Hoy hace exactamente 139 años - es decir, el 24 de mayo de 1879 - nacía Harry Burnett Reese, creador de las famosas chocolatinas Reese’s Peanut Butter Cups.

H.B. Reese, nacido en Frosty Hill, PA,  fue un hombre hecho a sí mismo, que después de varios trabajos, desde pescador a obrero de fábrica, terminó trabajando en una de las granjas de vacas que proveían de leche a Hershey’s,  la famosa de chocolates de Pensilvania. Cuando la granja cerró, en 1919, Reese se vio obligado a buscar un nuevo empleo para mantener a su esposa y a sus 16 hijos, así que - inspirado por el éxito de los bombones Hershey’s - decidió crear su propia empresa de dulces y chocolatinas en su casa de Hummelstown, PA. Sus primeras creaciones eran unas chocolatinas cubiertas de almendra y pasas, pero no tuvieron éxito y la empresa cerró.

La familia volvió a mudarse a Hershey, y un poco más adelante, H.B. Reese encontró un empleo en la sección de reparto de la fábrica de chocolates Hershey’s. En sus ratos libres continuaba creando bombones en el sótano de su casa para tratar de ayudar a la economía familiar. Estaba convencido de que si Hershey's podía tener tanto éxito de ventas, él también conseguiría dar con alguna golosina exitosa. A cada una de sus chocolatinas que creaba en su sótano, el emprendedor le daba el nombre de alguno de sus hijos. La “Lizzie Bar”, por ejemplo, una barrita de chocolate cubierta de caramelo y coco, debía el nombre a su hija mayor, Mary Elizabeth. La chocolatina que le siguió, la “Johnny Bar”, era en honor a su hijo John.

No fue hasta 1928, después de muchas pruebas, que el emprendedor de Pensilvania dio con la golosina que le daría el éxito: una combinación de chocolate y mantequilla de cacahuete, servida en forma de tacitas, o “penny cups”, pues al principio costaban solo eso, 1 penny, según explican en el archivo de Hershey’s, actual propietaria de las famosas Reese's Peanut Butter Cups. El éxito de su chocolatina le obligaron a trasladarse a una fábrica más grande, pero el emprendedor fue fiel a su motivo de inspiración: sus 16 hijos, que en más de una ocasión fueron motivo de campañas publicitarias. En 1928 precisamente, usó una foto de sus 16 niños para hacer un anuncio en el que se leía: “16 buenas razones para comprar Reese’s”.

H.B. Reese murió en 1956. Siete años después, Hershey compró su empresa por 23,5 millones de dólares y la famosa chocolatina se convirtió en un producto estrella de ventas.

En 1982, la empresa lanzó la versión en miniatura - Reese’s Pieces - que aparecieron en la película E.T, de Steven Spielberg.

Hoy en día esta chocolatina está disponible en muchos países del mundo y lo disfrutan millones de personas cada año. A pesar de sus humildes comienzos en el sótano de un emprendedor decidido,  que solo buscaba una manera de mantener a su enorme familia, ahora es un caramelo extremadamente popular, entre los diez mejores dulces de chocolate favoritos en los EE. UU.

Si quiere saber más sobre la historia de las Reese’s Butter Cups, puede hacerse con un ejemplar del libro que publicó hace diez años el nieto del fundador de H.B. Reese. Bajo el título REESE'S Peanut Butter Cups: The Untold Story, se trata de una compilación detallada de la vida y milagros de este empresario del chocolate.

Y para los más nostálgicos... se acuerdan del logo “Two great tastes that taste great together” (Dos sabores fantásticos que juntos saben fantásticamente” que hizo furor en los 80?: