Adiós al primer mexicano-estadounidense reconocido como superviviente del Holocausto
El tiempo pasa y cada vez son menos los supervivientes del Holocausto cometido por los nazis durante la segunda Guerra Mundial. Con la muerte de un superviviente, desaparece un testimonio de uno de los episodios más horrorosos de la historia moderna.
Afortunadamente, antes de morir, el médico mexicano-estadounidense Anthony Acevedo dejó un diario personal relatando en primera persona lo que vivió y sufrió al ser hecho prisionero en el campo de concentración de Berga, Alemania, un subcampo de trabajos forzados del campo de concentración de Buchenwald, en 1945. Acevedo, el primer mexicano-americano registrado en la base de datos del Museo de Víctimas y Supervivientes del Holocausto de EE.UU, según the NY Times, falleció el pasado febrero en su casa de California. Tenía 93 años y sufría dl corazón.
Llama la atención que uno de los últimos supervivientes al horror nazi fuera un hijo de inmigrantes mexicanos sin papeles.
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Anthony Acevedo nació en San Bernardino, California, el 31 de julio de 1924 de padres mexicanos indocumentados. El padre era ingeniero y madre ama de casa. La joven familia se mudó a la cercana Pasadena, donde Acevedo asistió a escuelas segregadas con negros, asiáticos y otros latinos, reportó CNN. En 1937, con 13 años, sus padres fueron deportados por falta de papeles y él y el resto de sus hermanos se mudaron a Durango, México. Sin embargo, el padre de Anthony-según the NY Times- era abusivo con sus hijos, por lo que Anthony aceptó sin mucho rechistar la popuesta de reclutamiento del ejército estadounidense para huir del hogar paterno.
Acevedo recibió formación médica en Illinois antes de viajar a Europa con el ejército estadounidense y servir como médico en la lucha contra los nazis. El 6 de enero de 1945 la unidad con la que viajaba fue capurda por las tropas alemanas en la conocida Batalla de las Ardennes. “Nos obligaron a sacarnos las botas y caminar descalzos por la nieve durante una milla, hasta llegar a los camiones”, dijo al Museo. De allí fue trasladado en un tren hasta al campo de trabajos forzados de Berga – cerca del campo de exterminio e Buchenwald - en condiciones infrahumanas junto a un grupo de 350 soldados estadounidenses, judíos e "indeseables", reportó CNN.
Según la entrevista publicada en CNN en 2008, en Berga los presos estadounidenses fueron forzados a trabajar 12 horas al día, cavando túneles para una sofisticada fábrica de cohetes V-2. Muchos prisioneros eran ejecutados con un tiro en la cabeza. Los nazis obligaron a Acevedo a llenar los agujeros en las cabezas de sus compañeros soldados con cera para encubrir los asesinatos.
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