copa del Mundo, Nasser al-Khater, señaló que Qatar ha hecho reformas de legislación laboral desde hace varios años, subrayando una “velocidad sin precedentes”

De acuerdo con la organización de derechos humanos Amnistía Internacional, se ha podido conocer que miles de obreros han muerto por condiciones extremas de calor y de trabajo en la construcción de los escenarios para la Copa del Mundo, lo cual habría sido ocultado por el gobierno al no realizar las autopsias correspondientes. 

Lea aquí el informe completo.

El último episodio se presentó este 23 de noviembre cuando las fuerzas de seguridad de Qatar detuvieron a dos periodistas noruegos durante 30 horas y borraron los videos que grabaron en un campamento de trabajadores migrantes. Los comunicadores, que fueron acusados de “ingresar a una propiedad privada y filmar sin permiso”, fueron liberados y viajaron de regreso a Noruega, donde su primer ministro calificó el suceso como inaceptable. 

En marzo de este año, jugadores de las selecciones de Alemania, Noruega y Holanda usaron camisetas que exigían el respeto de los derechos humanos en Qatar, algo que no ha sido respaldado por los gobiernos y las federaciones de fútbol, quienes prefieren concentrar la atención en lo deportivo y dejar a un lado cualquier declaración que pueda resultar polémica y poner en riesgo la realización del Mundial.