Murales urbanos para salvar el campo
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Filadelfia es conocida alrededor del mundo por su arte mural. Desde hace dos años, un pequeño municipio rural a dos horas en auto de Barcelona, España, ha decidido apostar por esta forma de arte, normalmente cargada de connotaciones políticas y sociales, para decorar los muros y paredes de sus calles y frenar así su progresiva despoblación.
La aldea en cuestión se llama Penelles, un puñado de casas rodeado de campos de manzanos y melocotoneros, de unos 500 habitantes. Desde su primera edición, en 2016, el festival, llamado GarGar, se ha convertido en todo un referente en Streetart, y está abierto a pintores y muralistas de todo el mundo, los de Filadelfia incluidos. La única condición que ponen los organizadores es que la temática debe estar inspirada en motivos rurales: agricultura, fauna, flora… “Les encomendamos que no toquen temáticas políticas ni religiosas y que, a cambio, se centren en nuestra realidad”, explicó el alcalde del pueblo, Eli Bergós, durante la inauguración de la segunda edición del festival, en mayo 2017.
Este año, el festival tendrá lugar del 4 al 7 de mayo de 2018, y el plazo de las inscripciones finaliza el 18 de febrero. ¿Algún muralista filadelfiano interesado?
No es lo mismo un mural en la concurrida Filadelfia que en un pueblo rural del campo catalán, pero la proyección es lo que importa.
En la edición de 2017 participaron grafiteros venidos de Francia, Inglaterra, Alemania o Portugal como Draw&Contra, Sebastien Waknine o Ryan Smeeton, entre otros. Eso permite al festival convertirse en un centro de networking y contactos para este tipo de artistas.
“Con este proyecto buscamos dar vida a un pueblo pequeño que no es turístico”, explicó a La Vanguardia el entonces Bergós.
Penelles no es el único pueblo de España en usar el arte grafitero para reavivar un municipio en riesgo de abandono. Cheste, en Valencia, tiene el festival Graffitea. En Fresnedillas de la Oliva, un pueblo de 1.500 habitantes cerca de Madrid, han apostado por revalorar sus casas abandonadas con pinturas que recrean historias del pueblo, según explica La Vanguardia.
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Más al norte, en Galicia, el artista Joseba Muruzábal ha convertido a las abuelas gallegas en superheroínas de 15 metros. El artista ha cubierto con murales enormes de abuelas con superpoderes, en homenaje a las mujeres del rural gallego que han dedicado su vida a trabajar en el campo, explica el diario El Confidencial.
Es probable que los murales rurales no lleguen a estar nunca de moda en la concurrida capital de Pensilvania, pero con la victoria de los Eagles en la Super Bowl, puede que empiece la temporada de los murales con motivos deportivos.
La revista Curbed pone como ejemplo el mural realizado por la artista Meg Saligman en el lateral de su estudio, en el 829 de Bainbridge Street (South Philly) en la que se ve a un águila arañando a un pequeño Tom Brady. El mural, apodado "Bird Feed" (Alimentar a los pájaros).
Saligman pintó el mural unos días antes de la Super Bowl, sin intención de que fuera un mural permanente, pero viendo el éxito instantáneo que ha obtenido tras la histórica victoria los Eagles de Filadelfia en la Super Bowl, ha tenido una idea:
Según reporta BillyPenn, Saligman planea ahora crear una versión más grande (5 pisos de altura) – y permanente – de su mural, y ha lanzado una campaña de crowdfunding en Indigogo para conseguirlo. El objetivo es recaudar 60,000 dólares. "Cuánto más recaudemos, más grande será el pájaro", escribe Saligman.
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